Nueva carta al jefe del Seniat
Muy despreocupado señor: ya casi se cumplen diez años de haberle enviado yo una carta a uno de sus antecesores, de apellido Prieto, ¡y nada que ustedes actúan!, ni para contestar mi requerimiento (cosa obligada, según la Ley de Procedimientos Administrativos) ni para corregir los hechos denunciados, que no son poca cosa porque los errores todavía persistentes siguen haciéndonos quedar muy mal ante muchas personas –no solo a ustedes los del régimen que no termina de morirse, sino a todos los venezolanos, que pasamos vergüenzas por las autoridades que tenemos, déspotas, poco ilustradas, ineptas y ladronazas.
Lo que quiero es que haga lo mismo que yo (y que fue lo que solicité hace diez años): tome una forma C-82 del organismo que usted debiera controlar –la forma que debe ser llenada por todas las personas que ingresan a Venezuela a través de una aduana– y revísela con ojo crítico. Yo reconozco que la forma actual tiene menos yerros que la que estuvo vigente hasta hace tres años, pero no por eso dejo de encontrarle tachas a la actual- Desde el mero comienzo, por el lenguaje usado, tanto en español como en inglés. Comencemos por el nombre oficial: “Registro y declaración de Aduanas para equipaje”. Ese nombre es un galimatías; uno no registra ni declara la aduana para el equipaje, sino todo lo contrario: uno declara su equipaje ante las autoridades aduaneras. Ordene que le pongan, como debe ser, “Declaración de equipaje para la Aduana”.
Al comienzo se explica que hay que llenar una sola forma cuando se viaja con “cónyuge, ascendentes y descendentes directos”. Primero, lo de las íes que no aparecen; esto, pase porque es correcto en nuestro idioma, pero en las leyes venezolanas, desde muy antiguo se escribe “ascendientes” y “descendientes”, con esas íes en la tercera sílaba. ¿Será que cuesta mucho mantener la concordancia con nuestra costumbre legal? Segundo: lo de “directos”. Está de más. No importa lo que le digan sus abogados. Legalmente, sólo se es ascendiente, o descendiente en la rama directa. Otra cosa sería si se estuvieran refiriendo al “parentesco”. El suegro de uno, por más que uno lo quiera, no es ascendiente. Sí lo es del cónyuge o de la conyuga (para ponerlo en maduariano a fin de que se le facilite la comprensión). Una cosa más en el mismo párrafo: al pasajero que llena la forma y que entiende el español le dan la posibilidad de que llene una sola por toda la familia que viaja con él, o que varios de ellos llenen cada quien la suya; el optativo “podrá” así lo autoriza. Por el contrario, quien la llena en inglés debe entregar una sola; el “complete one form per family” así lo obliga. ¿Por qué esa discriminación contra el visitante?
Más abajo, cuando preguntan en inglés si se trae efectivo, cheques u órdenes monetarias por más de diez mil dólares, ponen “his equivalent”. ¡No, vale, no! El “his” es un adjetivo de uso privativo para personas masculinas, no de cosas, sin importar el género. Lo correcto sería “their”; aunque también sería aceptable poner “it”. Pero “his”, ¡ni de vainas!
Y si fuera sólo eso. Pero es que el traductor que empleó el SENIAT debe ser el mismo que hace años tradujo — nada menos que para el hotel del Círculo de las Fuerzas Armadas, (ahora reducido a domicilio de ñángaras interioranos y cubiches infiltrados— lo que un bañista debiera hacer antes de zambullirse en la piscina. Se exigía, antes de tirarse en plunge-on que los usuarios se dieran una ducha. Lo cual está muy bien. El problema es que tradujo “ducha” como “douche”, que en inglés es una cosa que sólo se hacen las señoras; en esta, el agua no cae en gotas de arriba hacia abajo, sino en chorro y en contra de la gravedad, y a veces lleva vinagre añadido (o alumbre, por exigencias de algunos maridos). Pero salgo de la digresión. Lo que quiero hacer notar es que, mientras que a los hispanoparlantes se nos pregunta si visitamos o hicimos tránsito en un tercer país durante el viaje, a los anglófonos el mismo tipo les pregunta, con pobre gramática: “Are you visited”. ¿Qué es eso, por Dios? Mande que corrijan y pongan: “Have you visited”.
La descripción de los bienes que deben ser declarados lo pone a pensar a uno. Los que hablan español pueden ingresar “celulares”, en plural; los gringos, uno sólo. Igual se repite cuando se pregunta por el número de las piezas de equipaje: los hispanoparlantes pueden traer: maletas, bolsos y maletines. Los gringos solo un “suitcase”, “handbag” y “briefcase”. En singular. Debe ser que la infinita sapiencia del aduanero admite que los extranjeros solo traen lo que necesitan ponerse o usar, y eso cabe en una sola valija, mientras que nuestros paisanos requieren de muchas piezas de bagaje en las cuales traer el sinnúmero de cosas que necesitan y que no encuentran en nuestro país. O, cuando las encuentran, resultan caras y de ínfima calidad. Sí, ya sé, usted se va a defender explicando lo de la fulana guerra económica. A otro perro con ese hueso; eso no tiene atinencia aquí, sobre todo porque eso es un invento de los ideólogos cubanos para justificar el latrocinio y la torpeza en el manejo de la economía.
Corrija eso, mutilado señor, por dos razones. Primero porque —para ponerlo en las palabras del ceremonial— Dios, la patria y todos los que estamos sintiendo pena ajena se lo vamos a agradecer; y, segundo, porque después del 10 de enero usted ya no debe estar ejerciendo el cargo de manera legal, y todo lo que haga será nulo, de nulidad absoluta, como dicen los jurisperitos, porque estará usurpando el cargo, ya que después de esa fecha, el ilegítimo será además, ilegal…