La versión de un consumidor de CADAFE
Después de oír y publicar la versión de los trabajadores de CADAFE, otras personas que se declaran como usuarios me comentan la otra realidad de esta empresa eléctrica. Vía correo electrónico un excelente abogado de apellido Kaiserman me manda un escrito con ciertas preocupaciones sobre la realidad de CADAFE.
Para los usuarios del interior del país no es un secreto las insufribles condiciones en que se presta el servicio eléctrico. Mientras que para los habitantes de Caracas y especialmente de nuestra Maracaibo querida, la situación es algo diferente, y es que después de un vertiginoso desarrollo del sector eléctrico durante las décadas de los 60, 70 y 80 (30 de los oprobiosos 40 años pasados), impulsado por una política de desarrollo de una infraestructura que inocultablemente nos colocó a la vanguardia mundial pero hemos caído en el extremo del discurso polémico que no logra ocultar la manifiesta ineficiencia gerencial, ni logra hilvanar una política coherente de desarrollo de un sector vital para la economía y el bienestar social de nuestro país.
El sector eléctrico nacional sufre, como ningún otro, del grave problema de insuficiencia de capacidad instalada. Si no fuera por la excelsa obra de desarrollo encaminada por los criticados gobiernos pasados, hoy sufriríamos los embates del desabastecimiento similar al de nuestros amigos los nicaragüenses. Los esfuerzos en el desarrollo de la cuenca del Caroní logran amainar las consecuencias de la actual ineficiencia política y gerencial. Sin embargo, las consecuencias del retraso inexplicable de los proyectos de generación verdaderamente importantes, no tardarán en hacerse manifiestamente inocultables, claro está, vendrán siempre acompañadas del discurso ñangaroso que culpará a los gobiernos pasados, al imperialismo y sabe Dios a qué otra bobada revolucionaria.
De igual manera se hace manifiesta la incapacidad gerencial en la aplicación de programas de mantenimiento de la infraestructura de generación, transmisión y muy particularmente de distribución de energía eléctrica. Allí radica la razón de una creciente tasa de falla de los equipos eléctricos y las consecuentes fallas en los sistemas de suministro.
Después de nueve años de revolución, nuestros dirigentes manifiestan su ineficiencia gerencial malinterpretando las consecuencias obvias del mercado. A menor precio mayor es el consumo. Los revolucionarios nos intentan ahora convencer de que gracias a la reactivación económica el consumo de electricidad se ha incrementado desmesuradamente y por ende los sistemas de suministro han colapsado. Aún siendo así, esta situación demuestra lo mal planificadores que son y peor aún, la demostración inocultable de que durante 9 años no se ha hecho más que hablar paja sobre un sector que no admite ambigüedades, o se hacen las inversiones o no hay luz, y ello no se puede ocultar, ni en la oscuridad..!. Lo que realmente ha sucedido es que gracias al desbordado gasto público que ha empujado el consumo en todos los sentidos, incluyendo el consumo eléctrico, aunado a una disminución de las tarifas eléctricas en términos reales y la empecinada politización de las empresas eléctricas a niveles nunca vistos en los gobiernos anteriores, hoy estamos en una situación que demuestra que el sistema no se ha desarrollado en armonía y previsión a los crecimientos esperados de la demanda.
Aún cuando debemos aplaudir la decisión de la actual revolución (porque de seguro esta no será la última… para desgracia nuestra) de haber continuado con el programa de desarrollo del Caroní con la puesta en servicio de la central de Caruachi, es importante aclarar que su diseño y concepción no son obra de este gobierno, como tampoco lo será Tocoma, cuya concreción temprana dependerá, eso sí enteramente, de esta revolución, o de la próxima! Sin embargo, bueno es aclarar que estas centrales, aunque majestuosas, no sirven sino para calmar la sed de energía eléctrica del país por apenas dos años. Para calmar la sed de demanda eléctrica necesitamos instalar unos 1000 MW anuales de generación, fundamentalmente de origen termoeléctrico. Y allí radica otro de los grandes problemas, porque la revolución (así como se lee, en minúsculas) no ha podido aclarar todavía de dónde saldrán los barriles de fuel o los metros cúbicos de gas que consumirán esas nuevas plantas de generación.
A este sombrío panorama debemos incluirle la pérdida de energía debida a los robos (y no precisamente de las clases marginales del país) y a la pésima gestión comercial de la mayor empresa distribuidora de Venezuela llamada CADAFE (aquí me luce que la revolución, tan sabia en cambios de nombre, un día cambie la «D» por una consonante más apropiada!). Súmele, amigo lector, la gran deuda que los entes gubernamentales, las alcaldías y las empresas del estado (siempre en minúsculas) tienen con todo el sector. Baste contarle que en la mayoría de los presupuestos de los entes públicos no se contempla la factura eléctrica.
Así las cosas, bajo esta simple mirada, podremos concluir que el sector se encuentra manejado por manos inexpertas, revolucionarias eso sí, gerencialmente incapaces (menos para cambiarle los nombres a las cosas viejas) y estructuralmente insostenible, desde el punto de vista técnico y financiero.
Pero ahora nuestro nuevo Padre de la Patria, hijo putativo de Bolívar, ha vuelto a demostrar su inteligencia y sabiduría, crear un gran elefante empresarial, similar a CADAFE en su estructura, en sus funciones y adivine usted, en sus resultados: La Gran Corporación Venezolana de Energía Eléctrica.
La Corporación, se le antojó al Padre de la Patria II (PP II), debe licuar a todas las empresas, ahora sí, públicas, para desaparecer de una buena vez con lo malo (CADAFE acaso?) y unirlo con lo bueno (¿?), para sacar algo mejor. Mala cosa compañeros, porque en esta cuenta la experiencia corporativa mundial ha demostrado que en casos de inocultables diferencias de gestión, tecnologías, economías, escalas y culturas, dos más dos nunca suma cuatro, si acaso tres y es mucho! Pero a nuestro PPII, no le gustan las culturitas, el prefiere todo igual, igualito, rojo, rojito, unido y único. Eso sí bien popular..! Y así se hará.
En breve tendremos, no lo olvide, una Gran Corporación, pero renombrada, como le gusta a los revolucionarios, La Corporación del Poder Popular para la Energía Eléctrica del Pueblo de la República Bolivariana de Venezuela, pero resumido en el anacrónismo, para que no nos quede duda de como terminará este espectáculo. Para usted amigo lector, esto será «transparente», porque igual que ahora los augurios serán los mismos, pero más acelerados: más poder para Él puesto, más ineficacia, menos responsabilidad, menos luz, más corrupción, más imperialismo yanqui, pero más apagones (¡se acabarán acaso las cadenas!).
Y es que no podrá ser de otra manera, CADAFE con su pesada torpeza gerencial, arrastrará a las otras empresas, que no están inmaculadas tampoco pero que han sabido subsistir a los embates politiqueros de propios y extraños. Por otra parte, las sopotocientas asociaciones gremiales y sindicales deberán licuarse también, acaso dejando de lado los propósitos propios, para fundirlos en la nueva visión estratégica del sector, allí veremos quién es más revolucionario que quién, mientras tanto, usted amigo: COMPRE VELAS…! Se que el doctor Kaiserman ha demostrado una realidad que muchos de nuestros venezolanos experimentan que es que cada día en vez de ir hacia adelante pues se va para atrás porque la empresa eléctrica esta cada vez mas empobrecida producto de esta revolución.