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Homicidios por resistencia a la autoridad y las nuevas formas de delinquir en Venezuela

La violencia entendida como el uso de la fuerza para conseguir un fin por medio de acciones marcadas por la agresividad, el maltrato, los asesinatos y la violación de los Derechos humanos, es para el Observatorio Venezolano de Violencia OVV, «(…) una epidemia que se expande por el territorio nacional». La criminalidad, que antes sólo se concentraba «(…) en algunos de los municipios del país», ahora tiene nuevos rostros para enmascarar los altos índices de homicidios en toda Venezuela.

La profundización de la pobreza extrema, la crisis humanitaria y el abuso por parte de las autoridades policiales, militares, bandas armadas y grupos guerrilleros que conviven en el país, han provocado que la violencia sea utilizada para robar bienes y alimentos, para incrementar la extorsión y cometer una gran cantidad de delitos. Muchas víctimas son asesinadas por «resistirse a las autoridades policiales«. Ya no lo son tanto por el incremento de la inseguridad y el hampa, sino por el abuso de poder.

El Observatorio venezolano de violencia OVV, presenta las cifras del año 2018, según investigaciones del Observatorio Social del Estado Táchira UCAT, la Dirección de Cultura de la UDO, el Centro de Ciudades de la Gente de la Facultad de Arquitectura y urbanismo de la UCV,
la Escuela de Desarrollo Humano de la UCLA, la Escuela de Derecho de la UCAB-Guayana e importantes equipos de investigación de la ULA, LUZ, y la Universidad de Carabobo UC. 

En ellas se hacen claros resultados que han sido publicados en todos los medios de comunicación del país anunciando que Venezuela es el país más violento de América Latina y del mundo:

Según la OVV, la tasa es de 81,4% de muertes violentas por cada cien mil habitantes para conformar
un total de 23.047 fallecidos para el año 2018. Estos índices representan una cifra bastante significativa, en comparación a países como Nicaragua y Honduras en donde se registran unas 40 víctimas por 100 mil habitantes. Venezuela está por encima de El Salvador que registra 60 muertes por 100 mil habitantes, además de Brasil, donde los índices de violencias también son bastante altos.

En la composición de esta cifra encontramos según la OVV; 10.422 homicidios, 7.523 cadáveres
catalogados como fallecidos por resistencia a la autoridad y 5.102 casos de averiguaciones
de muerte. Es importante resaltar que «(…) hay una disminución de las muertes violentas cometidas por los delincuentes y un incremento de las muertes violentas producto de la acción policial que son llamadas «resistencia a la autoridad», pero que en una buena parte y con seguridad pueden ser
clasificadas como ejecuciones extrajudiciales.

En el 2018 cayeron 7.523 personas por la acción de los cuerpos policiales y militares, un incremento importante en relación al año anterior. Estas cifras nos llevan a la reflexión. Porque si bien los índices de inseguridad en Venezuela son alarmantes, y sabemos que el hampa a mano armada ha venido azotando a los venezolanos desde hace muchísimo tiempo, este panorama se queda ahora corto en los dos últimos años (2016-2018), debido a que la instigación, la extorsión, el chantaje, y el abuso de poder de los funcionarios que se supone deben imponer el orden en el país, son quienes ahora ejercen la violencia y cometen la mayoría de los homicidios.

Según el informe de la OVV, «(…) ser firme ante el delito no significa quien es responsable del resguardo y protección de la ciudadanía asuma que la ley o el cargo le faculta para actuar con arbitrariedad, cometiendo graves delitos como ajusticiamientos, secuestros y abuso policial. Quien persigue el delito no puede hacerlo fuera de la ley, pues así no se garantiza justicia o legalidad sino que se debilita la institucionalidad, la sociedad se crea una imagen negativa de las fuerzas policiales y crece la violencia, incrementándose la mortalidad».

Otro de los rasgos importantes a resaltar para los estudios del auge de la violencia en Venezuela por la OVV, se debe a las nuevas modalidades de criminalidad en las que la devaluación de la moneda y el empobrecimiento generalizado, son las causas para delinquir de otras formas no vistas años atrás en el país. Ahora se sustraen bienes y alimentos, se cometen homicidios y se extorsiona para obtener servicios, en lugar de cometer robos a mano armada para sustraer dinero en efectivo. Las nuevas formas de criminalidad se enfocan en la explotación y el sometimiento para obtener ganancias de la minería, la ganadería, la producción de alimentos y el contrabando de drogas.

Según Roberto Briceño León, director de la OVV, ahora»(…) se roba a los bancos para extraer equipos y bienes (computadoras, impresoras, monitores, cámaras etc.) dejando por fuera el robo del dinero». Según el informe de la OVV para 2018, «(…) Lo que por mucho tiempo fue una situación de alto beneficio y bajo costo, ha reducido los beneficios: los robos a bancos desaparecen porque no hay dinero efectivo para robar, o los volúmenes que implicaría un botín substancioso son intransportables».

Los secuestros deben ser pagados en moneda extranjera y se reducen a la población secuestrable,  a aquellos que verdaderamente tengan cierto poder adquisitivo en el país. «Los robos de vehículos disminuyen, pues hay menos vehículos en las calles, ya que están parados por falta de repuestos o de la capacidad de sus dueños de financiar las necesarias reparaciones».

Los Estados más violentos del país 

Bandas delicuenciales en Maracay, municipio Girardot/foto:El periodiquito

Según la OVV, las cinco entidades federales con mayor tasa de violencia en el año 2018 fueron:

  • Aragua, con una tasa de 168 por 100 mil/h, quien permanece en el primer lugar como el
    estado más violento del país e incrementó su tasa en relación al año 2017.
  • Miranda, con una tasa de 124 por 100 mil/h.
  • Bolívar con 107 por 100 mil/h.
  • Distrito Capital con 100 por 100 mil/h.
  • Sucre con una tasa de 97 por 100 mil/h.

Existen tres estados cuyas tasas se encuentran por encima de la tasa nacional, según el Observatorio venezolano de violencia: Monagas, con 86 por 100 mil/h, Guárico y Carabobo, cada uno con 85 por 100 mil/h. Según la OVV, la criminalidad ha venido presentando un proceso de desplazamiento de la violencia hacia las zonas del interior del país, como las zonas centro-occidentales, que no se
encontraban entre las más violentas del país, Barinas y Cojedes, todos con unas tasas de 74
por 100 mil/h, y Yaracuy Portuguesa, con una tasa de 70 por 100 mil/h.

En el estado Amazonas, que en el año 2017 había aparecido entre los cinco estados más
violentos, disminuyeron los casos reportados en el año 2018, y pasó a ocupar la posición
12, aunque con una tasa bastante elevada de 71 muertes violentas por 100 mil/h. El Delta
Amacuro tuvo un leve incremento y pasó de una tasa de 69 por 100 mil/h en el 2017 a la
tasa de 74por 100 mil/h en el año 2018.

Los Estados fronterizos Zulia y Táchira, que había sido históricamente más violentos, tuvieron en el año 2018 tasas menores y ocupan un rango inferior en la lista de los estados violentos. Zulia, con 63 por 100 mil/h, y Táchira, con 39 por 100 mil/h.

Bolívar, foco de extorsión, contrabando y abuso de poder

Los dos municipios más violentos del país se ubicaron en el estado Bolívar. El municipio más violento del país resultó ser El Callao, con una tasa de 620 homicidios por cada 100m/h, y el segundo fue el municipio Roscio, Guasipati, con una tasa de 458 muertes por 100 mil/h. Ambos municipios con una criminalidad vinculada a la actividad minera legal e ilegal, a los grupos armados y a la presencia de los llamados sindicatos, a los que se suma la actuación letal y violenta de los operativos policiales o militares en la zona. 

Bolívar es un Estado en el que confluyen una gran cantidad de problemáticas que promueven y desencadenan otra cantidad de delitos. La extracción de la minería ilegal ejecutada por grupos guerrilleros del ELN han provocado numerosos asesinatos en enfrentamientos por la explotación del oro y el coltán. En 2018 se registraron varias masacre en las minas, en sectores como Los Candados, que conduce hacia la mina Corre Gente.

Mineros apostados en la tranca describieron al grupo guerrillero como hombres con acento colombiano. Su vestimenta es jeans y franelas negras, que tienen una insignia de Ernesto “Che” Guevara, (…) señalaron al grupo en cuestión como el Ejército de Liberación Nacional ELN, una organización guerrillera de extrema izquierda que opera en Colombia desde 1964.

Luego de la presión vecinal, se encontraron cadáveres, que confirmaron la matanza de mineros en Tumeremo. Esta vez, los vecinos denuncian que fue una emboscada de «la guerrilla colombiana», que busca apoderarse de «una de las pocas minas que todavía no controlan en Sifontes», reseña un trabajo de Tal Cual digital del 19 oct. 2018. El «pranato minero» controla los yacimientos auríferos en el sur de Bolívar y ha ejecutado numerosas masacres en el lugar.

Pero no sólo la minería es de los objetivos más explotados por las bandas delincuenciales armadas que operan en el Estado Bolívar, también lo son la extorsión de alimentos y en especial, la de ganaderos en donde no se comercializa la producción de carne  por las vías regulares, sino que se extrae de manera ilegal por medio del chantaje y amenazas con ganaderos y productores.

Otras de las múltiples formas de abuso de poder y de amedrentamiento, se realiza a través de el hostigamiento a etnias indígenas de las regiones de El Callao, el Carrao y otras regiones adyancentes en donde se han asesinado a una gran cantidad de personas entre las que se encuentra el reciente caso del homicidio del indio de la etnia de los Pemones en Canaima, Charlie Peñaloza, a quien aún las autoridades no ha dado respuesta convincente a los grupos indígenas del sector. Pueblo Pemón pide renuncia de Padrino López, ¿se hará justicia en Canaima?

Roberto Briceño León: En Venezuela se sustituyeron las normas y las leyes por la fuerza y las armas

En entrevista para Analítica.com con Roberto Briceño León, director de la OVV, pudimos englobar lo que representa el auge de la violencia en Venezuela para el cierre de 2018 y la apertura de 2019.

¿Cuáles son las causas de qué Venezuela sea para el cierre de 2018 el país más violento de América Latina y el mundo?

Venezuela sufre esta altísima tasa de homicidios y de violencia porque en Venezuela se destruyó la institucionalidad. En Venezuela se sustituyeron las normas y las leyes por la fuerza y por las armas. Y esto ha ocurrido desde el punto de vista de una acción política y de una decisión que se tomó por las autoridades. Eso en un primer momento durante unos años, hubo un actuar, durante prácticamente una década en donde la acción del Estado fue no actuar frente al delito, no reprimir el delito.

¿Tiene el Estado parte de culpa de la situación?

La política se ha invertido totalmente y lo que existe es una acción de exterminio de los delincuentes. Se pasó a un modo completamente distinto de combatir el delito. Estos componentes hacen que en Venezuela tengamos una cifra tan alta de víctimas, de personas, que han fallecido a mano de la delincuencia, pero también de un altísimo número que este año contabilizamos en más de 7.500 personas que han muerto a manos de las autoridades bajo la categoría «Resistencia a la autoridad», y para nosotros son simplemente ejecuciones extrajudiciales, ejecuciones primarias que no están contempladas en la ley ni en nuestra Constitución.

¿Qué nos puede decir de los altos índices de violencia en el Estado Bolívar y las formas de criminalidad que operan en la región?

El estado Bolívar es uno de los estados más violentos del país y allí se suman las distintas formas de violencia, tanto la violencia de las bandas delincuenciales, la de los pranes y los sicariatos, del crimen organizado, también la reciente presencia de la guerrila del ELN, puesta allí en funciones de controles del territorio, y también de unas actuaciones violentas por parte del ejército venezolano hacia ciertos grupos indígenas, la suma de todo eso da una situación muy particular.

La OVV habla de una epidemia de violencia, ¿qué nos puede decir al respecto?

Cuando uno observa el mapa de Venezuela y ve que de los 335 municipios que tenemos  en 296 se puede considerar que la violencia es una epidemia, estamos hablando de un país tomado por la violencia. Cuando uno observa en detalle lo que puede encontrar es que ya amplias zonas del territorio en las cuales no hay Estado de derecho, en la cual no existe La República, no existe propiamente la presencia de Venezuela como República o como Nación, esto lo que podemos decir es que apunta a 2019 y años venideros a una inmensa pérdida de la soberanía nacional a manos de la delincuencia y a mano de los grupos armados nacionales y extranjeros.

¿Auspiciados por el gobierno nacional?

Al menos lo que es muy claro en el país es que ha existido una política de silencio, una política de tolerancia por parte de las autoridades. Lo que podemos decir es que no ha existido una política pública real de defensa de nuestras fronteras y una política pública sostenida en la cual se quiere imponer el estado de derecho, porque lo que ha sido dominante ha sido la presencia del «me da la ganismo» de la fuerza y de las armas por parte de las autoridades y que ha tenido como consecuencia también una respuesta también violenta y armada por parte de los delincuentes y grupos armados.

 

 

 

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