Navidades venezolanas y crisis socioeconómica
Isaías A. Márquez Díaz
Atávicamente, somos un país autóctono, de raigambre costumbrista y tradicional en todas y cada una de las entidades federales que conforman el territorio nacional.
No obstante, con el paso de los años algunas de esas costumbres se han venido desvaneciendo a causa, quizá, de la problemática sociopolítica por el trance temporal que hoy día confrontamos. Por esta época vislimbra el colorido en los hogares venezolanos y lugares públicos mediante el árbol de navidad, el nacimiento, pesebre o belén, las hallacas, las gaitas y las parrandas, intercambios de regalos, misas de aguinaldos, día de los Santos Inocentes, las patinatas, despedida de año viejo y llegada del Año Nuevo.
Aun cuando muchas de estas costumbres y/o tradiciones perduran, tal vez por la resaca del consumismo, nuestra población ostenta un desconcierto y/o desdén en virtud de la crisis inadmisible en la cual se sumerge, pues son muy variadas las problemáticas que nos afectan; fundamentalmente, se siente la económica, cuyo peso específico se extiende a la política, lo sociocultural. Y, muy sensiblemente, la crisis moral; asuntos todos que debemos abordar muy formalmente, no solucionables a “realazos”, sino mediante la ejecución de programas de eficiencia en todos los ámbitos de la economía, hasta la informal, que tanto daño hace por el bachaqueo.
Otra actitud que se aúna al desagrado es la falta de fe y desesperanza por salvar la crisis en vista de la ausencia de liderazgos y gente seria que redireccione al país para enfrentar los grandes retos nacionales a fin de reasumir el bienestar de todos los venezolanos, sobrevivientes a la debacle socioeconómica por nuestra condición de monoproductores.
De cualquier modo, siempre escucharemos las expresiones de alegría: ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año!