El chantaje a la descentralización
Entre los argumentos más usados por el chavismo para seguir gobernando estados y municipios está el de “un solo gobierno”. Dicen los jefes regionales (digitados por carambola) del partido chavero que si se elige a alguien de ellos pues no habrá problemas de financiamiento para los gobiernos estadales y municipales.
Esto, además de ser un chantaje inaceptable en una democracia, es una falsedad evidente. Basta con revisar lo que ha sido la actuación de los gobernadores salientes y de casi todos los alcaldes chavistas para concluir que de nada ha servido que pertenezcan al partido de quien prefiere ser llamado “mi comandante”antes que presidente.
El desoden fiscal que instauró Chávez desde sus inicios en el gobierno ha tenido como cómplices a quienes han debido defender la ejecución del Presupuesto nacional con apego a la Ley (el Banco Central, por ejemplo). Quizás alguna voz se haya alzado desde la Provincia para exigir los recursos correspondientes. Pero tal petición ha sido ahogada por los aplausos exasperantes de “Alo, Presidente”.
Las focas tienen mayor presencia que los gobernadores y alcaldes chavistas, cuando no son estos los transformados en tales.
Parece que es todo lo contrario. Un gobernador o un alcalde no pertenecientes a la cofradía de adulantes puede enfrentar mucho mejor la estrategia centralizadora y autoritaria de Chávez. Puede ser la voz firme y clara para liderar la defensa del Estado federal descentralizado del que habla la Constitución.
Constitución que no ha sido reformada hasta ahora, aunque Chávez quiera poner en práctica el proyecto derrotado el pasado 2 de diciembre. ¿Quién ha oído a los gobernadores o alcaldes del “proceso” expresar ésta verdad?
Los que se van (algunos quieren dejar como sucesores a sus esposas, fieles acólitos, secretarias o hijos) no han sido otra cosa que pasivos testigos de la arremetida más bestial contra los principios de la descentralización administrativa, defendidos por la ciudadanía a lo largo de la lucha política de las últimas décadas e hijos de una sana lógica.
Sólo una mente autoritaria puede desconocer las ventajas que tiene la descentralización. Como forma de organización acerca al ciudadano a la administración pública para que haya mayor eficiencia en los servicios públicos y para que la voz de los administrados tenga una atención más inmediata. La descentralización acerca al ciudadano al gobierno.
Quien cree que desde Caracas se puede controlar hasta el mínimo detalle, parte de un esquema militarista y obsesivo, fracasado históricamente porque ha asfixiado las posibilidades del país.
La última táctica chaviana contra la descentralización es acusar de separatismo a quienes desde la oposición la promovemos, en ejercicio de un derecho y respetuosos de lo que plantea la Constitución en la materia. En su show dominical, el primer locutor nacional ha llegado hasta el ridículo de presentar a un fantoche con el nombre de “Separaticio Rosales Barboza” para denostar (en este caso del gobernador del Zulia y la dirigencia de Un Nuevo Tiempo) de quienes no hacen otra cosa que luchar por hacer realidad los principios constitucionales.
El absurdo de confundir la aspiración de la mayoría de los venezolanos por tener gobiernos estadales y municipales con presupuestos justos y administraciones eficaces con separatismo (que no está en la mente de nadie), no es sino una nueva manipulación de Chávez. Por supuesto, tal infundio va acompañado de las necedades consabidas de que los que no lo seguimos somos imperialistas y tarifados de la CIA.
De nada le sirve a Chávez que organice su Radio Rochela particular cada domingo. Además de irrespetar a todos los venezolanos con su show, está practicando peculado de uso con los bienes públicos para insultar a quienes no reímos con sus chistes malos. Sus tonterías no se sostienen porque están basadas en la mentira comprobable por todo el que con su cabeza piensa y no sólo ordena a sus manitas aplaudir.
La intromisión del gobierno venezolano en Bolivia ha cobrado una inmensa derrota. Precisamente en este tema de la lucha por la autonomía, la región de Santa Cruz acaba de ejecutar un referendo en el cual Evo Morales, pupilo de la chequera que camina por América Latina, ha sido humillado con una votación en contra de más del 85%.
Esa es la izquierda troglodita: enemiga de la descentralización y de la verdadera participación de los pueblos. Izquierda borbónica (ni olvida ni aprende) que se arrastra ante los caudillos y convalida el autoritarismo. Hasta ayer nomás veneraba a Stalin, hoy asiste quejumbrosa ante el eclipse de Fidel y recibe el financiamiento del administrador del petróleo venezolano.
Venezuela y los venezolanos nos merecemos unos gobernadores y unos alcaldes eficientes, autónomos, que lleven a cabo los principios de “integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad” que establece el artículo 4 de la Constitución, dentro de un Estado federal descentralizado.
Ya los chavistas demostraron que ni para jalar mecate sirvieron.