Ministro Colombiano: El diálogo con Venezuela que propone España es un error
Desde el pasado 7 de agosto, cuando llegó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo (1951) ha invertido buena parte de su tiempo en Venezuela. Trujillo aboga por «estrechar el cerco diplomático» sobre Nicolás Maduro y pedir más sanciones para los dirigentes del régimen. A orillas del Orinoco, río que marca la frontera suroriental a lo largo de 1.239 kilómetros (más de la mitad de los 2.219 que separan Colombia y Venezuela), el canciller colombiano habla para ABC de sus desafíos tras estos primeros meses en el cargo.
¿Cuál es su balance de Venezuela?
-Es una situación realmente desafiante y hay que avanzar en acciones para atender a las regiones según el impacto. Ya se reconoció el carácter regional y el alcance global de la crisis, y se han definido mecanismos. Lo que corresponde ahora es ponerlos en marcha.
Usted habla de multilateralismo, pero en materia de seguridad Colombia parece estar sola. ¿Qué cooperación espera de los países de la región o entidades internacionales?
-Hay muchos acuerdos de cooperación. Es más, Colombia exporta conocimiento y hay acciones para fortalecer los mecanismos ya existentes. De otro lado, hay un aparato legítimo de fuerzas del Estado robusto, con mucha experiencia y conocimiento que, además, está hoy en capacidad de compartir experiencias y aprender de la OTAN.
Colombia tiene una frontera con tráfico de minerales, personas, armas y narcóticos, violencias diversas, algunas anidadas en territorio venezolano. ¿Qué se hace para atenderlo?
-Nunca ha habido una política única de lucha contra las drogas. Hay que hacer una política global, traducirla en planes de acción y tener indicadores que midan su eficacia real. Vamos a plantear mecanismos más eficaces en la erradicación de cultivos ilícitos, para lo que contamos con la cooperación de EE.UU. Con respecto a las nuevas formas de violencia, exigen una mayor presencia de todas las fuerzas del Estado.
El gobierno insiste en cerrar el cerco diplomático sobre Venezuela, pero EE.UU. sigue comprándole petróleo, Maduro recibe apoyo de Rusia y China, la UE navega en sus contradicciones… Parece que hay más titulares que resultados efectivos.
-Los resultados son concretos: se ha estrechado el cerco diplomático para que el pueblo venezolano viva de nuevo en democracia y libertad. Las cosas son como son hasta que cambian. El proceso requiere paciencia, constancia. Hay que seguir pidiendo sanciones para personas allegadas al régimen. Se trata de crear condiciones que conduzcan al cambio en Venezuela.
¿Han hablado con Cuba para que sea intermediario ante Venezuela?
-No hemos tocado eso en absoluto.
¿Y con España?
-No estamos de acuerdo con el grupo de contacto que propone España. Nos parece un error, porque ya fracasó. El régimen de Maduro no utiliza esos canales diplomáticos para cambiar, sino para permanecer en el poder. Lo que hace falta es una política de sanciones focalizadas. Se lo he dicho al ministro Borrell y lo hemos transmitido a la UE.
¿Qué salida realista daría la comunidad internacional a Maduro?
-Y por qué no plantea de otra forma la pregunta: ¿qué espera Maduro para crear condiciones, salir y permitir al pueblo venezolano que viva de nuevo en democracia? Nosotros no reconocimos las elecciones ni reconocemos el gobierno que inicia el 10 de enero.
Hay denuncias de que las fuerzas armadas venezolanas apoyan la criminalidad en sus fronteras con Colombia y Brasil. ¿Maduro auspicia la criminalidad transnacional?
-Hay muchas informaciones en ese sentido. Hay evidencias que quedaron registradas en un informe de la OEA, que se derivó a la Corte Penal Internacional para que analice los hechos, tome decisiones y llame a juicio a los responsables de esos crímenes.
¿Qué expectativas tiene el gobierno de Duque con Jair Bolsonaro?
-Vamos a trabajar muy estrechamente. Respetamos los pronunciamientos democráticos en procesos libres y transparentes, que fue lo que sucedió en Brasil. Acompañaré al presidente a la posesión de Bolsonaro y nos pondremos a trabajar con las autoridades de ese país en áreas de interés común.