Las angustias de los 16
Leyendo el título de este artículo cualquiera pensará que aborda el tema de la adolescencia, sus temores y sus inquietudes. Es imposible imaginar que se dedica a los problemas de nuestro sector eléctrico, pero es así, intenta narrar las peripecias que está atravesando nuestro noble sector eléctrico, que cada día sufre más para cumplir con sus obligaciones y evitar que nos quedemos a oscuras. ¿Cómo es eso? ¿Qué tiene que ver el número 16 con nuestro sector eléctrico? Ya lo voy a explicar y confío en que, si logro evitar los detalles técnicos, se entenderá fácilmente.
Una de las características de la electricidad es que no se puede almacenar, de modo que hay que producirla instantáneamente para responder a la demanda. Esto obliga a subir la producción en las horas de demanda alta, que van desde mediodía hasta después de las 8 de la noche, y bajarla desde allí hasta la madrugada, cuando la demanda disminuye. Esto ha sido así desde que Edison montó su pequeña empresa en el Bajo Manhattan en 1882. Es una condición del servicio y las empresas lo saben y se preparan para cumplirla. Pero nuestra revolución está dejando que lo alcance el destino y se está quedando atrás en el cumplimiento de la regla más elemental de la prestación del servicio eléctrico, a pesar de la cantidad de voces que se lo han venido advirtiendo. De modo que también está rompiendo la regla aquella que dice que guerra avisada no mata soldado. A pesar de todos los avisos esta guerra nos terminará matando a todos.
¿Y eso qué tiene que ver con los 16? Pues resulta que la cifra mágica de la demanda a partir de la cual nuestro sistema empieza a echar agua es 16 GW (millones de kilovatios). Desde hace dos años nuestra demanda máxima viene rozando esta cifra. Ya en octubre de 2006 se alcanzaron los 15.9 GW, pero durante todo el 2007 la cifra bajó un poco y sólo alcanzó 15.5 GW. En esto influyó la medida que se aplicó entonces y logró a duras penas la pequeña disminución. Dicha medida fue el reemplazo de bombillos incandescentes por ahorradores, lo que permitió bajar la demanda en la hora pico de las 8 de la noche. Pero el consumo sigue subiendo y si bien es cierto que los bombillos permitían ganar tiempo para instalar las centrales de generación necesarias, esta tarea no se ha cumplido y la ganancia de tiempo se desperdició.
Así arribamos al mes de abril de 2008, cuando empezaron los calores, y otra vez el consumo se montó en los 16, de hecho alcanzó 16.2 GW el día 14 de mayo. Desde entonces esta cifra se ha hecho común cualquier día laborable soleado y esto representa un drama para los operadores del sector eléctrico. Hay que decir que para cumplir con 16 GW con seguridad se debe contar con 17 GW, de modo de mantener una reserva rodante que ofrezca seguridad en caso de cualquier contingencia. Lo común en estos días es que no exista esta reserva. Pero, más aun, en los momentos en que el consumo intenta subir algo más las empresas se ven obligadas a racionar sacrificando a algún cliente. En estos casos la víctima propiciatoria suele ser Sidor, mucho más ahora que la estatizamos y le quitamos la posibilidad de quejarse. Varias veces se ha tenido que racionar a Sidor con consecuencias sobre su producción que saldrán a la luz muy pronto.
Esto sucede a pesar de que la capacidad nominal de generación del sector supera los 22 GW, lo que nos dice que sufrimos una alta indisponibilidad que amerita que se sincere esta cifra. En definitiva, todo indica que estamos operando al sector eléctrico en el límite. Ya pasamos los apuros de superar las capacidades de transmisión y ahora estamos sufriendo por falta de equipos generadores. La emergencia es tan grande que amerita medidas heroicas, lo que pasa por disponer del dinero para las inversiones y llamar a las grandes empresas especialistas (GE, Siemens, Hitachi, etc.) y pedirles ayuda para superar la emergencia. A esta altura del partido nuestra realidad no da para jugar a soluciones solidarias con cubanos o iraníes.
