Las causas
Siempre, cuando queremos analizar un problema, es conveniente indagar y tratar de identificar sus causas. Descubiertas o identificadas estas, los remedios son más fáciles. Hoy queremos dedicar este espacio a tratar de enumerar varias de las causas que han conducido al desmoronamiento de los mercados de dinero del mundo.
De comienzo, creemos que debe colocarse un elemento moral. Las buenas costumbres de los banqueros se ha puesto a un lado y con la excusa de una tecnología novedosa, la mal llamada ingeniería financiera, se han colocado en el mercado innumerables paquetes de inversiones que solo sirven para engañar a los potenciales clientes.
Venezuela ha sido promotora de este tipo de violaciones a la moral. Hace pocos meses, después de que las autoridades definieron que Venezuela no podía emitir papeles en combo con otra nación, a algún aventajado y desvergonzado banquero se le ocurrió la idea de los paquetes de bonos entre Venezuela y Argentina ó entre Venezuela y otros países afectos al régimen. Estos papeles, además, fueron propicios para burlar las limitaciones existentes sobre materia cambiaria. Se colocaron combos de bonos donde se mezcló bolívares con pesos argentinos y con las débiles monedas de terceros países y se colocaron a precios superiores al facial.
Estos papeles que fueron emitidos con una intención y comprados con otra, fueron vendidos inmediatamente por un precio inferior al de compra. Pero esa “perdida” aparente le permitía al comprador obtener dólares norteamericanos a cambio de bolívares venezolanos. Estos dólares se recibieron, gracias a la ingeniería financiera, a un precio inferior al que regía las operaciones del mercado innombrable.
Hoy, esos papeles, que el gobierno venezolano colocó por encima del valor par, se debaten en precios que rondan la mitad de su valor facial. Y ¿ustedes saben donde están alojados? Entre tontos de capirote y fondos colectivos que, obnubilados por su rendimiento tienen que esperar su vencimiento.
Después debemos mencionar el débil comportamiento de las empresas calificadoras de riesgo. Estas empresas, que tienen como única función la de otorgar calificaciones que le indiquen al público la calidad de los papeles, cometieron el desliz de darle la más alta calificación a paquetes de hipotecas cuyos deudores eran precarios pagadores y cuyos ingresos no eran suficientes para los compromisos adquiridos. Así, paquetes de hipotecas de alto riesgo recibieron la calificación más alta de cada sistema. Eso, que parece tan simple, fue lo que dio pie a que fondos de inversión que manejan los dineros del público, se volcaran en ese tipo de papeles que perdieron valor apenas comenzó la saturación del mercado inmobiliario.
Para finalizar, porque el espacio es limitado, debemos mencionar los groseros contratos que reciben el sibilino nombre de “golden parachutes” y que dicen proteger el final de la relación entre los altos ejecutivos de una empresa y sus propietarios, que llegan a representar sumas muy alejadas de lo aceptable y de lo ético.
El capitalismo y el liberalismo configuran, sin lugar a dudas, el menos malo de todos los sistemas existentes. Entre otras muchas cosas, porque respetan la libertad, porque hacen depender el éxito del desempeño y porque permiten una permeabilidad que todos los otros sistemas económicos desdeñan.