¿Habrá un apagón el 23N?
El rumor sobre la posibilidad de un apagón el 23N se ha venido repitiendo durante las últimas semanas. Afortunadamente, los medios han sido razonables y el rumor no ha tenido mucho eco. Pero aun así vale la pena dedicar este artículo previo a la jornada electoral a comentar las probabilidades del evento y a despejar algunas dudas.
Aunque la posibilidad de un apagón siempre existe en un sistema eléctrico, hay que decir que en una jornada electoral como la del domingo 23N su probabilidad baja considerablemente. La primera razón se asocia con la baja demanda. Nuestro sistema trabaja bajo una gran presión cuando la demanda se acerca o supera a los 16 TWh, pero lo normal es que cualquier domingo baje a menos de 15TWh y en un día electoral como el 23N es casi seguro que bajará a menos de 14TWh. Esto significa cerca de 15% de holgura ante los niveles que obligan a poner en servicio todos los equipos de generación y transmisión disponibles.
Alguien me dirá: pero el 19 de octubre también era domingo y se produjo un apagón a media mañana. Cierto, pero esto me lleva a explicar la segunda razón por la cual la probabilidad será baja el 23N. Es tradicional en el sector eléctrico que ante una jornada electoral se apliquen planes de contingencia con todos los recursos técnicos y humanos disponibles. Este no fue el caso el 19 de octubre. Ese día las empresas aprovecharon la baja demanda para realizar mantenimientos en muchos equipos, por lo cual junto a una baja demanda también se presentó una baja oferta. El 23N no ocurrirá esto, todas las centrales estarán operando con la mayor disponibilidad posible, especialmente las centrales del Bajo Caroní.
En el caso de eventos locales debidos a las conocidas debilidades de los sistemas de distribución, las dos explicaciones anteriores también aplican: será un día de baja demanda y todos los recursos humanos y materiales estarán disponibles. Esto no permite asegurar que no habrá ninguna interrupción, pero sí se puede afirmar que su probabilidad será muy inferior a la de cualquier día normal.
En conclusión, bajo las condiciones operativas del domingo 23N es altamente improbable que ocurra una secuencia de eventos que conduzca a un apagón, e inclusive la probabilidad de apagones o racionamientos locales será muy inferior a un día normal. Lo último que queda por comentar es el peligro de un sabotaje.
Resulta lamentable que la posibilidad de un sabotaje eléctrico ande de boca en boca, cuando no existe ninguna evidencia que sustente tal rumor. Hay que atribuirles la responsabilidad a nuestras autoridades que han jugado irresponsablemente con la idea, hasta llegar a la absurda e injusta detención de tres ingenieros de Edelca. Porque el juego no es sólo con un sabotaje, sino con un sabotaje desde adentro. Algo que jamás ha ocurrido en nuestro sector y pone en entredicho la ética operacional que siempre ha existido.
Sin duda esta semilla irresponsable traerá consecuencias gerenciales impredecibles, conduciendo a la pérdida de mística y a la apatía de nuestros profesionales, pero de allí a afirmar que se puede producir un sabotaje desde adentro hay un abismo. Nuestros ingenieros no tienen vocación de kamikaze y ellos saben mejor que nadie que todas sus acciones quedan registradas.
Ahora bien, en nuestro país polarizado cualquier cosa puede suceder y el que duda de los demás genera dudas sobre sí mismo. Cada ladrón juzga por su condición. Hay que alertar que todo el sector eléctrico está manejado desde las esferas del poder, de modo que cualquier cosa que pase tiene que ser dirigida desde el poder. Por ello, ante cualquier evento que no sea estrictamente técnico ya sabemos hacia donde debemos mirar.