La dictadura del proletariado, Venezuela y la OIT
Hace tiempo que los marxistas no hablan de dictadura del proletariado, prefieren impulsar cualquier contradicción social a fin de acceder al poder y desde allí dictar la historia de las sociedades. La verdadera historia del ascenso al poder del proletariado- y no del pueblo- previsto por Marx fue convertida en el ascenso de un grupo o partido, que sustituye – o representa- a la clase obrera, el cual es sustituido por un pequeño grupo- o cogollo-, que a su vez es sustituido por un hombre, o líder. Y este líder, ya sabemos, se convierte en un dictador totalitario en nombre del “pueblo”.
Es el fin de la historia como proceso de hombres y el inicio de la historia como proceso de un hombre, que en nombre de una clase obrera “incapaz de entender su papel histórico”, asume todo el poder, ahora en nombre de una entelequia mayor llamada el pueblo, o los explotados.
La clase obrera es desechada por los revolucionarios en su lucha por el poder, pues éstos no ven representados sus intereses en las sociedades comunistas donde el patrón es sustituido por el Estado y a ese Estado no se le puede contradecir. Así que de una clase combativa se debe pasar a una pasiva, a una sumisa, dispuesta a acatar lo propuesto por el patrón-estado.
Para los bolivarianos la clase obrera no es necesaria pues ya tomaron el poder. Sin embargo no la han podido dominar, no sólo tienden a perder en la mayoría de las elecciones que se presentan de manera libre, sino que han sido incapaces de tener una importante central obrera que los apoye. Esto se le ha convertido en un contrariedad en este período de”consolidación”. Baste observar los problemas laborales en las empresas críticas del país como la petrolera y las de Guayana.
La lucha por buscar la representación obrera se ha llevado al nivel internacional a la OIT. En esta organización internacional tripartita dedicada al tema laboral, el gobierno lleva una lucha para desafiliar organizaciones obreras como la CTV y Empresariales como FEDECAMARAS e incorporar las suyas, como la UNT y Empreven. Por ahora han obtenido una cierta victoria con una representación obrera unitaria, aunque no ha tenido éxito con FEDECAMARAS.
Si los gobiernos imponen los representantes obreros y patronales en la OIT, ella dejará de ser tripartita para ser progubernamental y con eso llegará su fin. En todo caso, en la 98 Asamblea de la OIT que se está realizando en la actualidad, el gobierno tendrá que responder por estar entre los 27 países que más violan las libertades sindicales en el mundo.