Economía

Expropiaciones que matan

Si continúan las expropiaciones en Venezuela no quedarán vestigios de producción autónomos, y se estará atentado contra la soberanía y la seguridad alimentaria de la nación. Pues el régimen viene acabando con la red de comercialización de bienes de este país y sustituyéndole con importaciones que nos hacen más dependientes de lo que éramos antes.

La ganadería está en vías de extinción igual que la agroindustria, el Estado  se apoderó de casi todas las tierras haciendo ver que serian distribuidas y puestas en producción y nada de eso ocurrió. Los campesinos están ahora peor que inicialmente y ni siquiera consiguen las semillas e insumos para sembrar, los programas de inseminación artificial y mejoras de rebaños se esfumaron, así como acabaron con el núcleo El Laurel adscrito a las universidades y al servicio de ellas. Todo va desapareciendo como desaparecen las carreteras para convertirse en trochas, es el pueblo “soberano” casi reducido a la esclavitud y esperando que algo les den para continuar en este mundo. Por supuesto, es el comunismo que toca nuestras puertas en dosis progresivas con resultados letales, es la testarudez de un grupo de individuos que sueñan con esa utopia y al mismo tiempo se hacen más ricos apropiándose de lo ajeno. Un absurdo referirlo a una filosofía cuando ese modo producción “socialista” ya no existe en este orbe, y cuando Venezuela se hace más dependiente a una economía de puertos. Si los colombianos no abastecieran nuestros anaqueles seguramente moriríamos de hambre, y actualmente son los chinos con su estelar manufactura, quienes llegan a nuestros hogares con esos aparatos domésticos que dicen ON y OFF, y que nos son útiles para múltiples cosas. ¡Pobre Venezuela! Despiadadamente depauperada para decir que somos “socialistas”, único país de la región que se mantiene en recesión mientras el resto de las naciones van saliendo de la crisis que atosigó al mundo.

Doce años más que perdidos sin que vislumbremos alguna solución, y se sigue expropiando suicidamente y acabando con la red de comercialización sin nada que lo sustituya, los programas son insostenibles y de duración volátil. Se acaba la espera para este pueblo que una vez tuviera ilusiones de mejorar, para seres que se formaron en nuestras universidades y fueron aventados al exterior por la baja calidad de vida. Qué es eso, la flor del comunismo, o los arrebatos de locura por querer parecernos a Cuba, a esa pobre nación también desolada y declarada por los mismos hermanos Castro como un territorio libre de America, pero muerta de hambre.  Reconociendo después de cincuenta años que todo fue un fracaso, y es precisamente cuando nosotros comenzamos a copiar su modelo “económico tan avanzado” como su medicina y demás procederes. ¡Pobres venezolanos y pobres cubanos! Aquí posiblemente han conseguido la manera de ganarse la vida por razones del destino, vinieron a dar a nuestra patria, unos como confidentes, otros como entrenadores deportivos o como médicos sin haber hecho reválidas en nuestras universidades, ni estar afiliados a la Federación Médica, casi como doctores en ciencias ocultas.

Se fue de nuestras manos la destrucción y llegó hasta niveles inimaginables, rayano al mas allá para algunos que al comienzo hicieron dinero y esperaban de esta “revolución” prodigios milagrosos con un “comunismo burgués” descubierto por el camarada mayor, combinando todos los nuevos y viejos vicios. Ahora el oro de nuevo se cambia en bosta de vaca y estamos en la era de los cagajones, pasaron los días de abundancia  y de tetas dilatadas y  nos aproximamos a  la realidad, irrefutable, irreverente y segura aunque no hayamos participado en el festín comunista, “celebrando” estos doce años de despropósitos y ruindad. Las expropiaciones siguen y seguirán hasta que no quede un guijarro en esta tierra devastada, sin que haya interés de devolvérsela a sus auténticos cultivadores. Somos una entelequia con los sueños largos de que un cierto día nos podamos apropiar de lo ajeno. Es la mentalidad del venezolano que primero inventa la trampa antes que la actividad a desarrollar, esa misma conducta se utiliza con las expropiaciones, se las cogen, las saquean y aparecen unos nuevos ricos mientras Venezuela muere en la indigencia e importando más del 70% de lo que consumimos.

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