Domingo F. Maza Zavala
Se durmió para siempre Domingo Felipe Maza Zavala, maestro de múltiples generaciones de economistas, y uno de los más connotados profesionales de la ciencia económica, no sólo de Venezuela sino también de América Latina. Hombre sencillo, serio y trabajador, fue un académico a carta cabal, dedicándose con ahínco a la enseñanza y a la investigación, no sólo en la Universidad Central de Venezuela, su alma máter, donde se desempeñó como Director del Centro de Investigaciones Económicas y como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, sino también en otros centros de estudio, entre ellos la Universidad Católica Andrés Bello, donde fue mi profesor en el último año que allí enseñó.
Hombre multifacético, fungió como periodista en sus años de juventud, siendo corresponsal de El Nacional a mediado de los años 40 y fundador de varias publicaciones regionales, para luego trabajar en la revista Élite y dirigir la página económica de El Nacional a comienzos de la década de los 50, después de obtener su título de economista en la UCV; fue columnista de varios diarios, actividad que realizó hasta la fecha de su fallecimiento. Además de su afición por la poesía, incursionó en la vida política, habiéndose desempeñado como diputado del Congreso de la República, y como miembro de varias comisiones presidenciales, entre ellas la de la Reforma del Estado y el Consejo Consultivo de 1992, creado este último a raíz de la intentona de golpe de Estado de febrero de ese año.
Durante catorce años fue Director del BCV, habiéndole tocado vivir episodios difíciles y complejos de nuestra economía, tales como la crisis financiera de 1994-1995, el control de cambios de la administración de Caldera y su ulterior desmantelamiento con la devastadora devaluación de 1996, la turbulencia política de 2000 a 2003 y la ulterior eliminación de la autonomía del BCV con la modificación de la ley que rige a ese instituto en 2005.
Tuve la oportunidad de trabajar con él en la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, y en el Consejo Consultivo de la Presidencia de República, pero donde desarrollamos una relación profesional más estrecha fue en la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE), organización de la que ambos fuimos fundadores y a la que Maza le dio un apoyo incondicional y permanente. Fue su segundo presidente y un colaborador abnegado de su revista Nueva Economía, donde publicó múltiples trabajos académicos de primer orden. Varios de sus libros y trabajos monográficos fueron publicados por las ANCE, organización de la que él fue un pilar fundamental.
Como parte del reciente esfuerzo conjunto de las distintas Academias Nacionales, conocido como Propuestas a la Nación, le tocó a la ANCE desarrollar el tema de la inflación y su impacto en la calidad de vida de los venezolanos, siendo Maza uno de los académicos designados para su elaboración. Después de desarrollar parte de la tarea cayó enfermo, viéndose imposibilitado de culminarla; eso lo inquietó, al punto de que consideré prudente tranquilizarlo diciéndole que podíamos esperar a que recuperara su salud para contar con su contribución final. Lamentablemente, ya ésta nunca llegará. Fue esa obra inconclusa su último aporte científico, con el que culminó una prolífica obra escrita desarrollada durante más de sesenta años de vida profesional.
Ya no escucharemos la voz pausada y ronca del maestro en sus declaraciones radiales, pero allí queda su palabra escrita, la cual seguirá influyendo y orientando a muchos en el presente y en los años por venir.