Trotsky en Venalum
No estaba allí aunque me habría gustado, por el placer intelectual de escuchar hablar de esa figura de la revolución comunista mundial de un siglo atrás, que no sólo fue asesinado físicamente, sino borrado de la historia oficial por todos los comunistas, desde los soviéticos, los maoístas, europeos y latinoamericanos incluyendo a Fidel Castro.
Probablemente sus ideas políticas estén ya desfasadas, superadas por el mundo tan diferente de este siglo XXI, pero la historia política de su vida no deja de ser interesante.
Me refiero al foro que ayer organizó la presidencia de Alcasa, es decir, por iniciativa de Elio Sayago, militante de muchos años en el trotskismo criollo, aunque muy pocos venezolanos sepan que tal organización alguna vez existió. El foro se realizó en el Teatro Venalum y aunque la asistencia fue escasa, me entero de los detalles por el boletín “institucional” de Alcasa “La Hoja del Aluminio”. El ponente del foro fue Esteban Volkov Bronstein, nieto de Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como Trotsky.
No se me escapa que hablar de las ideas de Trostsky dentro del chavismo de hoy, es una forma que tienen algunos grupos internos de marcar diferencias tanto con los sectores mayoritarios de la jerarquía chavista, claramente de derecha militarista, como de los sectores influyentes nostálgicos del comunismo estalinista. ¿Por qué?, se preguntarán algunos.
Trotsky, uno de los bolcheviques originales de la revolución rusa de 1917, fue asesinado 23 años mas tarde en su exilio de México por el militante del partido comunista de España, Ramón Mercader, enviado allí por Stalin. Antes había sido execrado de todo, exiliado, perseguido. Encarcelados o fusilados en la Unión Soviética sus amigos. Hasta el detalle de haber sido borrado de las fotos oficiales de la historia de la revolución, en una especie de precursores del fotoshop.
En la Cuba de Fidel Castro, es decir, en el “Mar de la Felicidad” de Chávez, aún siguen prohibidos los libros de Trotsky y su sola mención aunque no faltan unos pocos intelectuales que forcejean.
Simplificando, Trotsky se opuso férreamente al liderazgo personalista, caudillesco de Stalin, quien poco a poco se fue imponiendo como “el líder único”. ¿Se les parece a alguien?. Stalin declaró “traidor” a Trotsky y sus partidarios, así como a casi todos los jefes originales del comité central Bolchevique de otros grupos internos. ¿Les suena familiar?. En realidad, el 80% de los dirigentes que hicieron la revolución terminaron presos en campos de concentración, fusilados y unos pocos se “salvaron” mediante el exilio hacia los países capitalistas y de “la democracia burguesa” donde podían vivir en relativa paz, aunque ya vemos que a Trotsky lo persiguió el gobierno soviético hasta matarlo.
En la Unión Soviética de aquellos años, quien quisiera sobrevivir debía ser “del partido”, pero especialmente, recalcar a cada instante su fidelidad al “padrecito” Stalin. Cantarle loas, no discutir sus “ideas” ni órdenes. Desapareció la discusión colectiva. No había “alós” dominicales ni cadenas porque la TV no existía, pero todos debían esperar “las líneas de Ch.. digo… de Stalin”, para luego repetirlas. Algunos de quienes desde dentro del partido comunista le objetaban algo, terminaban en los tribunales “por corrupción”, por “agentes del enemigo imperialista” o cualquier otra acusación grave.
En aquella URSS de Stalin fue donde comenzó esa curiosa tesis del “estatismo salvaje”, es decir el Estado es dueño de todo en la economía y en la vida social. El estado es “el pueblo”, decían. Asfixiante dominio de todo. El Estado dueño de todo, del gobierno, vale decir, del partido y en definitiva del “líder único”. Sin propiedad privada como si ésta fuese algo pecaminoso. Sin derechos laborales. Con sindicatos puramente decorativos. Sin poderes independientes. Algo que todas las variantes del comunismo fracasado, incluyendo el chavismo de hoy repiten como dogmas. Lo que copió Fidel Castro , lo que le da nostalgia a Hugo Chávez, lo que hicieron los chinos durante Mao hasta que Deng Xiao Ping y ahora Hu Jintao acabó con el mito y abrió la economía del gigante asiático al capitalismo, lamentablemente bajo la forma de “capitalismo salvaje”, sin democracia ni derechos laborales o sociales, pero esa es otra historia.
Total, que haciendo malabarismos verbales, escondiendo algunas cosas y diciendo otras en medias palabras y en clave, el nieto de Trostky estuvo en Venalum para apoyar al “control patronal”… digo el “control obrero” (ya sabemos que es para que el gobierno “controle a los trabajadores” mediante burócratas del partido que nadie ha elegido) y decir que un stalinismo de nuevo cuño, denominado “socialismo del siglo XXI”, es “un despertar político e ideológico”. Como dice un amigo: “agarrándose de un avión fallando, pero agarrándose de algo”. Los trotskystas criollos guayaneses de ayer son hoy parte de ese falso control obrero y de esta revolución “mas falsa que una escalera de anime”.
De acuerdo al boletín, allí no se dijo quien asesinó a Trotsky ni porque fue exiliado, borrado de la historia y satanizado por todas las variantes comunistas. Se cuidaron de no mencionar a Fidel Castro ni de recordar que fue en un país con “democracia burguesa” donde Trotsky pudo vivir en relativa libertad aunque siempre perseguido por los agentes de Stalin.
La trágica historia de Trotsky y de todas las revoluciones comunistas fracasadas (porque ninguna tuvo éxito ni social ni económico ni en elevar la calidad de vida de la gente), si demuestran algo es que son una ruina inviable, llenas de injusticias y atraso aunque lo hagan en nombre de una supuesta “justicia social”. Que terminan siendo la más cruel explotación aunque hayan nacido queriendo ser liberadoras.
Los totalismos económicos donde el Estado-gobierno-partido es dueño de todo siempre fracasaron por empeñarse en liquidar la iniciativa individual que es el verdadero motor del crecimiento y generación de riqueza. Lo acaba de confesar Fidel Castro a un pie de la tumba.
Las ideologías políticas basadas en “pensamiento único, verdades únicas”, la concentración del poder en liderazgos mesiánicos que se creen “los elegidos de la historia” y los “salvadores de la humanidad”; la ausencia de democracia abierta, equilibrio e independencia de poderes, alternabilidad, prensa e información variada y plural. Todo eso que despectivamente llaman “la democracia burguesa”, es, en realidad, la democracia a secas, que permite corregir, mejorar, superar e impide tragedias como la de Trotsky, la del pueblo ruso y sus 10 millones de muertos en el período de Stalin, las horrorosas hambrunas de los tiempos de Mao, la miseria infinita de Cuba. La democracia es la que facilita los cambios porque la sociedad perfecta no existe ni existirá.