Economía

La economía venezolana, el rumbo incierto

Téngase por interdisciplinariedad, que viene desde hace algún tiempo y de la transdisciplinariedad, algo más reciente; lo que transcribo, partiendo del hecho de que la economía no es mi profesión sino la administración; sólo traeré del recuerdo y los textos que leo sobre la materia económica; que en el caso venezolano actual va al garete. Los discursos- que no teorías y menos análisis económico- de la obligatoria materia de Economía Política, regentada por locuaces como Rodrigo Cabezas y el difunto Gastón Parra Luzardo, la verdad que les resultó buen negocio. Veamos.

La ciencia económica se nos decía que era mera manipulación burguesa, reducida a las contradicciones entre capital-trabajo, con el conflicto inevitable que genera la acumulación de capital; sólo había que esperar que la utopía se hiciera realidad. El desplante era mayor si el profesor era un pequeño burgués con cara de actor de primera, como en las telenovelas y si el hombre vestía su bluyeans, calzaba botas vaqueras y se imponía en el pecho de su franelilla la figura del Chè Guevara o el Ho Chi Min. Las conexiones del seudo catedrático hacían respirar odio mediante sus martillazos verbales, una jeringona bien aprendida en el librito Conceptos Elementales de Materialismo Histórico de Marta Haneker era suficiente; uno que otro apenas se atrevía a penetrar en el Manual de Nikitin. Una supuesta pléyade de economistas, donde desfilaban los tristemente célebres de Maza Zavala, el nombrado Gastón, Francisco Mieres, el Armando Córdova y el ahora edulcorado de Héctor Silva Michelena, éste me imagino que debe ser hermano del otro mito filosófico en que convirtieron al Ludovico Silva; tenían sus refugios en el Centro de Estudios Económicos Latinoamericanos (Ceela) en la Universidad del Zulia y el Centro de Estudios para el Desarrollo (Cendes) en la Universidad Central de Venezuela. Al son de un reciclaje de lo que ya había dicho ese insigne economista, como lo fue Raúl Presbich; los de aquí con el negocito de la teorizaciòn sobre el subdesarrollo, regentaron cátedras, facultades, centros de investigación y en la hora de fuego, es decir, en el gobierno; cuando verdaderamente hay que poner en sincronía teoría y práctica, el resultado nos dice con vergüenza que mejor lo hicieron los satanizados Niños del Iesa, liderados por Moisés Naim, autor de un libro titulado Venezuela, Su Gerencia, que se deberían leer los funcionarios públicos chavistas; Miguel Rodríguez y Gerver Torres. Pienso que hasta el vapuleado superministro de Cordiplan, de la primera gestión de Carlos Andrés I, Gumersindo Rodríguez, tuvo un desempeño más exitoso; aun con la criticable Gran Venezuela.

Un circulo vicioso es adentrarse en la mera información del seudo gobierno socialista de Chávez; como monje siempre misterioso el Jorge Giordiani, únicamente asiente con su flema las corridas económicas del mandatario nacional; hasta poético se ha vuelto el ingeniero, venido a economista, con aquello de que hemos superado el Tusani, refiriéndose a la crisis financiera; que no impidió que el nieto de Maisanta comenzara a devaluar la moneda, liberara algunos precios de la cesta básica; mientras en el plano más concreto se vuelven incapaces para gestionar un programa como el Pdval, saltan los desplomes bancarios sin que al ciudadano se le explique las causas, se hace publicidad del rescate de la entidad intervenida, se anula las declaraciones de los banqueros incursos o no en dicho proceso; y para desviar la atención se monta el teatro de un supuesto Programa de Transición; por cierto así se llama un libro recomendable de León Trotsky, que si se le lee sin pasión, le demostrará que el incendio desatado por el presidente nacional, no es nada parecido a la mencionada transición, que significa crear reales condiciones para avanzar al socialismo. El enredo conceptual se volvió un buen negocio, que de seguro regenta Ramonès y Oliver Stone, el uno con la pluma y el otro con la pantalla del cine.

 

Sigo leyendo el libro del profesor Samuelson Curso de Economía Política; en la radio oigo al mismo tiempo que los boliburgueses cada día se encuentran más acorazados y que mataron al hermano del difunto Danilo Anderson, gran cangrejo policial como diría Fermín Mármol León, en nada resuelto. Serían muchas las cabezas hoy visibles, que deberían pasar no a la cárcel, sino al paredón de fusilamiento; si aquí hubiese una verdadera revolución. El maldito gringo como también nos tienen acostumbrados los chavistas, copia del mal cantor del pueblo Ali Primera, con aquello de Gringo go hombre; entre sus meritos en la ciencia económica tiene el haber desarrollado técnicas matemáticas para explicar las relaciones entre los fenómenos económicos, como las fórmulas para relacionar el producto nacional bruto con los niveles de empleo y para analizar el equilibrio entre los precios y la oferta y demanda. Por su contribución a la teoría económica, le fue concedido el Premio Nóbel de Economía en 1970. (Ver encarte Windows 2002.)

Se vuelve inevitable transcribir algunas citas de este premio Nóbel de la economía: Tener un conocimiento ligero de algo puede ser peligroso; Toda sociedad ha de enfrentarse con tres problemas fundamentales de la organización económica. El estado de la técnica, junto con la limitación de los recursos económicos disponibles, determinan las posibilidades de elección, entre bienes y servicios, que se le ofrecen a una colectividad, y la manera como se hallan sujetas sus diversas posibilidades de producción a las variaciones de costes y a la ley de los rendimientos decrecientes. Finalmente, el tercer problema se relaciona con la población o base humana de toda economía; Un revolucionario que quisiera destruir el sistema capitalista no podría pedir más a propósito que una inflación o deflación que paralizara el mecanismo de los precios. De verdad que nada parecido se husmea en los economistas oficiales; a no ser intervenciones bancarias no del todo claras, solidaridades automáticas con naciones supuestamente aliadas con el gobierno chavista, el efectismo de la arepa socialista y ahora la economía de conuco, que ellos llaman la comuna; que si al menos se convirtieran en los Kibutzim israelitas, tal vez serían otra cosa. Y no se me venga con el mote de revisionista y amigo del imperio, una visión realmente dialéctica de vida y de conocimiento, nos impone que quien no conoce su enemigo, es como quien no lee a su contrario.

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