De corruptos, imbéciles y colaboracionistas
Corruptos o perversos son quienes causan daño o engañan con mala intención. Maduro es corrupto, no solo por su responsabilidad por los asesinatos, torturas, exilios y otras violaciones a la Constitución, sino también cuando declara que “estamos listos para llenar a China de productos made in Venezuela” y que “llueve, truene o relampaguee exportaremos un millón de barriles por día a China”. El general Padrino y el almirante Ceballos son corruptos al sostener una narcodictadura y al pretender hacernos creer que nuestra Fuerza Armada puede impedir una invasión de los estadounidenses.
Rafael Ramírez es corrupto por su gestión al frente de Pdvsa y cuando declara que “Chávez prestaba mucha atención a las críticas y nunca hubo persecución política” y cuando anuncia impúdicamente que “si hubiera guardado los expedientes los tendría en salsa a todos”. Tarek Williams Saab es corrupto al tratar de hacernos creer que Fernando Albán no fue torturado, como consecuencia de lo cual fue defenestrado o desesperado se lanzó por la ventana, así como cuando declara que es un delito hablar de asesinato, cuando el delincuente es él por no enjuiciar a quienes detuvieron ilegalmente al luchador social y, desde luego, a sus asesinos.
También son corruptos los jueces, fiscales y ministros que avalan las violaciones a la Constitución y otras irregularidades. Igualmente los embajadores que representan un régimen tiránico violador de los derechos humanos, que es rechazado por los gobiernos democráticos del mundo.
En la oposición hay muchos frustrados por las dificultades para salir del régimen narcototalitario. Quizá por esa frustración, que afecta tanto el bienestar mental, como el económico, leemos frecuentemente artículos y twitters de opositores que descalifican a quienes están en la misma trinchera, pero que difieren en cuanto a estrategias para sacar a Maduro y a su caterva de corruptos. Seguramente en la oposición hay algunos corruptos, pero son la excepción. Lo que sí abundan son los intolerantes.
Algunos piensan que no es conveniente votar con este CNE y con el control que ejerce el Ejecutivo sobre parte de la población. Otros consideran que, dado el arrodillamiento y corrupción del Alto Mando Militar y del TSJ ilegítimo, y la presencia de cubanos fidelistas, la única solución es la intervención militar extranjera. No falta quienes cifran sus esperanzas en el TSJ legítimo y en un gobierno en el exilio. ¿Acaso por ello son imbéciles, como los tilda un articulista? Por otra parte, otro grupo opositor predica que es necesario votar y rechaza cualquier intervención extranjera ¿Acaso por ello son colaboracionistas del régimen, como predica otro articulista ?
Mencionamos los casos de los dos articulistas porque son ciudadanos con buena formación política y sin duda opositores.Tienen derecho a opinar, pero el lenguaje utilizado ocasiona daño a la unidad que requerimos como condición necesaria, aunque no suficiente para salir del régimen. Desde luego, también los twitteros recién llegados a la política deben opinar y criticar, pero ojalá sin insultar. No es constructivo, por decir lo menos, que se maltrate a ciudadanos de trayectoria democrática y firme opositores como Eduardo Fernández y Moisés Naím solo porque sus opiniones no sean del agrado de determinados articulistas y twitteros.
Somos partidarios de no votar si no se logra una presencia masiva de observadores internacionales dispuestos a denunciar las tracalerías y si no se habilitan a todos los partidos; pero si la decisión es no votar hay que presentar un plan de gobierno, seleccionar un vocero principal, seguir protestando y desnudando al régimen. Negociar no es un delito, mientras no se cedan principios y valores, se cuente con buenos negociadores y facilitadores y suficiente presión interna y externa para que el régimen ceda en lo fundamental. Una intervención militar extranjera se justificaría por las violaciones a los derechos humanos, la necesidad de ayuda humanitaria, la injerencia cubana y por los problemas que el narcotráfico y la emigración causan a otros países. Sin embargo, esa acción pareciera no contar con aval internacional y produciría consecuencias políticas ulteriores indeseables.
Como (había) en botica: La versión de los sauditas sobre la muerte del periodista Khashoggi es tan falsa como la de Tarek sobre la muerte de Albán. Tarek sacrificó la verdad para proteger a los esbirros del Sebín. Evidentemente ambos fueron asesinados. Solo mucho después que las autoridades españolas actuaron contra el ex viceministro de Energía de Chávez, Nervis Villalobos, es que nuestra fiscalía solicita su captura a Interpol. Seguramente es para que no cante. Excelente la ponencia de Allan Brewer-Carías en Seminario en la Universidad Carlos III de Madrid sobre “La demolición del Estado democrático en Venezuela”. En el mismo menciona la tesis doctoral “secreta” presentada en la Universidad de Zaragoza por Gladys Gutiérrez, ex presidenta del TSJ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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