Opinión Nacional

¿Comprar comida porque la cosa viene?

A propósito del artículo anterior no faltó quien aplicara la técnica del adjetivo. Pero nadie negó que estamos ante un presente duro y difícil y un porvenir cada vez más incierto e indescifrable.

Ante la gravedad del momento se vuelve al viejo grito: ¡Hay que comprar comida porque se acerca un golpe! Y hay quien responde: Pero bueno, ¿dónde vamos a comprar comida? ¿O es que un golpe puede ser mejor que esta situación?

Se alude así a nuestro mal mayor. Un estadio en el cual nuestra preocupación, energías y atención están atrapadas por la circunstancia e idea de la destrucción. Buscamos, y si nos alcanza, compramos comida para la subsistencia.

Somos simples mortales en cuyos hombros recae un preaviso que nos califica como parte de una nómina materialmente desechable, completamente determinada y controlada por el mando-poder.

¿Quién puede esperar de nosotros capacidad, fuerza y decisión para una lucha tenaz, sostenida y radical? ¿Y qué podemos esperar de nosotros mismos si nos programan y empujan hacia la quietud, el conformismo o la liquidación?

Porque la “La Suprema Felicidad” sólo será alcanzada por la gente que asuma y milite en la revolución. De allí que se aplique y desarrolle una ley que establezca tajantes definiciones: Hazte socialista o disponte a padecer y morir si eres pobre o a irte a otra parte si eres rico o tienes como hacerlo.

En este sentido, la ‘revolución bolivariana’ ha lanzado y seguirá lanzando “pelucones, burgueses amarillos y fascistas” hacia otros países. Una revolución verdadera no puede convivir con la contrarrevolución. Pero para superar algunos errores cometidos en la Madre Cuba, se le está dando oportunidad a todo el pueblo-colectivo para que logre la salvación con sólo someterse a los lineamientos de la revolución.

Todo aquel que sea fiel a la revolución y al Comandante Supremo, Eterno e Inigualable tiene garantizado el reino de la vida. Y tendrá una primera oportunidad para ponerlo de manifiesto el 08D que ha sido decretado oficialmente como el Día de la Lealtad al Eterno Comandante en Jefe de ésta y cualquier otra revolución que surja en el mundo.

El resto de disidentes o militantes opositores seguirán montados en uno u otro disfraz para tratar de ocultar lo que somos y seremos.

Aquí disidencia y oposiciones no llegan siquiera a ser suma de individuos sino agregado de fichas, mercancías electorales al servicio de la lealtad. La orden superior el 08D es ser fiel y el aparato de espionaje de la revolución no descansará hasta precisar y luego castigar a los traidores.

Constituimos así algo que llaman sociedad que no es un todo sino una suma de nadas, de hombres humanos-hermanos con aspiración de sociedad. Es lo que somos y tenemos. El neoliberalismo en acción. Desesperanza unida a una y otra nada, a todo vacío. Una historia desvalida, sin vida ni esperanzas. Gente alejada de la idea de una historia diferente.

Hasta hoy no hemos ido más allá de la historia que dibuja miserias ni del vacío que marca una considerable distancia con tiempos en los que al menos había esperanzas.

Y en medio de esta polarización de fuerzas se desarrolla una guerra dispuesta a liquidar y hasta matar. Estos tiempos parecen decir: ¡Bienaventurada la muerte que es tan necesaria en las revoluciones!

Lo que no intuíamos es que esta guerra estaba prevista para convertir el río de vida de los hombres-hermanos en un baño permanente de sangre.

Y es así como seguimos muriendo. Mientras, aumenta la convicción de que nos esperan tiempos peores porque quien siembra muerte cosecha muerte. Niega la vida.

¿Y dónde está el contrario, el polo verdadera e inobjetablemente opuesto? ¿Cómo partir de una política de y para la vida que se enfrente a la cultura de la necrofilia y la infinita perversidad?

Eso aquí aún no existe. Porque los negociantes de votos saben que tienen asegurada su comida junto con votos y posiciones. El 14A-13 le gritan a este expaís, exnación, expatria y exrepública que el sistema electoral está controlado por ladrones. Y horas más tarde llaman a proseguir la convivencia con el ladrón pero sin dejarse robar.

Y se trata de tapar el absurdo con un Plan ‘B’ para el 08D para impedir el robo y avanzar hacia la toma del mando-poder. Será tal la avalancha de votos, la expresión del descontento por parte de las mayorías opositoras, que Maduro no tendrá otro recurso que huir hacia Cuba.

Hay analistas que llegan a señalar, por una parte, que el militarismo se adueñó de la conducción de esta llamada revolución y que conjuntamente con el alto mando militar de Venecuba toman todas las decisiones y, por otra, apuntan que si la inmensa mayoría se decide a votar puede ser derrotado Maduro y su equipo de ilegítimos.

Este es un proceder que no logra ocultar la desesperación. Sólo la recubre con un supuesto disfraz salvador que tiene en el voto su máxima expresión.

Por ello estamos estancados en la nada y la única posibilidad es la que nos ofrece el orden ladrón de los votos. De allí las contradicciones y el permanente eludir la condición de contrario real, verdadero, dialéctico. Al lado del monstruo gubernamental está la nada opositora permanentemente arrastrada por sus “jefes históricos”.

Y conste que el mal no puede verse sólo a nivel de dirigencia. Cuando se propone una forma de organización para la lucha como lo es el Movimiento de Movimientos, mucha gente angustiada dice que eso es para el largo plazo y que se necesita algo que saque a este gobierno ya, porque está boqueando y la escasez, inflación e inseguridad lo llevarán al cadalso.

Se pone una vez más de lado los poderes militares, electorales y todas las demás instituciones que impulsan, administran y controlan esta revolución hasta ahora “triunfante”, cuya posición ético-moral mira hacia los beneficios de sus fieles y omite la catástrofe que debe caer cada vez con mayor fuerza sobre disidentes y opositores.

Todo está dispuesto para el 8D de las negociaciones y llevar a las mayorías a seguir o incorporarse a las filas de los tarifados y a los supuestos ‘opositores democráticos’ a buscar la sobrevivencia a partir de la convalidación de la revolución que cada día avanza más en la construcción de Venecuba, el territorio de la esperanza revolucionaria marxista-leninista-fidelista-chavista. El territorio de la catástrofe mayor, trágica, inmensa. ¡Qué historia amigos! T: @ablancomunoz

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