Juan Félix Sánchez: Deconstrucción de su legado
Eduardo Planchart Licea
Fotografía: Maricarmen Carrillo
Juan Félix Sánchez (1900-1997) nació en San Rafael del Páramo, Mérida un 16 de mayo, hijo de Benigno y Vicenta Sánchez, artista paradigmático de la historia del arte venezolano y latinoamericano, su obra se materializa en diversos lenguajes artísticos como: la pintura mural, el textil, el escultórica, lo arquitectónico, el ensamblaje y lo instalativo. Los cuales están íntimamente vinculados a lo sagrado y lo devocional. Se inspiró el artista en un cristianismo popular. Evidencias esto es el inicio de su Diario personal:
“Ante todo debemos tener en cuenta que la Santísima Virgen madre de Dios y madre nuestra, es a quien debemos después de Dios. Tener entera confianza para la salvación de nuestra alma, y por tanto debemos tenerle esa fe especial a ella, para lo cual hay muchísimos medios importantísimos para la devoción como recurrir al Santo Rosario.” (JFS)
Crea a lo largo de su vida murales, telares, cobijas, sombreros, sillas, sillones, mesas, capillas, esculturas, ambientaciones. Desde joven se evidencia su genio creativo, al pintar las paredes del cuarto de su casa paterna, en 1920, mural del que solo quedan algunas fotografías y un video, destruidos al restaura su hogar, convertido ahora en el Museo de los Andes: Benigno Sánchez y Vicenta Sánchez que se está de- construyendo al igual que las esculturas del Tisure y su complejo arquitectónico religioso en el filo del Tisure por la desidia y el abandono de un régimen que solo valora lo que sedimente la irracionalidad de la dictadura del partido, inspirada en el socialismo marxista a la cubana. Estas expresiones artísticas (cruces, ángeles, paisajes) revelan la continuidad de su iconografía a lo largo de su vida.
El Hombre del Tisure fue ante todo un creador integral. Un artista que vincula su obra a su vida, por eso una de las vías de conocerlo es a través de su hacer. Para darnos una idea de su trascendencia, compartimos las últimas palabras dichas por el filósofo, semiólogo y escritor Umberto Ecco (1932-2016) antes de partir del aeropuerto de Maiquetía dijo a Tulio Hernández:
– Ya era hora de entrar a migración y remató apresuradamente: “Sólo por haber visto el mural de Léger y los móviles de Calder en la obra de Villanueva valió la pena este viaje. ¡Ah, y por conocer a Juan Félix Sánchez! No siempre tiene uno oportunidad de pasar un rato con un genio” (publicado en Prodavinci).
Nació y vivió en una sociedad y cultura regida por las pautas tradicionales, pero su inquietud espiritual y creativa trasciende de tal manera, que rompe con las categorías clasificatorios de lo popular, haciendo difícil ubicarlo estilísticamente por el eclecticismo que caracteriza su obra. Puede ser dicho de él, que es tanto un artista popular, moderno como contemporáneo. Es cercano a las tendencias tradicionales y modernas de la arquitectura religiosa, en obras como el Templo de la Sagrada Familia de Antoni Gaudí, el románico y tendencias contemporáneas como el cinetismo de Jesús Soto en los diseños de sus cobijas o textiles. A su vez se establecen sincronías con las ambientaciones de Richard Long, que hace de la piedra un elemento básico para transformar el paisaje y transmitirle un sentido ritual, tal como se percibe en las ambientaciones realizadas en la Sierra Maestra de España, 1985. Es significativo la similitud de criterios que comparte con el artista inglés, con el hacedor del páramo:
“Me gusta el hecho de que cada piedra sea diferente, una de otra, de la misma manera todas las huellas digitales…En las obras de paisaje, las piedras son del lugar y permanecen allí” (7)
En las obras arquitectónicas del Filo del Tisure, se encuentran también atmósferas que recuerdan a Michel Barceló, pues esta propuesta contemporánea se enraíza en lo ancestral a través de su acercamiento al arte rupestre, en su búsqueda del origen; fusionando una cromática oceánica y telúrica como ocurre en la capilla que crea en la Catedral de Mallorca, y en la decoración de la Cúpula de la sala XX del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra; relaciones que también se encuentran presentes en las capillas de Juan Félix Sánchez.
Se van estableciendo así sus rasgos como creador, al dar nacimiento a un lenguaje plástico que a pesar de ser realizado en la soledad del páramo como una anacoreta, que rechaza la urbe de la que opinaba: “Caracas le parecía muy aburridosa”. Esta paradoja se materializan en los premios que nacionales que le fueron otorgados en vida, los cuales nunca busco, ni le interesaron: El Premio Nacional de Cultura Popular (1986) y el Premio Nacional de Artes Plásticas (1988). Nunca antes estos galardones han sido otorgados al mismo artista, lo cual evidencia que es percibido como creador popular, y a su vez al otorgarle el máximo galardón de las artes plásticas venezolanas; se le ubica al mismo nivel de maestros del arte nacional como Oswaldo Vigas, Jesús Soto, Armando Reverón, Gego, Marisol Escobar, entre otros.
Lo Espiritual en el Arte:
La primera y única exposición individual que se le ha hecho es “Lo Espiritual en el Arte de Juan Félix Sánchez”, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas”, 1982. La cual generó un punto de ruptura en las artes plásticas venezolanas, al introducir el tema de lo sagrado en el arte en una propuesta única que influencio a los artistas del país, y estableció lo popular como una categoría fundamental de la historia del arte venezolano. Para lograr este impacto una institución museística dirigido por Sofía Imbert asumieron el riesgo, de exponer parte de su obra, en un museo con una de las colecciones más importantes de arte contemporáneo del continente. En el cual están representados artistas como: Picasso, Bacon, Moore, Chadwin, Chagall, Tapies, Vigas, Soto, Gaudi Este, Marisol Escobar, Asdrúbal Colmenárez…
Asumir el reto de exponer la obra de un artista enraizado en el páramo merideño, fue logrado con éxito por gerentes y promotores culturales, desprejuiciadas, y libres en sus criterios estéticos. Con una sólida formación cultural como Sofía Imber, y Rita Salvestrini, Desde ese momento la atención de la intelectualidad y el mundo artístico, descubre que las propuestas estéticas nacidas en las entrañas de Venezuela, pueden romper con las categorías tradicionales. Y el representante más ilustre de esta tendencia es la vida y obra del “Hombre del Tisure.
Provocó su paradójica obra, que la categoría de arte popular comenzara a ser investigada, y problematizada, pues hasta ese momento solo se conocía en nuestra historia tangencialmente a pintores populares.
“La piedra se ha de escoger. Es decir el puesto que exige la piedra. Al ponerlas ellas van diciendo su lugar…Todo tiene su lugar y su tiempo.” (JFS)
BIBLIOGRAFIA:
Catálogo, Salvador José María: Lo espiritual en el arte de Juan Félix Sánchez, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Edit. Arte. Venezuela, N 53, 1982.
Grupo 5. Juan Félix Sánchez, Edit. Fundación la Salle, Venezuela, 1981,
Planchart Licea, Eduardo. El Gigante del Tisure, Gráficas Armitano, Venezuela, 1989
Planchart Licea, Eduardo, El Mago de la Niebla, gráficas Lauki, 2011