Conviasa y la seguridad europea
Debo decir que soy uno de esos venezolanos que apostó al éxito de Conviasa toda vez entiendo que una aerolínea bandera nacional de prestigio es importante para la imagen exterior de cualquier país. Ejemplos sobran y Venezuela tuvo un buen ejemplo con Viasa, empresa que nos dio orgullo por la capacidad de sus pilotos, una flota de última generación para su momento, un servicio como los mejores del mundo y lo más importante: su seguridad mantenida con altos niveles técnicos como lo demostró a lo largo de los años. Viasa tenia una asociación estratégica impecable con KLM, para aquel entonces una de las mejores compañías aéreas del mundo.
Nuestra Conviasa nace con el furor de la política y la improvisación. Queríamos rescatar el honor de Viasa y redimir el mal negociado acuerdo de venta con Iberia sin percatar que una buena idea no se hace exitosa por un decreto o por abrazarnos a la bandera tricolor. Como todo lo que hacemos en estos tiempos, la carrera por la aerolínea era a favor del dividendo político.
Compraron aviones de segunda y se lanzaron al mundo. Buena idea, pero quienes estaban detrás de la operación no eran verdaderos ejecutivos del negocio aéreo, hoy más competitivo que nunca. No basta haber sido piloto para creer que se entiende cómo poner una empresa bandera nacional a volar por el mundo con eficiencia, seguridad y cumpliendo los estándares mundiales de que cada día son más estrictos.
Vamos a la diplomacia. Qué manera irracional de reaccionar la de nuestra Cancillería ante la prohibición de que esa línea área nacional vuele a la Comunidad Europea. Hay que recordar que la proscripción no es contra Venezuela sino contra Conviasa en particular. No es una retaliación porque la misma resolución se aplica a más de veinte países, incluyendo Indonesia y Filipinas, con mucha tradición aérea. Hasta empresas de la misma comunidad han sido suspendidas en los últimos años.
Entonces, de lo que se trata es de seguridad y si países que han desarrollado altísimos estándares proceden así, aprendamos y adaptémonos antes de generar ruido y buscar retaliación. Todos los países, incluyendo el nuestro, tienen derecho a poner restricciones cuando la seguridad de sus consumidores o del país estén amenazados. El mundo cada vez más sofistica los estándares. A veces perjudican, discriminan, puede ser, pero al final siempre se beneficia quien se adapta a las normas. Queremos líneas aéreas seguras, alimentos protegidos, barcos que naveguen nuestras aguas sin químicos peligrosos, una industria petrolera con los más altos estándares de seguridad, queremos un ambiente limpio, normas de convivencia exigentes y ante todo mucha protección para nuestros consumidores de cuanto producto aparezca en el mercado.
Por qué no trabajamos más con los países amigos hacia esas disciplinas y como lo dice la resolución: aceptar la invitación a trabajar conjuntamente para garantizar los requerimientos.
Conviasa debió haber nacido sin prisa, con una flota aérea de última generación, con una gerencia experta, con pilotos bien entrenados y bien remunerados, con rutas beneficiosas para nuestra población y con ganas de ganar en pocos años un prestigio latinoamericano como hoy lo tienen algunas aerolíneas de países de la región. Recuerdo aún con tristeza cuando vi la noticia del ATR de Conviasa que se cayó en Puerto Ordaz, el mismo avión en que había volado con mi familia unos días antes. En Venezuela necesitamos más disciplina y menos simpleza al momento de enfrentarnos a las exigencias normativas que demuestran perfeccionamiento a nivel global.