Ataque contra Bolsonaro eleva tensión en Brasil a solo un mes de elecciones
El ultraderechista Jair Bolsonaro, líder en los sondeos de intención de voto, fue este jueves apuñalado durante un mitin electoral y sometido a una delicada cirugía, pero ya está fuera de peligro, lo que enturbió aún más las ya imprevisibles elecciones presidenciales en Brasil, a solo un mes de los comicios.
El diputado y militar de la reserva fue acuchillado cuando era cargado en hombros en medio de una multitud en una céntrica calle de Juiz de Fora, la segunda mayor ciudad del estado de Minas Gerais (sureste), lo que provocó gran conmoción en el país y llevó a los demás candidatos a cancelar sus agendas de campaña provisionalmente.
Pese a que la Policía detuvo al autor del ataque y aclaró que se trata de un hecho aislado y perpetrado por una persona que se dice indignada con la situación de Brasil, el atentado contra el líder de las encuestas inmediatamente elevó la ya alta tensión de la disputa electoral.
El ultraderechista es uno de los candidatos más polémicos en la actual campaña debido a que es un defensor de la última dictadura militar en Brasil (1964-1985), ha generado diversas protestas por sus insistentes declaraciones machistas, racistas y homófobas, y enfrenta juicios por discriminación e incitación a la violación.
«Creo que es lamentable», pues «en un país democrático que se respeta no se puede permitir que se acuchille a un candidato ni a nadie», dijo la expresidenta Dilma Rousseff tras visitar en prisión a su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a doce años por corrupción.
Pero, «incentivar el odio crea ese tipo de actitudes», agregó la exmandataria al recordar que, en un reciente acto de campaña, el líder de la ultraderecha dijo que pretendía «fusilar a la ‘petralhada'», como muchos se refieren en forma peyorativa a los militantes del Partido de los Trabajadores (PT).
El atentado se produjo un día después de que una encuesta indicara que Bolsonaro, candidato por el Partido Social Liberal (PSL), vencería en la primera de las elecciones presidenciales del 7 de octubre en un escenario sin Lula, cuya candidatura por el PT fue negada por la autoridad electoral, pero que perdería en la segunda vuelta contra sus principales adversarios.