Choros, Sociedad Internacional Ilimitada
Que esa sociedad, de anónima nada tiene: sus socios más conspicuos son archiconocidos, llegaron al poder luego de venderse durante campañas políticas populistas, prometiendo el oro y el moro. El leit motiv era que ellos se iban a encargar de que el Estado proveyera con abundancia a los ciudadanosporque las arcas nacionales iban a abastecer a todos con alimentos, educación y salud. Después de acceder al poder gracias a esas añagazas, en sus respectivos países formaron una suerte de comandita para apropiarse de los dineros públicos. Todo ello, bajo el patrocinio del Foro de Sao Paulo, la dirección y bendición de Fidel —el decano del grupo y asesor de los socios de esas empresas en eso de secuestrar los fondos nacionales a favor de sus “asociados”—, y los auspicios del pródigo sabanetense que derrochaba el Tesoro Nacional en corromper lo poco que quedaba sano en Venezuela y en comprar amigos en todas las latitudes. Esto último les abría un abanico de oportunidades para hacer “negocios” con los cuales incrementar mutuamente sus peculios.
Demos una vueltica por algunos países de América Hispana y observemos a algunos de los actores de lo que ha llegado devenido en un drama por la depauperación ciudadana.
Al ladito nos encontramos con Lula Da Silva, quien no solo tuvo dos mandatos presidenciales sino que dejó a su jefa de gabinete, Dilma Rouseff, como su sucesora. En ese dar y dar sin otra contraprestación que el voto para ellos, suministraban gratuitamente la “Bolsa Familia”, el equivalente de los Clap de por aquí, a casi una cuarta parte de la población. ¿Era necesario subvencionar a cincuenta millones de brasileros permanentemente? No, pero los “retornos” de esos chanchullos lo justificaban. Como eso, los escándalos de Petrobras y de Odebrecht, para mencionar solo dos. Los latrocinios eran del conocimiento general, aunque solo ahora empiezan a ser objeto de la justicia penal. Ya Lula está sentenciado a más de doce años de prisión por corrupto, por haber recibido varios millones de dólaresy regalos (incluida una lujosa casa de playa en la zona más exclusiva de Sao Paulo). Aun así, quiere ser candidato nuevamente, contrariando la letra y el espíritu de la Ley. Y hay quienes votarían nuevamente por él…
En Argentina, el dueto Kirchner estafó a la nación como le dio la gana. Cosa que estaban haciendo mucho antes de llegar a la presidencia, cuando el tuerto era gobernador de Santa Cruz. Ya por esos tiempos ambos empleaban la complicidad con Lázaro Báez para sisar. A Néstor le gustaba la guita contante. Hay un video donde se le ve abrazando la puerta de la bóveda blindada que mandó a hacer en su casa para guardar sus ahorros. Y otro, donde aparece Máximo, el vástago del dueto, presenciando como una media docena de “asociados” comprueba fajos de dólares con maquinitas bancarias de contar billetes. Es que eran tantos… Cristina, su viuda y sucesora, completó la faena: su gobierno se caracterizó por el “capitalismo de amigotes”. Lázaro Báez llevaba la batuta, aunque Julio De Vido estabalo empataba en los negociados. Este último sonó mucho en Venezuela cuando vino con un cargo de embajador de hecho, que no de derecho, enviado por Cristina para coordinar los jujúes con el régimen. Fue mucha la plata que hicieron. Cristina está siendo investigada penalmente, sus casas allanadas por la Policía Federal, no solo por ladrona sino por posible autora intelectual del asesinato del fiscal Nisman y por traición a la patria, por firmar un acuerdo con Irán para que no se investigase a los funcionarios persas que detonaron el coche-bomba en la AMIA y que causó más de ochenta muertos. Pero hay gente que hace marchas para que no se la toque, así se demuestre su culpabilidad.
Nicaragua y Daniel Ortega son motivo de titulares todos los días. Siguiendo la misma receta fidelista que tuvo éxito con las reelecciones de Evo y Correa a pesar de los impedimentos constitucionales existentes —mediante la “aquiescencia” de las respectivas cortes supremas politizadas y “remuneradas”—, el pedófilo se lanzó y fue reelecto (por la división de la oposición) para un nuevo período. El grueso de la población no desea ni el programa sandinista inspirado en el sistema castrista de su primer período, ni las triquiñuelas para robarse parte del tesoro que caracterizó su segundo (y el actual). Junto a su enjoyada, alcahueta y horrible compañera, Rosario Murillo, se ha empeñado en una guerra contra sus adversarios que ya sobrepasa los trescientos muertos. La semana pasada, para evitar que levantasen un informe que pusiese al descubierto sus fechorías, expulsó a los funcionarios de las Naciones Unidas. Sigue al pie de la letra la receta dictada por la gerontocracia cubana que tanto éxito (eso creen ellos) le ha dado a Platanote: acabar a sangre y fuego, con prisión y exilio, a todos los que se opongan a sus desmanes y al robo sistematizado de los bienes de la nación; y no dejar entrar a los organismos internacionales que quieran averiguar.
¿Qué tienen en común los tres casos — no menciono más por falta de espacio— narrados? Que en ellos hay personas que están dispuestas a hacer la vista gorda ante las pruebas. En nuestras latitudes hay gente que tiende a creer que el latrocinio es algo que merece la pena capital —aun si solo hay una sospecha— en un antagonista político; pero un mero pecado venial si los cometen sus copartidarios. Entre nosotros abundan. Aunque hay algunos que, al igual que Saulo en el camino hacia Damasco, hayan descubierto la verdad y reconocen el daño que han infligido a la población. Como explicó Bernal: “No es responsable la cuarta república(…) Somos responsables nosotros porque tenemos 19 años en revolución y ya somos responsables de lo bueno y de lo malo en este país”.
No existe la fulana guerra económica. Todos sabemos que eso es una tramoya. Pero queda un corro voluntariamente enceguecido que trata de ocultar las enormes ineptitud y corrupción del régimen. Lo sensato, lo decente, es que reconozcan que el mandato les quedó inmenso; lo ético, que renuncien y cedan el mando a personas más aptas, mejor intencionadas, que sean capaces de revertir las catastróficas tendencias económicas y el éxodo de nuestros paisanos.