Los cercos medievales a Santa Cruz
Jimmy Ortiz Saucedo
La falta de Estado de Derecho en este país llega al jopo. Una de las prácticas que muestra con mayor crudeza esta triste realidad, son los cercos a Santa Cruz. Atropellos monumentales contra el pueblo, solo digno del populismo cocalero.
Del cerco a Santa Cruz 2008;dondeasesinaron al profesor de PortachueloPedro López y al unionista de La GuardiaEdson Ruiz, hasta el cerco de Andecruz en junio 2018; que causó severos daños al sector producticoCruceño, todos ellos han violado la Constitución Política, perjudicando la economía nacional y amedrentado a un pueblo pacífico, principal generador de riquezas y empleo. Y lo peor de todo, estas fechorías quedaron impunes. El profesor de Portachuelo y el unionista de La Guardia quedaron bien muertos, del mismo modo nadie respondió por las pérdidas económicas a nuestros productores. Es la Bolivia Plurinacional en todo su trágico esplendor, abusiva y antidemocrática.
Lo inaudito es que las autoridades llamadas por ley, para protegernos, como: La Policía, el Ministerio Público, el Poder Judicial e incluso el Ejército Nacional, no cumplieron su obligación con Santa Cruz. Tampoco se conoce a ningún asesino, violador constitucional o causante de daños económico, que hubiera sido procesado.
¿Ante esta trágica realidad, que debe hacer la ciudadanía? ¿Tendremos que recurrir a tomar la justicia por nuestras propias manos? En cuanto nuestras autoridades piensen una mejor solución, planteo lo siguiente:
1) Que el Alcalde, en representación de la ciudad, accione todas las instancias legales; incluido un Amparo Constitucional, contra los cercadores.
2) Que los afectados: pasajeros, productores, transportistas, y todos los que se sientan damnificados, inicien en conjunto un juicio, para el resarcimiento civil de los daños.
3) La denuncia ante organismos internacionales de Derechos Humanos, en vista de la indefensión nacional.
4) Exigir al Movimiento al Socialismo, desterrar de su cultura política este tipode acciones incivilizadas.
Ya es hora de frenar en seco estas actividades bélicas y anticonstitucionales, practicas más propias a la Edad Media que del mundo moderno.