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La Clonación

El proceso evolutivo de los seres vivos trajo consigo la diferenciación por sexos, por lo que cada nuevo individuo es el resultado de la unión de dos células iniciales, una proveniente de la hembra (óvulo) y la otra emanada del macho (espermatozoide). El código por el cual está unión primigenia de las células femenina y masculina da lugar, mediante divisiones y subdivisiones, a un nuevo ser -semejante a sus progenitores- está en los millones de genes contenidos en los cromosomas que forman el ADN.

Estas tres letras son una abreviación de Ácido Desoxirribo Nucléico, y constituyen una escalera curva de cromosomas y genes, microscópica, presente en cualquier célula del organismo. Cada individuo es único por ser el resultado no sólo de la mezcla de la carga genética de un determinado macho y una determinada hembra, sino porque en cada caso, de los millones de genes aportados por cada progenitor, algunos van a participar activamente en la conformación del nuevo ser, mientras que otros permanecen pasivos, sin intervenir. Por ello, aun siendo hijos de una misma pareja, los hermanos (excepto en casos de mellizos) van a ser distintos entre sí, pues en cada uno de ellos es diferente el grupo de genes que prevalece y establece los rasgos. Ello explica las diferencias, mayores entre humanos, en el color del pelo, ojos y piel, estatura y conformación corporal, inteligencia, carácter, y gran parte de las características de cada miembro de una misma prole, hijos de la misma pareja.

Es difícil de entender, pero a escala microscópica existen miles de millones de estos códigos de instrucción en los genes, y a cada grupo de ellos le corresponde una determinada labor, siendo responsables hasta de las enfermedades o genialidades que caracterizan a cada individuo. Ello es más evidente a nivel humano por cuanto el grado de evolución nos ha permitido manifestarnos en una mayor cantidad de actividades (deportes, música, tecnología, ciencia, artes plásticas, etc) en comparación con el resto de los animales con quienes compartimos el planeta.

La totalidad de los genes del ser humano es llamada Genoma, y los científicos realizaron una investigación de décadas para lograr descifrar el mapa con la ubicación exacta de cada gen y su específica función. Ello, en teoría, permite no sólo manipular a determinados genes para impedir que produzcan las enfermedades que cada uno de ellos tiene codificadas en sus instrucciones desde hace millones de años, sino que abre la opción de escoger las características en materia de sexo, estatura, color y tipo de ojos, pelo, piel, forma del cuerpo y sus diversas partes. En el futuro mediato -si la ética lo permite- se podrá diseñar a cada nuevo individuo, procurando lo mejor para erradicar las enfermedades y condiciones negativas heredables, ejercicio de Eugenesia, mejoramiento de las especies (ya practicado en animales domésticos).

Durante las pasadas décadas, el mundo científico dio grandes pasos en el proceso de lograr la reproducción de un ser vivo animal sin la participación de dos individuos de distinto sexo. Ya no es indispensable conjugar la célula de la hembra y la del macho para generar un nuevo ser. Ahora basta con tomar dos células de un mismo individuo para lograr una copia idéntica.

Mediante la estimulación de los códigos de reproducción presentes en el ADN, se ha logrado la multiplicación celular que conduce a la formación de un individuo, a partir de un óvulo, sin espermatozoide que lo fecunde. El producto de este proceso en el que no intervienen los dos sexos, se llama Clon, y se ha desarrollado a partir de ranas, ratones y ovejas, siendo la más famosa la oveja Dolly -1996-, y la menos conocida la oveja Polly -1997- producidas por el Instituto Científico Roslin, en Escocia.

La clonación hasta ahora se ha basado en la utilización de un óvulo obtenido de una hembra animal donante, al cual se le extrae su núcleo y se le incorpora material nuevo sustitutivo (nada qué ver con células del sexo opuesto, los espermatozoides no intervienen).

El nuevo núcleo se extrae de células de otra parte del donante que se mantienen en caldo de cultivo hasta garantizar que son viables, que están en buenas condiciones y en capacidad de realizar las múltiples divisiones que llevarán al desarrollo de un ser similar al que le dio origen. El óvulo con núcleo transferido, se  coloca entonces entre dos electrodos para estimular con una descarga eléctrica, la fusión de ambos materiales (el óvulo y su nuevo núcleo) mediante una corriente de 25 voltios, en un procedimiento similar al de la desfibrilación para estimular al corazón detenido, aunque ésta se realiza con mayor voltaje y ello hace saltar el cuerpo del paciente.

Se observan al microscopio las primeras etapas de la división celular que conducen de una célula inicial a dos, luego a cuatro, a ocho, a diez y seis, a treinta y dos, a sesenta y cuatro, y así sucesivamente, hasta que es conveniente “plantar” ese óvulo en desarrollo embrional en la pared uterina, que puede ser de otra hembra de la misma especie, hasta que el feto tenga la suficiente madurez para nacer. El nuevo individuo será exactamente idéntico al progenitor donante, una especie de gemelo de su propia madre. No se sabía si al recién nacido correspondía la edad del tiempo que lleva en gestación, las experiencias señalan que al nacer ya lleva en su interior instrucciones correspondientes a la edad de su progenitora, el óvulo que le hizo posible a través de la clonación ya tenía marcado en su calendario los años vividos por la donante (lo que provocó una muerte prematura en Dolly).

Esto es muy importante para el caso de que puedan permitirse clonaciones de seres humanos en el futuro mediato, ya que de ser determinante e inevitable heredar la edad del progenitor, un bebé clonado de una persona adulta tendría al nacer una esperanza de vida más corta.

Aunque se han realizado clonaciones usando sólo donantes femeninas, el tejido masculino también sirve a los efectos de suplir el núcleo y reproducir a un nuevo ser, partiendo de la base de que contiene en su ADN suficientes instrucciones como para dividirse y subdividirse hasta reproducir a un individuo similar a aquel cuyo tejido se utilizó, por lo que también los varones podrían resultar donantes y obtener copias orgánicas de sí mismos, pero por ahora es imprescindible la utilización de un óvulo -al que se le extrae su núcleo original- como recipiente del nuevo núcleo con tejido masculino, cuyo ADN va a desarrollarse.

La oveja Dolly es extraordinaria por provenir su núcleo transferido del tejido de la ubre de la donante, una oveja de seis años, raza Old Finn Dorset. El óvulo fue implantado en otra oveja de raza Scottish Blackface, que parió a Dolly tras 148 días de embarazo.

Antes, se habían usado como donantes células primigenias de embriones y de fetos, en los cuales hay la natural disposición a multiplicarse indiscriminadamente hasta alcanzar la etapa en que a cada grupo de células corresponde una específica tarea (formar órganos, huesos, músculos, etc), siendo entonces células diferenciadas.

En 1995 habían clonado a Megan y Morag, a partir de células de embriones. En 1996 Dolly se desarrolla mediante el uso de células diferenciadas (de la ubre) de una oveja adulta.

Con Dolly quedó demostrado que las células adultas pueden volver a la condición propia de las células primigenias y realizar el proceso de formación de un individuo completo, a pesar de haber sido parte de un tejido diferenciado (en el caso de Dolly se usó un óvulo desnucleado al cual se introdujo un nuevo núcleo que provino de tejido de la ubre, ambos de una oveja de seis años de edad).

Polly, fue clonada en 1997, es transgénica, tiene la particularidad de provenir de donante en estadio fetal y llevar un gen humano que le permitirá producir en su leche el Factor IX, que es el agente de coagulación de la sangre ausente en quienes sufren la Hemofilia B, y este rasgo será heredado por sus descendientes, cuyas hembras serán la fuente del elemento del que carecen los pacientes hemofílicos.

También, dado que el cerdo es el animal más compatible con el humano, en virtud del tamaño de sus órganos, se ha logrado producir lechones cuyos órganos no generarán rechazo al ser trasplantados a seres humanos. Actualmente el rechazo a órganos humanos se inhibe mediante la droga Ciclosporina, la cual debe tomarse a diario por parte del paciente trasplantado. Los órganos de cerdos transgénicos no producirán rechazo, se les incorporan los genes que producen la señal química que los anticuerpos reconocen como humana, por lo que no generarían el temible rechazo natural que conduce al fracaso de los transplantes.

En noviembre de 1997 Dolly, de la raza Old Finn Dorset, fue apareada con un ovejo Welsh Mountain Ram, y en abril de 1998  tuvo una ovejita llamada Bonnie, con lo que se cerró el círculo. Queda demostrado que los clones pueden obtenerse tanto de células embrionarias o fetales (indiferenciadas), como de células adultas (diferenciadas), que pueden reproducirse naturalmente, que no sufren esterilidad y que sus crías son normales (salvo por lo de la edad del donante, codificada en los genes).

La Clonación abre un horizonte inmenso de posibilidades, copiando los ejemplares vacunos, porcinos, avícolas, más productivos. También abre la posibilidad de impedir la extinción de animales amenazados e incluso ya extintos (Lobo de Tasmania, Mamut, etc), usando tejidos bien preservados. En el plano humano, se pudieran erradicar muchas enfermedades codificadas en partes del genoma, a través del control de los genes que transmiten esas anomalías. Igualmente, no sólo con cerdos transgénicos se pueden producir órganos para ser usados por humanos sin que ocurra el rechazo por parte del sistema inmunológico, sino que puede llegar la Ciencia a dominar el proceso parcial de generar órganos totalmente humanos, a partir de clones dirigidos específicamente a la producción de hígados, páncreas, corazones, sin necesidad de desarrollar un ser humano completo. Beneficiará a las futuras generaciones.

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