López Obrador: El que promete acabar con los grandes males de México
Andrés Manuel López Obrador está convencido de que puede acabar con los grandes males del país: la corrupción, la impunidad, la violencia o la desigualdad social.
Tal parece que a la tercera es la vencida porque a sus 64 años, López Obrador -quien se presentaba por tercera ocasión a la presidencia de México-, a partir de este domingo empieza a liderar el cambio que clama el país.
AMLO -llamado así por sus iniciales- situó la lucha contra la corrupción en el principal eje de su campaña al tiempo que promete gobernar de una manera responsable, nacionalista, popular y con espíritu de servicio público.
De ahí que diga abiertamente que se identifica con los presidentes Lázaro Cárdenas, quien nacionalizó la industria petrolera, redistribuyó tierras y promovió la educación; o con Benito Juárez, considerado un liberal y uno de los padres de la patria.
Sus propuestas, para algunos demasiado socialistas y populistas, le han llevado a ser comparado con el venezolano Hugo Chávez, y ser considerado un peligro para México.
Desde siempre de izquierda
Formado en las filas del institucionalista Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la década de los 60 y 70, Andrés Manuel siempre estuvo más inclinado hacia la corriente izquierdista del partido y, por ello, fue acusado de «difundir ideas socialistas».
A mediados de los 80 renunció al gobierno, donde era titular del Centro de estudios políticos, económicos y sociales del Comité directivo estatal del PRI al asegurar que «el partido no tenía remedio».
En 1988, AMLO fue testigo del fraude electoral que le dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari sobre Cuauhtémoc Cárdenas, quien se presentaba como el primer candidato de izquierda que se enfrentaba al PRI.
Tras ello, AMLO fue uno de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), por medio del cual logró la gubernatura de su estado natal, Tabasco, y posteriormente la presidencia nacional del partido.
En el 2000 López Obrador ganó las elecciones para jefe de gobierno de la capital del país terminando así con 70 años de hegemonía del PRI al frente de la ciudad.
Como jefe de gobierno implementó programas sociales de ayuda a adultos mayores, madres solteras, desempleados, además de políticas que ayudaron a disminuir la violencia, el aumento de la inversión privada, aunque también incrementó la deuda pública en la ciudad.
AMLO prometió un gobierno honesto y austero y trató de llevarlo a la práctica. Vivía en una casa pequeña en un barrio de clase media y se transportaba en un automóvil austero.
Del mismo modo, redujo los salarios de los funcionarios, creó una universidad pública y fomentó la construcción de viviendas de interés social.
Solía dar conferencias de prensa todos los días muy temprano y trabajaba casi 18 horas. Su nivel de aprobación en algunas encuestas alcanzó el 80%.
Por ello, en 2003 el tabasqueño era el político más popular del país y fue justo ese año que murió su primera esposa, Rocío Beltrán Medina, debido a un padecimiento crónico.
Llevaba 23 años casada con López Obrador, con quien tuvo tres hijos: José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo quienes han protagonizado escándalos por accidentes automovilísticos, peleas en redes sociales y el uso de artículos de lujo, en contraste con los ideales políticos de su padre.
Los escándalos no fueron ajenos en su papel político. Gente allegada a él fue captada en casinos de Las Vegas o recibiendo sobornos en efectivo.
Aún así, en 2006 AMLO se presentó a la presidencia de México y perdió ante el derechista Felipe Calderón por un estrecho margen.
En medio de las protestas que organizó para denunciar el fraude de su derrota electoral, Andrés Manuel se casó con Beatriz Gutiérrez Müller, una mujer que conoció cuando gobernaba la Ciudad de México y con quien tuvo un hijo llamado Jesús Ernesto.
En 2012, tras perder las segundas elecciones presidenciales ante un carismático Enrique Peña Nieto y de acusar de un nuevo fraude se deslindó del PRD y formó el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En tres años, el partido adquirió una gran fuerza y bajo el lema «La esperanza de México», representa para muchos la posibilidad de acabar con los problemas más grandes del país: corrupción, desigualdad, pobreza, crimen y violencia, tal como intentó hacerlo en la Ciudad de México.
AMLO, de hecho, ha dicho que su llegada a la presidencia será la cuarta revolución en el país, «luego de la Independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución Mexicana».