El EditorialOpinión
¿Hay espacio para la esperanza en Venezuela?
Muchos compatriotas creen que ya no hay futuro en nuestro país y por ello lo buscan en otros países.
Esa misma realidad existió en varios países de Europa al concluir la Segunda Guerra Mundial, y por eso ocurrieron auténticas oleadas humanas que buscaban mejores destinos y algunos países de nuestro continente los acogieron y a ellos deben en gran parte su auge y crecimiento económico.
Venezuela fue tierra de esperanza para italianos, españoles, portugueses, judios, libaneses, sirios y otras y diversas nacionalidades, y gracias a estos inmigrantes construimos un país moderno.
Hoy, por razones fundamentalmente políticas, se ha producido una invertebración de Venezuela que ha roto la cohesión social, generando una verdadera catástrofe humanitaria, agravada por una de las mayores hiperinflaciones del planeta.
Pero a pesar de que los hechos son incontrovertibles y que las condiciones objetivas del país hacen entendibles la estampida humana, también es cierto que existe por parte de un importante número de habitantes de nuestro país, que aún residen en él, una capacidad de resiliencia admirable.
Los que siguen luchando contra viento y marea no lo hacen porque no tengan otra opción, sino porque creen que si hay esperanzas para un cambio en Venezuela, y que, aunque suene paradójico o incluso absurdo, había que pasar por el infierno para lograr que entendiéramos que era indispensable sentar otras bases, más sanas, para el futuro de nuestro país.
El rentismo, el populismo, el militarismo, el dinero fácil producto de la corrupción, la falta de moral y de ética, de solidaridad y sobre todo de responsabilidad nos trajeron a donde hoy estamos.
Lo que nos salvará será la esperanza de que unidos y con un giro de casi 360 grados, podremos empezar la reconstrucción de una nación que requiere del trabajo de cada uno de nosotros y no de la renta petrolera o minera.
Ese día vendrá, no tengamos la menor duda de ello, por eso desde esta tribuna seguimos luchando porque eso sea realidad y entonces veremos como regresarán muchos de los que se fueron para colocar cada uno de ellos su ladrillo en lo que será la nueva Venezuela.