¡Los presos militares!
Fue impresionante la exposición llana de los familiares directos de los militares activos y retirados recién recluidos como presos políticos en la sede de la DGCIM en varias regiones del país, ante la Subcomisión de DDHH y DIH de la Asamblea Nacional, donde ponen al desnudo la absurda motivación que raya en la inopia y en la barbarie, y consecuentemente ayuda en la calificación del gobierno en de procaz y perverso, que sin darse cuenta, desenmascara la degeneración del que hasta hoy ha sido llamado el maligno gobierno militarista implantado por Chávez, “forjador de nimiedades”, pomposamente calificado de “eterno”.
En un principio se atacó al SEBIN, otro de los adefesios creados como escudos de la “revolución bolivariana”, que para los estudiosos de la inteligencia militar, se percibe como una brutal deformación de lo que en teoría debiera ser un órgano científico de investigación para la seguridad nacional por lo que se percibe una brutal persecución y el abuso humano y humanístico de estos prosaicos personajes, que mas que juventud, manifiestan falta de talante y talento para tratar con personas privadas de libertad sin justicia y sin derecho, solo amparados por la malignidad ventajosa del delincuente que se siente poseedor del poder y de la fuerza. Más grave aún, amparados con una supuesta autoridad usurpadora de un abrupto poder judicial inexistente.
Quisiéramos alertar a los mando militares, que sabemos no están de acuerdo con los abusos que cometen estos órganos parapoliciales incapaces y formados por ciudadanos sin ninguna formación ni preparación policial, del desprestigio que ya tienen en la población y en especial en las familias de los militares, que sufren con desespero y llanto los maltratos físicos y mentales que sufren sus protegidos, quienes no encuentran a quien acudir, porque la negación de la presencia es la consigna de los carceleros, pero que reciben todo lo que les llevan de los cuales se apropian sin descaro.
A decir de los sufridos familiares, la actitud de la DGCIM al efectuar allanamientos sin orden judicial, maltratan a los allanados e investigados, y según ellos, el colmo de apropiarse de útiles y alimentos que llevan a los detenidos, lo que les hace percibir que esos actos no son dirigidos por profesionales, sino por personas de escasa educación y formación en las tareas policiales y de inteligencia, como se supone deben ser estos funcionarios.
La percepción que asumimos de esa expresión doliente de los familiares, nos hace sentir como inválidos defensores de los DDHH sumergidos en una dantesca crisis de gobernabilidad, ya que aunque sabemos que no es este el proceder de las autoridades civiles y militares involucrados, nos apena la degradación de los subalternos, que demuestran incapacidad e impericia en una función tan delicada como la del ejercicio policial hartamente desprestigiada y puesta a menos, no solo por el abuso en su práctica, sino porque demuestra el talante dictatorial de la función de seguridad ciudadana, que debiera ser cumplida como lo establecen la constitución y las leyes. Pero hay algo más grave, como lo es que este cuerpo de “contrainteligencia”, en un absurdo orden funcional, supuestamente asume el rol de policía judicial en acción de la justicia militar, que tampoco es competente en materia de delitos políticos sin precisar como materia para su calificación.
Por nuestra parte, orientamos a los denunciantes, con el apoyo jurídico necesario, sobre la forma de formalizar la denuncia y conducir la defensa, a sabiendas de que todos esos actos son inconstitucionales e ilegales.
Dios quiera y la mente sana, profesional y ciudadana de los jefes militares que operan y comandan estos funcionarios policiales y judiciales, se percaten del error y entren en la razón necesaria para poderlos calificar de jefes, comandantes y juristas.
@Enriqueprietos