Moral sin luces
“Cuando la moral se aleja de la política,
comienzan los asesinatos y el terror”.
Albert Camus, Moral y política
Nunca antes en nuestra República la moral se había distanciado tanto de la política. Una marea desbordada de mezquina dimensión ética y bajeza intelectual penetra todas las instituciones. Un proceso degenerativo que, como todos los populismos corruptos, se inició con un sermón redentor de justicia social.
En lugar de reivindicación social para las mayorías, ni de obras materiales perdurables, la huella que va dejando este socialismo real es la de un andamiaje de vilezas morales. Ostensibles quedan para la historia invenciones excluyentes como la -ya casi olvidada- Lista Tascón de 2004 y su versión digitalizada de hoy: el carnet de la patria. Mecanismos de extorsión colectiva, tan discriminatorios como un apartheid. En materia electoral el cúmulo de trapacerías es abrumador, tanto, como los delitos de cohecho que han trasegado millardos de dólares del erario público a cuentas privadas. Nunca antes nuestras dictaduras habían derivado como hoy en organización gansteril. Una ilustración de su baja calaña es la reciente trampita de inventarles currículos a un par de zánganos -hijos de jerarcas- intentando contrabandearlos a Estados Unidos como brillantes ejecutivos de Citgo.
En el ámbito de la represión, no es poca cosa el informe de 400 paginas de un equipo de expertos en derechos humanos, comisionados por la OEA, que denuncia los delitos de lesa humanidad en nuestro país. Evidencias de 131 ejecuciones extrajudiciales, 12 mil detenidos arbitrariamente en los últimos dos años, 289 denuncias de torturas y 192 casos de violencia sexual contra personas detenidas. Sobresaltado por la amenaza de verse sentado en el banquillo de la Corte Penal Internacional, el Golem gobernante ha simulado un diálogo y la liberación de algunos presos políticos. Una bribonada tan falsa como los anunciados billetes con tres ceros menos.