La OEA y el Exilio Venezolano
Fue inútil el torpe intento del Embajador Moncada para impedir la realización de la Reunión convocada por los 12 Estados del Grupo de Lima, apoyada por el Secretario General Almagro y por todos los países miembros, con la sola excepción del delegado Boliviano, quien por lo demás no intervino para oponerse a la realización de la reunión -como exigía el Representante diplomático de la Republica Bolivariana- sino para dar un tímido argumento de forma al tratar de impedir inútilmente las presentaciones de invitados especiales de reconocidas instituciones como la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y Caritas, quienes hicieron una pormenorizada y bien documentada exposición de la grave crisis humanitaria que se ha trasladado fuera de las fronteras, caracterizando el drama de un país que en el pasado fue reconocido por ser Tierra de Asilo para millones de refugiados de todo el Mundo y que hoy lamentablemente, es Tierra de Exilio hacia los países del Mundo.
La preocupación de los países de América Latina y del Hemisferio recogida en la Sesión de la OEA por el desequilibrio ocasionado por la diáspora, tuvo inmediatas repercusiones al incluirse el tema en la agenda de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que está reunida en Santo Domingo; o la presentación del Plan de acogida, protección e integración anunciado por Su Santidad el Papa Francisco en el que se anuncia el apoyo que dará la iglesia a los refugiados en la región; o los planes que ya están operando en Cúcuta por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, además de las acciones de ACNUR, OIM, y del propio Secretario General de la ONU; o del enorme despliegue solidario militar Brasileño en Boa Vista para brindar apoyo, alimentos y medicina a los nacionales que no encuentran en su propio país el sustento para sobrevivir; o la resolución del Parlamento Europeo esta semana al aprobar el envío de una delegación que viaje a la frontera de Colombia y Brasil para verificar la gravedad del éxodo venezolano a través de la frontera y ofrecer el apoyo comunitario.
Mientras las estructuras internacionales tratan de mitigar el desequilibrio que genera el exilio venezolano en los países de la región, los Jefes de Estado del Hemisferio y de Europa, están cada vez más conscientes que ese problema se soluciona con una transición urgente que desconozca los resultados del fraude electoral del 20 de Mayo y reconozca las medidas de salvación nacional de un nuevo Gobierno democrático que respete la Constitución vigente y los Acuerdos Internacionales, dándole esperanza y soluciones a los millones de venezolanos atropellados por un colapso sin precedentes en la historia del país.