Revertir esta historia de muerte
a gente exige desesperadamente un paso decisivo para salir de este desastre y el Gobierno inventa una votación fraudulenta para perpetuarlo. La Iglesia, especialmente, en las grandes tragedias nacionales, debe decir la verdad, hablar, movilizar conciencias y actuar en defensa de la vida, y el 23-4-18, día en que empezó la campaña para una votación fraudulenta, exhortó a los venezolanos a no dejarse atrapar en la desesperación y el miedo. Nos recuerda su propia historia cuando, luego de que mataron a Jesús, el miedo y la desesperanza se apoderaron de ellos hasta que el encuentro con Cristo Resucitado los cambió, los reagrupó y los lanzó a la calle, llenos de esperanza, predicando a Jesús como vida y demostrando que el amor es más fuerte que la muerte.
Ahora nuestros obispos hablan de lo que todo el mundo sabe y el Gobierno se empeña en negar: “Comprobamos alarmados, cómo los males señalados en nuestra Exhortación Pastoral de enero de este año se han agravado: La hiperinflación ha acrecentado el empobrecimiento general de la población, con la descomposición de la calidad de vida de todos. La carencia generalizada de los servicios públicos de luz eléctrica, agua, gas, en todo el país que hace más difícil la vida. Todo ello ante la sorprendente indiferencia de los responsables gubernamentales de estas áreas para solventar estos problemas”.
“El Estado ve cada día más comprometido su rol sustitutivo para asegurar los insumos básicos para la subsistencia del pueblo. Todo esto se traduce en más hambre y desempleo. A ello se suma el aumento de la insalubridad por la aparición incontrolable de epidemias y de enfermedades en las poblaciones más vulnerables, con el agravante de la carencia de medicamentos para los tratamientos. Toda esta problemática está generando un gran número de protestas a lo largo y ancho de todo el país, que aunque silenciadas por los medios de comunicación, se van acrecentando”.
“La emigración está tomando cada día mayores proporciones. Afecta a todos los niveles sociales. Se realiza en condiciones cada vez más precarias. Rompe los lazos familiares, trae consigo desolación y abandono de los mayores y de los niños. Las muertes, que ya comienzan a producirse, de hermanos emigrantes, siembran mayor dolor en sus familias. Agradecemos a los países que han acogido, a través de sus organizaciones de ayuda humanitaria, a los venezolanos que se han visto obligados a salir del país. De igual forma a las instituciones eclesiales que trabajan con migrantes, a las Caritas, por la atención brindada a los hermanos venezolanos”.
Elecciones presidenciales ilegítimas
“Ante problemas humanos de tal magnitud se deslegitima la realización de las elecciones presidenciales, convocadas para el próximo 20 de mayo”. El Gobierno inventó votaciones dictatoriales precipitadas para evitar las obligadas elecciones presidenciales libres y justas y democráticas de fines de 2018. Para ello el régimen creó, de manera anticonstitucional y fraudulenta una Asamblea Nacional Constituyente que, como instancia supraconstitucional, usurpa el poder ejecutivo, judicial, legislativo y electoral y decide las elecciones fraudulentas del 20M, sin condiciones democráticas.
“Tal como están concebidas, sin las suficientes garantías que identifican todo proceso electoral libre, confiable, transparente con innumerables inhabilitaciones de posibles candidatos, lejos de aportar una solución a la crisis que vive el país, pueden agravarla y conducirlo a una catástrofe humanitaria sin precedentes. Por tanto, es urgente su postergación para el último trimestre del año”.
“Hacemos nuevamente un apremiante llamado, en primer lugar a los gobernantes y responsables de la nación, a tomar conciencia de su responsabilidad en todos estos males, a escuchar al pueblo y a abocarse, sin más dilación, con la ayuda y colaboración de la empresa privada, e incluso de países hermanos, si hace falta, a controlar la hiperinflación, a facilitar la búsqueda de soluciones políticas que detengan estos males, antes de que alcancen proporciones incontrolables y cotas dolorosas de destrucción y muerte. En segundo lugar, todos los venezolanos, hemos de tomar conciencia que está en juego en estos momentos no solamente la realización de un evento comicial más o la merma transitoria de la calidad de vida de un pueblo, sino su misma existencia como nación libre, fraterna y democrática”.
“Con la fuerza de la fe y el empuje de la esperanza, es posible asumir valientes y decididas actitudes de solidaridad y darle un rumbo distinto a esta historia de muerte”.
Parece muy difícil que el Gobierno pueda perder esta votación fraudulenta y descarada del 20M; pero al día siguiente la situación será más desesperada y mayor el clamor por el cambio.