Colapso total
Estamos contemplando el derrumbe de un gobierno y de un régimen. Chávez se empeñó en crear una sociedad a partir del concepto que el teórico del hitlerismo, Carl Smith, tenía sobre la política: amigos-enemigos; la confrontación: guerra o paz. A lo cual Chávez conformando una autocracia militarista, agregaba: al enemigo hay que pulverizarlo, “volverlo polvo cósmico”, y tomó del Che que “al enemigo hay que odiarlo”. Con esos ingredientes se empeñó en querer “destruir al capitalismo de raíz”, y sentirse “líder mundial”, recuperador del socialismo. Dividió al país en dos grandes pedazos, y no supo gobernar para todos los venezolanos. Esa es la herencia que recibe Nicolás Maduro: un modelo autoritario, centralista y estatista que ha fracasado donde quiera se querido implantar. No contento con tales pretensiones, quiso fundar una nueva República, y destruir todo el pasado al que empezó a redimensionar de acuerdo con sus particulares puntos de vista.
Maduro recibe un país que se encuentra en colapso total. Cuando éste visita al Papa Francisco, a los presidentes de Italia y Francia, y a los de Mercosur para su reconocimiento, todos, muy especialmente Lula Da Silva, expresidente de Brasil, le aconsejaron que dialogara porque con más de la mitad del país en contra es difícil gobernar. Esta verdad elemental no la comprendieron ni Chávez ni su heredero. Todo lo contrario, han intensificado la confrontación, las amenazas, al colmo que Diosdado grita: “¡Estamos dispuestos a todo, y todo es todo!”. Quizás quiera decir con eso bañar de sangre a Venezuela.
Lo cierto es que las elecciones del 8D son cruciales. Como lo han dicho Capriles, el candidato a la Alcaldía Mayor Antonio Ledezma, y la MUD, a partir de ese día se conformará una nueva realidad política.
A votar el 8D. A demostrar que una sólida mayoría está de acuerdo con instaurar un nuevo gobierno y un nuevo régimen; que esa mayoría es partidaria de un cambio democrático, atendiendo la Constitución Nacional, que reza: “Venezuela es y será para siempre democrática”.
Los vientos que soplan son de cambio, de reunificación de los venezolanos. Si se pudieron unir los alemanes, los surafricanos, y reconstruirse sociedades como la de Chile con la Concertación Democrática, también será posible lograrlo en nuestro país. Es el camino hacia convertirlo en uno de los más avanzados de América Latina, como ya lo fue en una oportunidad.
