Opinión Nacional

La vocación socialista del venezolano

¡No me vengan a cortar con ese vaso de cartón lleno de Whisky 25 años! En medio de qué barranco psíquico, litro de anís o lumpia express, se les habrá ocurrido semejante disparate de que Venezuela es territorio fecundo para la implantación del socialismo. ¿Obsesión de mártires, delirium tremens, estreñimiento crónico? Porque venir a conquistar a este pueblo minero y caribe con esa indigestión que se inventaron Marx, Lenin, Mao, Fidel y otros Stalin, enfermos de Siberia, sangre, vodka, y exportables, es cosa que se parece más bien a un esquimal bailando “quítate de la vía Perico, que ahí viene el tren”. A menos que el país sea de plastilina, que lo es, y por eso es que se le sale el bojote entre los barrotes de bambú que sostienen a esta gelatina colorinche, vidriosa y petrolera que es la sociedad venezolana. ¿Socialista? ¡Bola!

Ella lo que se deja es manosear aunque incómoda ante el parapeto que con voz de ultratumba han montado los que mandan y roban. La condición que han ofrecido y no cumplen es la de seguir repartiendo la plata que no es de ellos –pero que sea en dólares– que ya dilapidaron, porque los bolívares que quedan tampoco es que sirvan para suplir al papel toilette de nuestros constantes y sonantes padeceres.

Aquí, de verdad verdad, lo que sobra es trópico, damiselas y ritmo, ¡qué manguangua!, y sépase que todo aquél infeliz que se ha opuesto a esta “natura” ha salido con las tablas en la cabeza. ¿Quieren que les haga una lista de los que perecieron en el intento y aquí no caben? Porque andinos no somos, a pesar de que mandaron y propiciaron también este bochinche durante un siglo mal contado y dejaron huella estética dizque de seriedad alpina en el manejo de los fondos públicos.

En esa histeria del socialismo, que yo recuerde, ha habido sus bemoles vernáculos, como por ejemplo aquello del “socialismo a la venezolana”, o lo del “socialismo con rostro humano”, y hasta el mismísimo “socialismo del siglo tuenti-uan”, que eran y siguen siendo puros eslogan de quienes saben de antemano que socialismo, lo que se dice socialismo, nanai nanai. Porque socialismo es pobreza, robo, injusticia, frustración y tristeza. Es lo más parecido, sino idéntico, a dictadura. Es igual que leer AREPERA al revés que al derecho.

Lo que yo sí deseo es libertad, capitalismo del salvaje, centros comerciales donde todos podamos ir y comprar con los billullos que nos ganamos trabajando. Mandar a los muchachos a magníficos colegios; hospitales de primera; carreteras lisítas, no charreteras; luz eléctrica permanente; justicia; igualdad de oportunidades; democracia. En fin, como en los países del primer mundo, y hasta del segundo, que sin petróleo ni alharaca revolucionaria lo han logrado.

El problema en definitiva no es el país, esa abstracción; es la gente, ese concreto. Somos yo, tú y el otro, porque geografía hay de sobra, tanto así que la están regalando. ¿La vocación socialista del venezolano? ¡Yo te aviso, Chirulí

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