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Ramírez-vs- Maduro, por el campeonatomundial del caradurismo
Disfrutando de un excelente dulce de lechosa leo el último de los escritos de Rafael Ramírez Carreño, hijo de Chávez, despedazando a otro de los hijos de Chávez, Nicolás Maduro. Es un espectáculo grotesco, como ha sido grotesco todo el proceso chavista en Venezuela, esa orgía de ineptitud, vulgaridad y corrupción que se desencadenó en el país desde 1999. Hoy, con el país en ruinas, dos de los vástagos del sátrapa fallecido se disputan los restos del festín, como un par de hienas. Luchan por lo que llaman el “legado” de Chávez, como si fuera motivo de orgullo tratar de parecerse al cobarde paracaidista que arruinó a Venezuela con sus desvaríos de poder.
En casi 3400 palabras Ramírez publica hoy en APORREA, ver: https://www.aporrea.org/ actualidad/a261239.html, su más reciente intento de aparecer como héroe. Es una orgía del cinismo, destinada a engrosar la antología del descaro político venezolano. Recordemos que Ramírez anda fugado de USA (y de Venezuela) y está bajo investigación de las autoridades estadounidenses por lavado de dinero. Sus amigos y familiares han sido indiciados, algunos de ellos ya presos, como es el caso de Nervis Villalobos y de los primos de Ramírez, Diego Salazar Carreño y los hermanos Luongo. La pandilla está siendo apresada, miembro a miembro. Durante la larguísima presidencia, prácticamente reinado, de Ramírez en PDVSA y el Ministerio, PDVSA se prostituyó, pasando de empresa petrolera a soporte principal de las tropelías de Chávez en el poder: Petróleo gratis para Cuba, ofertas de refinerías en todo el mundo, intento de construir un gasoducto a través de la Amazonia, importación de comida podrida a groseros sobreprecios, el inmenso fraude de las gabarras, los contratos con Derwick y con Wilmer Ruperti, el saqueo del fondo de pensiones de los empleados y el contrabando de hidrocarburos manejado por sus lugartenientes. Durante la presidencia de Ramírez PDVSA se convirtió en la ramera del régimen. Eulogio del Pino, su mano derecha, contribuyó con entusiasmo al desastre de la faja del Orinoco, empavada al ser rebautizada como “Hugo Chávez Frías”.
Pero Ramírez es como el ratero que se llevaba una vaca ajena y fue apresado con la vaca a su lado. El ratero se defendía, preguntando: “¿Cuál vaca”?
Lean como comienza su escrito:
“se ha traicionado a los hombres y mujeres de bien, los honestos, trabajadores, profesionales, todos aquellos que trabajamos en la construcción de una patria posible, un sueño que ha sido razón de vida, de posiciones éticas y conductas consecuentes en el tiempo”.
Ramírez se incluye descaradamente entre el grupo de los “honestos” trabajadores, de los “soñadores con posiciones éticas”. Que cinismo tiene el prófugo, con la vaca ahí.
Prosigue: “Se ha defraudado a los mismos niños que Chávez abrazó, educó, protegió, por quienes entregó su vida”.
Chávez prometió salvar a los niños de la calle. Cuando murió existían muchos más niños desamparados de los que él encontró a su llegada. El sátrapa utilizó a los niños para sus maniobras groseras de poder.
Dice Ramírez: “Se ha traicionado a los oficiales y soldados de la Patria”.
La realidad es que estos soldados nos han traicionado a nosotros, apuntalando primero a Chávez y luego a Maduro y convirtiéndose en gánsteres, narcos y contrabandistas.
Dice Ramírez: “ Se ha traicionado a los obreros petroleros, a los que refundaron nuestra empresa, la Nueva PDVSA, de las cenizas del Sabotaje Petrolero, a los hombres y mujeres que se movilizaron, con todo su conocimiento y capacidades, para apoyar el llamado del Comandante Chávez”.
Habla Ramírez de los 150.000 reposeros con los cuales Chávez y él reemplazaron a los gerentes y técnicos que mantenían a PDVSA como empresa de primera fila en el sector petrolero mundial. Este gentío incompetente y saqueador de empresas fue factor decisivo en el colapso de PDVSA.
Ramírez dice algo muy revelador: “comenzaron las fotos, afiches [de Maduro] tratando de imitar a Chávez jugando béisbol. El madurismo bailando, «regañando» a sus ministros, irrespetándolos, también al público, buscando algo de autoridad, una autoridad que no tiene, ni se ha ganado, una imitación burda del Comandante que ha resultado en una mueca desagradable”.
Sin darse cuenta Ramírez también retrata a Chávez, cuando dice que Maduro le imita sus fotos y afiches, sus juegos de béisbol, sus bailes, sus regaños a los ministros, su irrespeto a empleados y pueblo. Maduro es una caricatura de Chávez, imitando aquella basura humana que fue el sátrapa fallecido.
Para seguirnos deleitando, leemos lo siguiente: “Quien intentara adular al Comandante, chocaba inmediatamente con su honestidad, su lealtad al pueblo y la conciencia de su papel histórico”. La realidad fue que Chávez no aguantaba una lisonja. Quien lo adulara, como Carlos Escarrá, Francisco Arias Cárdenas, Ernestico Villegas, Danny Glover o Evo Morales, salían con un ministerio, una embajada, o con millones de dólares en el bolsillo.
Continúa Ramírez diciendo: “Cuando se les pregunta sobre la evidente y notoria caída de la producción de petróleo en PDVSA, aseguran, con la inconsistencia de los que no saben de lo que están hablando, con su soberbia e irresponsabilidad típica de Judas, de que estos problemas, se deben a la «corrupción». Para nada mencionan que la situación en PDVSA se desencadena luego de que se persiguió y expulsó de PDVSA, a los equipos técnico-políticos que trabajamos con el Comandante Chávez durante más de doce años”.
El colapso de PDVSA se debe a la corrupción galopante que Ramírez y del Pino permitieron y promovieron en PDVSA, una corrupción que está suficientemente documentada y en cuyo centro estuvo Ramírez y su grupo. Hoy en día la corrupción persiste, acompañada de una gigantesca ineptitud.
La conversión de PDVSA de empresa petrolera en quincalla fue obra de Chávez y de Ramírez, los dos ligaditos.
Dice Ramírez: “Se habla de corrupción y se me menciona e involucra, así, de manera irresponsable, se dice que en mi caso hay «serios elementos» que me involucran. Miserables. Yo los conozco, ellos me conocen, por lo que la afirmación es deshonesta y desleal. Yo quiero que debatamos de corrupción, vamos a mencionar nombres y operaciones. Habrá muchos nombres «que les suenen». Aquí Ramírez muestra cinismo y encubrimiento. Cinismo, porque él está efectivamente investigado por corrupción y su huida de USA confirma que la investigación tiene bases. En Venezuela ha sido acusado de gran corrupción tanto por la oposición, la Asamblea Nacional, como por el fiscal del narco-régimen. Pero su defensa se limita a contra amenazar: voy a hablar, miren que yo se muchas cosas.
Pues, que hable, que denuncie. Ha debido hacerlo mucho antes. Sus amenazas son las amenazas del gánster para otro gánster. Ramírez está muy lejos de ser un ciudadano honesto y responsable. Fue el principal cómplice de Chávez en la ruina financiera de PDVSA, en el manejo sin transparencia de los fondos paralelos. Se sentía complacido de no tener que darle cuenta al país por ese manejo arbitrario y corrupto del ingreso petrolero.
Chávez tuvo a Maduro y a Ramírez como sus hijos predilectos. Ello demuestra que ambos son caimanes del mismo pozo.
Paladeo un dulce de lechosa mientras leo los intercambios de reproches y acusaciones entre estos villanos. Espero que Maduro y Ramírez, los dos hijos predilectos del fallecido sátrapa, tengan el castigo que se merecen, aunque para ello Venezuela deba instituir la cadena perpetua.