Militarismo chambón
Mucho se habla del militarismo y de los militares, de su ortodoxia, de su desenfreno y de la desviación de la política impuesta por el “eterno”, llegándose a decir, que se vienen observando en el gobierno de Maduro una sarta de malabarismos por parte del régimen, calificándolo de traicion y fracaso, cuando habían visto la luz en el túnel del desierto, que aparentemente les permitió encontrarse con su verdadero destino. Pero nosotros, los militares que hace más de medio siglo logramos descifrar la entelequia, hoy manida, como excusa del fracaso “socialista del siglo xxi”; con desempeño, hemos sacado a luz el dilema que agobió a los “intelectuales revolucionarios”, muchos de ellos refugiados en la agonía del “refugio” opositor; y entreellos muchos militares de la FAN, que por su formación comprendieron que iban en la ruta equivocada; esa que los llevó por la distorsionada ley del compromiso con lo indebido, y que nunca habían logado entender la falacia pueril, de quien logró colocarse en la cresta del desencanto que apabullo al pueblo en procura de un derecho, que nunca le ha correspondido a ningùn gobernante: el de gobernarlo y orientarlo por lo que creyeron era el deber ser de una democracia socialista. La mentira de “un gobierno de las mayorías excluidas”, que en verdad, lo fueron por su propia exclusión, al creerse que todo tenía que proporcionárselo el gobierno forjado en la idea “chavista”, que en su afán de gloria, los condujo a la mendicidad que hoy vive todo el pueblo.
Pero la verdad verdadera, la que surge del raciocinio, es el mal inconsecuente en la formación militar del llamado “toerismo”, una forma de sabelotodo, que brotó cuando la formación del militar profesionalizado incluyó un cúmulo de materias para el “desarrollo del país”, que solo se veían en la formación del militar que asistía a cursos superiores en el exterior, mientras la Universidad venezolana estuvo dedicada a la lucha clandestina de las “guerrillas castro- comunistas” y el intento de imponer el imperio del polo comunista de la Guerra Fría. Es el momento, cuando se incorpora el militar a la función pública, y muchos de ellos, sin preparación, se fueron agregando, “aprendiendo rápido” en la práctica, pero que, su falta de preparación, condujo a la mala praxis y a la corrupción. Surgió entonces lo que llamamos “militarismo chambón”, incluido hoy en la LOFAN como función militar.
Ya lo hemos dicho, esta claque abrió desde el “Bolívar 2000”, los grandes centros de corrupción y “robo” del erario público, dirigido por los más de cinco mil militares que han participado y participan de este gobierno atroz. Sabemos que muchos han querido abandonar la nave, pero los atosiga el saber que los espera la ley anticorrupción y el derecho imprescriptible, que no los salvará de la Corte Penal Internacional, si no se endereza nuestra justicia, para juzgarlos en nuestro propio territorio. Es lo que se avizora y pareciera ser el karma de la dificultad en esta hora de conciliación, consenso y concierto. Evidentemente, esperan y aúpan un acuerdo que les permita lavar sus culpas, pero su interés mayor es que los arrope la impunidad promovida y aupada por el “difunto”. La desbandada que se aprecia es natural, ya que sería imposible generalizar la maldad y creer que sea un mal institucionalizado.
Otra gravedad de este militarismo, es la apertura que ha hecho el general Padrino, de militarizar la función policial, que obviamente, pene en la picota la función de la defensa nacional, tratando de salvar su pellejo a riesgo de masacrar al pueblo y, como lo está haciendo, transformar la manifestación popular en atentado contra la seguridad del Estado, olvidando que el pueblo es el principal elemento constitutivo del Estado y en él reside la soberanía nacional.
