Amaris Páez: Una pluma que brilla más allá de nuestras fronteras
Por Yubirí Arraiz
Luego de una larga experiencia como escritora y dramaturga en Venezuela, Amaris Páez se radicó en 2015 en Estados Unidos para incursionar y probarse en el complejo mercado de la escritora de telenovelas para el mercado latino de Estados Unidos.
Ganadora de dos premios TIN por la obra teatral infantil Fabricante de Sueños, forma parte del equipo de Telemundo donde ha trabajado en cuatro temporadas de la exitosa serie Señora Acero, cuya segunda temporada fue estrenada recientemente por Telemundo Internacional. En esta entrevista, nos cuenta su experiencia aquí y allá.
—Veinte años desde tu primera incursión y reconocida como dramaturga, trece como guionista de TV. ¿Que ha aprendido Amaris Páez en ese tiempo?
—Es mucho camino recorrido y muchos aprendizajes. He aprendido a mejorar mi técnica de escritura, a crear mejores diálogos, a aceptar las críticas, a no ser tan dura conmigo misma, y principalmente, he aprendido a despedirme de las historias y personajes una vez puesta la palabra “Fin”.
—¿Tienes algún trabajo predilecto entre tus libretos teatrales?
—El monólogo “La Última” que formó parte de la obra “Mujeres de Par en Par”, tiene un especial significado pues es bastante autobiográfico. Lo escribí como una descarga luego de darme cuenta de mi mal ojo a la hora de escoger pareja y después vimos que funcionaba para esa obra, y pues lo metimos. Y por supuesto la obra infantil “Fabricantes de Sueños”, con la que gané el Premio TIN como mejor Dramaturgia en 1998 y fui nominada en el renglón Mejor Música, también compuesta por mí. Todavía tengo el disco con las canciones y se las canto a mi hijo.
—¿Qué tan distinto es escribir para TV o para teatro?
—Son géneros completamente diferentes. En televisión escribes según unos códigos preestablecidos de horarios, mercadeo, rating, audiencia. Hay que ser cuidadoso con la manera de contar las historias para no herir susceptibilidades. No puedes depender de la musa para escribir. Simplemente debes hacerlo porque están esperando por ese guión.
En teatro hay mucha más libertad, porque es tu propio espacio, es tu alma la que estás desnudando, tú fijas tus propios límites, dices lo que quieras y como quieras. No hay normas, no hay fiscales. Tú decides lo que quieres que el público escuche. Y el rating… son los aplausos.
—¿Cuál ha sido el reto más difícil al que te has enfrentado en tu carrera como guionista?
—Adaptarme a cada formato. He escrito magazines, humor, late night shows, telenovelas, y todos son muy diferentes entre sí. El programa “Chataing”, por ejemplo, manejaba temas de actualidad política mezclado con humor. Ahí escribí sketches tipo “Saturday Night Life” con los que me divertí mucho. La telenovela tiene otra estructura, los magazines otra. Aprender de cada una de ellas ha sido un gran reto.
—Has colaborado en la escritura de guiones para TV con gente reconocida tanto en Venezuela como fuera. ¿Cómo es el proceso de escribir tú sola el guión a tener que hacerlo a cuatro o más manos ¿cuál es el proceso en el segundo caso?
—He escrito con Roberto Stopello, con César Sierra, con Alberto Barrera Tyszka, con Indira Páez, con Luis Chataing, con José Vicente Spataro… y con todos ha sido diferente y con códigos distintos.
Cuando escribo sola, todas las decisiones las tomo yo. Cómo quiero que hablen los personajes, qué quiero que les pase, dónde quiero que transcurra la historia, cuánto duran las escenas y qué mensaje quiero transmitir. Al escribir en equipo hay que escuchar las voces de todos los escritores.
Todos aportamos ideas y entre todos les damos forma a esas ideas, siempre bajo la guía del autor del proyecto.
—Tus influencias como guionista. ¿Cuáles son esos guiones que consideras verdaderas lecciones en tu carrera?
—Sin duda, Señora Acero, de Roberto Stopello, ha sido una gran lección, no sólo por el tema que maneja tan crudo y real, sino por tener un formato de súper serie por temporadas. A diferencia de la telenovela tradicional, en este estilo debemos manejar un lenguaje realista, los personajes deben ser de carne y hueso, nada de poesía en los diálogos ni metáforas complicadas. Todo al grano y muy ágil para mantener a la audiencia pegada a la televisión durante la hora de transmisión. No por nada hemos estado en los primeros lugares de sintonía desde que estrenó la primera temporada… modestia aparte.
—¿Te resulta más fácil escribir para la televisión latina de USA que para la televisión venezolana?
—Son audiencias muy diferentes. La población latina de Estados Unidos está conformada por mexicanos, cubanos, salvadoreños, nicaragüenses, puertorriqueños, colombianos, venezolanos… y todos hablan diferente.
Debemos dirigir nuestro producto a todos ellos, que sea entendible y digerible por cada una de esas nacionalidades, en especial la mexicana que es la masa fuerte de consumidores de telenovelas en Estados Unidos. No es que en Venezuela fuera más fácil, pero conocer el lenguaje, sin duda, ayuda.