Ratas en el menú de los privados de libertad en socialismo
Los hipócritas pretenden ser palomas, políticos, literatos, águilas…
Pero no se deje engañar por su apariencia,
no son águilas, son ratas.
Antón Chejov
Repugnancia es la sensación generalizada tras saber que en China se desmanteló una red que vendía carne de rata como si fuese cordero. Pero tras esta primera impresión, debida sin duda a la imagen de suciedad y enfermedad que acompaña a este roedor, han surgido las dudas sobre las propiedades nutritivas y gastronómicas de este animal, que forma parte de los menús más o menos habituales de países como Tailandia, Vietnam o México. En principio, y contemplando la rata como un animal, su carne es igual denutritiva que la del resto de mamíferos. En cuanto al sabor, se supone que dependerá del paladar de cada uno, siempre y cuando seamos capaces de superar la idea preconcebida que tengamos sobre su procedencia.
El Socialismo del siglo XXI no es menos que esos países consumidores de jugosas y suculentas ratas; dada la crisis alimentaria y la escasez de recursos para alimentar a la creciente población carcelaria bolivariana, los Ministerios de Asuntos Penitenciarios, de Nutrición y de Veterinaria, han elaborado un nutritivo menú para el almuerzo que merece unas cuantas estrellas Michelin. La carta es como sigue, con el añadido de otros platillos de fácil preparación por parte de los privados de libertad, leamos:
- Sancocho de rata de cloaca con piel y cola, pero sin tropezones ni verduras.
- Menudillo de hígado y de riñón de rata gris en su jugo.
- Consomé de moscas y anófeles.
- Estofado de ratones bebés.
- Pinchos de cucarachas a la brasa.
- Paté de bachacos y hormigas.
- Mousse de arañas en almíbar de abejas.
El menú socialista del siglo XXI está siendo copiado por los ecónomos penitenciarios de los camaradas países del ALBA y de PETROCARIBE. Sin embargo, la pareja presidencial, ministros, embajadores, enchufados y testaferros revolucionarios no quieren saber nada del mismo: siguen prefiriendo su lomito argentino a la parrilla, el salmón ruso, la langosta cubana y el bienmesabe; el caviar no, porque no es del exigente gusto de la Primera Combatienta.
Sin embargo, los ingratos privados de libertad se quejan porque las ratas no ponen huevos y no hay qué comer en el desayuno, están en permanente ayuno hasta el mediodía escuchando los discursos del Comandante Eterno y disfrutando del baile de la pareja presidencial.