Lucifer y los alcaldes
Algo iluminó las neuronas de Maduro para convocar la reunión de alcaldes y gobernadores de oposición, pero Raúl, Cilia o Cabello lo deben haber regañado, porque el 19 de diciembre apareció un nuevo twit suyo donde vuelve a hablar de la «campaña de ataque económico» contra el Gobierno. La iluminación, en su camino de Damasco, debe provenir de los informes de las más importantes calificadoras de riesgo del mundo, que anuncian un colapso económico en semanas o meses. Un crack que, si el Gobierno no lo impide, sería como el de la Bolsa de New York en 1929, los de México y Brasil en 1982, o el de Venezuela en 1983. Un lunes martes o viernes negro. Se puede detener, si el gobierno lo detiene.
Como preámbulo de lo que puede ocurrir, las líneas aéreas internacionales anuncian que no venderán más pasajes por la deuda que el control de cambios tiene con ellas. La nación que fue durante cuatro décadas modelo de democracia en el continente y el más moderno, de punta en el comercio internacional, está a un paso de quedarse aislado por maula, irresponsable, por incompetencia en manejar la fortuna más grande que ha tenido país alguno en Latinoamérica en estos tiempos. Cómo irán Calixto Ortega a Las Vegas y Escarrá a Macy´s de New York, que no sea en aviones boliburgueses ¿Cómo harán los militares y sus familias para conocer Disney World, que a los niños les encanta?
Para superar lo que viene, el colapso cambiario, la hiper inflación, el mayor déficit fiscal del mundo, la escasez, lo que conoció Latinoamérica en los 80s, Maduro necesitará un Pacto de Gobernabilidad con todos los sectores, para evitar que algún gorila, que odia por igual a Capriles y a él, se aproveche de cualquier barahunda para ponerle ¿la pata? al poder.
Maduro y el PSUV quedarían maltrechos, sin opciones. Luego vendría un nuevo fracaso inmediato, una nueva turbulencia y un nuevo intento de estabilización. Maduro se abrió la opción de caminar por la vía pacífica, pero tanto él como la oposición están obligados a insacular sus locos, los que sin saber lo que dicen invocan dioses incontrolables con poder de fuego.
Prudente decisión de Capriles de no asistir, porque eso introduciría un elemento de confrontación innecesario a una reunión que debía ser normal entre los tres niveles del poder ejecutivo, como lo expuso con su brillo natural Blyde, lo que no sería noticia en cualquier país civilizado, donde alcaldes y gobernadores plantean sus problemas al presidente.
Ledezma introdujo con excelencia el problema y Evelyng de Rosales explayó sus reivindicaciones en estilo que encubría deliberadamente detrás del supuesto miedo a Lucifer, sus potencialidades de liderazgo. La oposición siempre ha querido el diálogo y ojalá el Gobierno haya entendido que imponer un modelo social descabellado al resto del país, creado por Chávez, y descartado por los socialistas del continente, llega a su fin, porque se acabaron los recursos económicos para comprar estabilidad. Venezuela requiere un Pacto de Gobernabilidad y este es un primer paso, un símbolo, y si el Gobierno no entiende que debe dar el segundo, el tercero y los que sean necesarios, el futuro de todos, revolucionarios y demócratas, todo escapará de sus manos.