Llegó la dictadura
Ha sido un proceso de quince años. Las circunstancias de origen y desarrollo son conocidas. La esperanza del resurgimiento democrático se aleja. El régimen está más consolidado que antes de las elecciones del octubre y diciembre del 2012. También del 14-A. Los hechos están a la vista. No se trata de una dictadura cualquiera. Existe un proceso de adaptación política e ideológica a los esquemas revolucionarios de la Cuba comunista. No hay elecciones que valgan, si aceptamos la verdadera naturaleza de lo que vivimos.
De acuerdo a la DRAE es un dictador “…el que se arroga o recibe todos los poderes políticos extraordinarios y los ejerce sin limitación jurídica… Persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás…” Con relación a la dictadura, además de referirse al tiempo de duración, afirma, “… gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país…Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente” Pudiera continuar con las referencias, pero creo que basta y sobra con lo señalado.
Quienes dirigen el proceso solo pueden fugarse hacia delante. Prohibido retroceder, vacilar, actos de contrición o arrepentimiento. Debilidades contrarrevolucionarias que los jefes cubanos condenarían. Valen ciertos movimientos tácticos para ganar tiempo, paralizar al adversario y golpear donde duele. Control total con 41 ministerios y 111 viceministros, alta militarización, represión física e institucional. Los presos, los perseguidos y los exilados, seguirán como hasta ahora. También los probadamente corrompidos saqueadores del régimen. Son intocables.
La historia y la experiencia también señalan instrumentos para ponerle punto final a las dictaduras. Este es el reto. ¿Qué nos pasa? Dios espera nuestra ayuda.