Entre 12 y 15 mil bolívares costará en Mérida una rebanada de pan de jamón
Nora Sánchez – Mérida.-
@norasan16
Si alguien en Mérida no puede pagar 120 mil o 150 mil bolívares por un pan de jamón no debe preocuparse ni limitarse de degustar este ingrediente del plato navideño porque ante la crisis, las innovaciones y las alternativas están a la orden del día.
Los panaderos de la ciudad andina estiman que la venta de pan de jamón bajará considerablemente este año en el que este alimento ha aumentado al menos 600% en comparación con el año pasado, donde los merideños pagaban entre 20 mil y 25 mil bolívares y ahora, si quieren saborearlo, deberán sacar del bolsillo entre 120 mil y 150 mil bolívares.
Pero para matar el antojo o satisfacer al cliente Alexis León, panadero, ex presidente de la Asociación de Industriales del Pan del estado Mérida (Asoinpa), cargo que ocupó durante 14 años, dijo que venderá el pan completo por encargo y por rebanadas a quien desee comprar dos, tres o cuatro rodajas del pan navideño.
Cada rebanada de pan puede costar entre 12 mil y 15 mil bolívares y la decisión de vender el pan de esa forma la tomó porque considera que debe darle al cliente alternativas para adquirir el pan, el cual este año producirá en menor cantidad para evitar que se le quede en exhibición y se pierda.
Otra razón por la cual venderá pan de jamón por rebanadas es lo difícil que le ha resultado conseguir los ingredientes, desde la harina, las pasas y las aceitunas, de las cuales dijo no se encuentran en Mérida y las que hay son muy costosas, superan los 400 mil bolívares el kilo, pues son traídas desde Colombia.
Creen “imposible” comprar el pan
Es evidente que el consumo de pan de jamón disminuirá y así lo certificaron Carmen Mora y Josefa Toro, quienes aseguraron que no comprarán pan de jamón porque “está muy caro” y porque “es imposible, todo está sumamente caro, incluso creo que ni hallacas haré”, resaltó Toro.
Otros ciudadanos como Isabel Jiménez no se preocupan por el pan de jamón porque si hay dinero para comprarlo bueno y si no, “se compra otra cosa”, dijo en alusión a que puede sustituir el pan de jamón por pan de banquete o de otro tipo.
En las panaderías de Mérida hay poca exhibición de pan de jamón y León cree que este diciembre “somos pocas las panaderías que vamos a tener pan de jamón”, dijo recordando que el año pasado para la fecha ya todas las panaderías tenían en sus vitrinas el pan navideño y hasta torta negra y panetones.
Recordó que al menos un lustro atrás producía al menos tres mil panes de jamón para navidad y año nuevo, en diciembre de 2016 ofreció 150 panes entre 23 y 24 de diciembre y 80 para año nuevo, mientras que ahora esperan que le encarguen el pan para hacerlo.
Es tan elevado el precio del pan de jamón que Alexis León cree que este año ni siquiera se verán los vendedores ambulantes de pan estacionados en calles y avenidas de Mérida ofreciendo el producto.
“Si se ve a alguien vendiendo pan de jamón creo que será pan con fiambre cuando mucho y en lugar de echarle aceitunas le irán a echar mamones, porque no hay aceitunas y las poquitas que hay son sumamente costosas”, dijo para ilustrar la crítica situación de los ingredientes y el poco poder adquisitivo de los merideños.
No hay regalos suculentos
Como un “panadero de pan de jamón” se define Diego Molina quien por tradición familiar en su hogar cada 18 de noviembre recibe la navidad y hace al menos los tres primeros panes del año.
Esculcando la despensa, Molina pudo este año hacer un solo pan de jamón y casi como el tesoro más preciado, sacó de algunas gavetas “400 gramos de harina por allá escondidos y unas pasas mal puestas” que le ayudaron a preservar la tradición única y exclusivamente en su núcleo familiar, aunque el pan no tuvo aceitunas porque no las encontró ni rellenas ni con hueso debido a que están muy caras, eso hizo que Diego manifestara con pensar que fue su primera vez “en la historia como panadero de pan de jamón que hice un pan sin aceitunas”.
El inicio de la navidad para Diego Molina vino etiquetado con un “lo siento por mis amigos”, pues este merideño cada año hacía panes de jamón para regalarle a sus amigos cada 24 y 31 de diciembre.
La titánica tarea de conseguir los ingredientes y el elevado precio que tienen, ya obligaron a Diego a limitarse de hacer los acostumbrados regalos.
“Lo siento por mis amigos que tradicionalmente todos los 24 y 31 de diciembre les regalaba un pan hecho por mi como agradecimiento a nuestra amistad. Este año les voy a quedar mal”, dijo lamentándose porque su economía no se lo permite.