Opinión Nacional

El final de un ciclo histórico

Regresando de unos días en el exterior, me encuentro con un país deteriorado, la inflación y la rápida escalada del “innombrable”, empobrecen, directa e indirectamente, a todos los venezolanos. En un reciente artículo de la prestigiosa revista The Economist, se reseña la enorme corrupción de este gobierno, superior a la de países como Zimbabwe y Haití. Las encuestas serias, que reflejaban en el pasado la popularidad del caudillo fallecido, ahora señalan claramente la acelerada decadencia del régimen y, en particular, de la imagen del débil e incongruente Maduro. Pero, como toda bestia herida, el gobierno se vuelve más agresivo y peligroso. Se advierte claramente un aumento considerable de la represión de la alternativa democrática, a través del terrorismo judicial y fiscal, utilizando sin escrúpulos el control sobre la fiscalía, el poder judicial y la Asamblea Nacional. Un gobierno, con 15 años en el poder y que ha manejado la bonanza petrolera más ingente y duradera de la historia del país, es capaz, insultando la inteligencia y el sentido del ridículo de los venezolanos, de quitarle la inmunidad a un diputado de la oposición que nunca ha tenido un cargo público, acusándolo de corrupción. El acoso neofascista a los medios independientes, como el diario El Nacional, es impresionante y vergonzoso.

La estrategia constitucional, democrática y fundamental, pero no exclusivamente, electoral, para enfrentar un régimen “semiautoritario” con vocación totalitaria, pero con relevante y esencial apoyo popular, ha tenido como resultado que la oposición, desde el 2006, ha crecido, en los cómputos oficiales, desde el 37% hasta el 50% del voto popular. Y esto a pesar del descarado e ilegal ventajismo, las amenazas a los empleados públicos, la intimidación y violencia contra los testigos de la oposición, el abuso del voto asistido y el voto doble y falso en algunas regiones del país. Pero, es importante aclarar que los votos que “salen” de las maquinas coinciden con los votos emitidos. Si fuese posible cambiar realmente el resultado a través del fraude electrónico, les aseguro que la victoria de Maduro el 14 de abril hubiese sido mucho más holgada. Ahora, las últimas encuestas le dan a una ventaja de varios puntos a Capriles, en un eventual nuevo enfrentamiento electoral.

Los tiempos de la historia y la política son distintos a los tiempos vitales de los individuos, 15 años no son nada en la historia, pero son muchos para cada uno de nosotros. Es comprensible que haya desesperanza e impaciencia entre muchos demócratas. Recordemos que la impaciencia y la búsqueda de atajos crearon las condiciones para errores políticos graves como el paro petrolero y el abstencionismo del 2005. En política, como decía Gracián: “no basta la sustancia, requiérese también la circunstancia”. Hay luz al final del túnel. Un ciclo histórico se está cerrando. El régimen se mantuvo por la ecuación: carisma del caudillo + inmensa y sostenida chequera petrolera + falta de alternativa creíble. Esto se acabó. La pérdida de apoyo popular está creando las condiciones para el “plan B” de muchos que han apoyado al régimen: jueces, militares, diputados… Pero, la transición es lenta, difícil y riesgosa. Vienen tiempos duros, económica y políticamente. En la crisis que vivimos, la impaciencia es mala consejera. La unidad y la disciplina alrededor del liderazgo natural, legítimo e insustituible de Capriles y la MUD, son absolutamente indispensables. Fuera de la Unidad sólo hay suicidio, exilio, ingenuidad o estupidez.

@sadiocaracas

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