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“Bárbara” o el viaje de la identidad

“Bárbara”, del director John Petrizzelli, sumerge al espectador en la aventura de una reina travesti venida a menos y enfrentada a sus propios demonios.

El personaje vive una pintoresca persecución-transformación enmarcada en el paisaje masculino, infinito y mudable de la llanura venezolana.

Petrizzelli, director y guionista, rompe con el estereotipo de consignar a un travesti superlativo y sobreactuado. No es una película que se deba rotular como “cine gay” o “cine LGBT”. Lejos de eso, Alberto Alifa (Bárbara) aterriza el personaje, que sí es femenino, es impulsivo, pero también es muy humano y creíble.

Durante la rueda de prensa posterior al screening, el actor indicó que le tomó tiempo construir a “Bárbara”, se entrevistó con varios travestis y, no menos relevante, se concentró en estudiar a su esposa, sus gestos y reacciones, para trasladarlos al personaje. El resultado, un travesti que entretiene y evoluciona a lo largo de los 105 minutos que dura el largometraje. La interpretación de Alifa recorre el arco de una caraqueña, atrapada en sus fantasías, a la Bárbara llanera-masculina, que asume su posición en el mundo, pero sin abandonar esa droga íntima que algunos llaman “sueños”.

Bárbara o esa extraña Trinidad

“Bárbara” empieza como el “dramedy” de un travesti desplazado de su reinado en el Palace, un bar de mala muerte en Sábana Grande, por otro travesti más joven… Bárbara encaja mal ese giro del destino y, pistola en mano, decide compensarse robando un maletín al dueño del antro, “el Polaco” (Walter Gamberini).

En paralelo, el director nos lleva a Taguapire, en el llano venezolano, donde Sixto, un joven campesino (Rey García), observa cómo le matan a su familia. Las historias convergen cuando Bárbara huye a ese pueblo, pues está convencida que por allí escapará, vía la frontera, hacia los Estados Unidos, donde podrá culminar sus días como la súper reina que nunca fue en las noches caraqueñas.

Estamos en 1989, no hay celulares, no hay Internet y en el Llano puedes entrar a una función de cine (de Doña Bárbara, por supuesto), con guarapo incluido, por un medio (Bs. 0,25)…

Bárbara (el travesti), Sixto (el campesino que se sabe perseguido por los asesinos de su familia) y Marisela (una joven prostituta y oportunista encarnada por María Jiménez) emprenden una huida a través de lagunas, a campo abierto, atravesando cercados (el llano ya no es el de Rómulo Gallegos, infinito, sin separaciones, ahora todo tiene dueño, indicó Petrizzelli en la rueda de prensa) persiguiendo el Sur que los liberará del Polaco, “el gordo” y el malévolo Melquiades (Gonzalo Cubero). Si recuerdan la novela de Rómulo Gallegos, seguro captarán el juego con los nombres, aunque sólo el último conservará su rol original, como el tipo malvado y entregado al culto de lo moderno, que para él es su Jeep, su brújula de metal y los objetos que le va robando a sus víctimas.

“Bárbara” es tan plural como el sincretismo del venezolano. Es un travesti. Es una versión de Doña Bárbara (así se empieza a sentir él) y, no menos relevante, es el ánima de Bárbara, una versión de la popular Ánima de Taguapire que adoran algunos llaneros.

Sobre la producción

Petrizzelli escribió el guion en 1999 (luego de “Carrao”), a partir de una noticia que leyó en las páginas de sucesos. En el 2000 consginó el guion en el CNAC, a la búsqueda de financiamiento, pero le respondieron que “esa propuesta iba en contra de Doña Bárbara, que es un símbolo nacional. Una cosa bastante ridícula, yo todavía guardo la carta”, declaró el director.

Esa negativa le hizo perder financiamiento de Ibermedia. Agregó Petrizzelli que ese episodio sucedió en una época “en la cual el cine venezolano estaba en el closet, pero gracias a Dios ya salió”.

La película se filmó en el 2016 (abril-mayo) en locaciones ubicadas al sur del estado Guárico, que fue seleccionado por los paisajes y las viviendas rurales, que no han cambiado desde los años ochenta.

El Director de Fotografía escogió una relación de aspecto parecido al 1.85:1 en la cual se ve el paisaje, pero los personajes siguen en las tomas, no se pierden El equipo de producción se desplazó, de pueblo en pueblo, en un autobús que les prestó la Villa del Cine, al cual le bajaron la presión de los cauchos para poder “sabanear”.

Aseguró Petrizzelli que tuvieron buena acogida en los pueblos donde filmaron. Contrario a las creencias urbanas, no hubo rechazo por el tema travesti, “la gente de los pueblos pequeños y de las comunidades rurales no son homófobos por lo general, ese problema comienza de la clase media para arriba, quizá por problemas sociales o influencia religiosa.

Alifa andaba en tacones y vestido de mujer por las calles y sólo una o dos veces alguien le dijo algo. Al estrenar la película allá, ante 600 pobladores entre hombres, mujeres y niños, hubo un absoluto respeto por el personaje, incluso los conmovió”, afirmó el director.

Una aventura en 105 minutos

Hay pasión en la construcción del filme. La atinada dirección se aprecia en los actores, incluso los jóvenes se desenvuelven espontáneos frente a la cámara y deslizan registros que alternan drama y humor con verosimilitud.

La actriz María Jiménez convence con Marisela, que es clave para hacer tropezar los planes de Bárbara y así confrontarla (a ella y a nosotros, los espectadores) con esa realidad inmóvil y unánime que es el llano. Rey García transmite, de forma natural, esa sutil mezcla de curiosidad, repulsión y camaradería que le produce Bárbara, quien ágilmente lo manipula a través de la devoción del primero por los ídolos de la lucha libre, sobre todo del “Santos” mexicano (otro guiño a la obra galleguiana).

La dirección de arte de Adriana Vicentelli y la fotografía de Marco Santaniello atrapan, para el espectador, el poderoso paisaje de los llanos. La paleta de colores se mueve con los cambios que va experimentando Bárbara, y  hay momentos sublimes donde los colores del llano protagonizan la historia. La música de Roberto Tarzieris crea texturas que acompañan y afirman las emociones en algunas escenas. Cabe mencionar que el director deslizó una copla compuesta para su tío, Nicolás Felizola, “el tigre de los llanos”, asesinado en Zaraza el siglo pasado.

“Bárbara” es cine universal sobre la búsqueda de identidad y la lucha contra el entorno, es la obra de un cineasta maduro (más de 30 años haciendo documentales, cortos, biopics, ficción), que agarra el guion con fuerza y, con recursos limitados, es capaz de crear una historia que entretiene y maravilla por igual al espectador.

 

 

Ficha técnica

 

Bárbara

 

Director: John Petrizzelli.

 

Guion: John Petrizzelli, Luis Duque, Rafael Pinto.

 

Producción: Javier Beltrán.

 

Elenco: Alberto Alifa (Bárbara); Rey García (Sixto); Walter Gamberini (Polaco); Gonzalo Cubero (Melquiades) y María Jiménez (Marisela).

 

Dirección de Arte: Adriana Vicentelli.

 

Cámara y fotografía: Marco Santaniello

 

Música: Roberto Tarzieris.

 

Sonido: Marco Salaverria, Josue Saveedra.

 

Edición: Miguel Ángel García

 

Duración: 105 minutos

 

Productoras: CNAC, Villa del Cine, Amazonia Films, Sudameris Cinema, Infinito Films

 

Distribuye: Cines Unidos

 

Redes sociales: @barbaralapeli (IG, Twitter y Facebook)

 

Estreno: 03-11-2017

 

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