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El valor de la encomienda

Los imagino impecables, enfilados en un orden perfecto y con sonrisas sostenidas ante la posibilidad de cumplir con el deber y la responsabilidad por los que fueron designados. Será un día para la historia. Un hecho memorable, providencial y justo.

No existe tal vez una página escrita que relate un acontecimiento similar, en circunstancias tan complejas y a la sazón de tantos intentos por quebrar el valor decidido. Se libra una batalla encomiable, para por fin lograr salir airosos después de persecuciones, irrespeto a sus investiduras y descalificaciones diversas por asumir con aplomo patrio, la lucha contra una dictadura voraz.

Se consideran juristas a carta cabal. Tienen la finalidad primaria de poner a derecho, tantos hechos enrevesados sin respuesta. Viven con los rastrojos en el alma de haber sufrido un forzado exilio en Chile, Estados Unidos, Colombia y Europa. Pero ahora la gran mayoría se encuentra ahí, dispuestos a poner sus mejores esfuerzos y ensanchar el ánimo para derribar los inconvenientes.

El Tribunal Supremo de Justicia que fuese designado hace algunos meses por la Asamblea Nacional, en los tiempos sulfurosos de los atropellos y las manifestaciones revestidas de coraje, por fin se instalará en un sitio tan inusual como la OEA. Estos miembros de talante regio y convicción infranqueable, tomarán posesión el próximo 13 de octubre, ante los ojos estupefactos de tantos representantes de Estados.

Atrás quedará la época en que fueron zarandeados en su orgullo. Vilipendiados por un gobierno que los desconoció y los acusó de usurpar las funciones del Poder Judicial, que han estado en manos de unos facinerosos con prontuario.

Será una cruzada sin tregua, pero con la lucidez irremediable de los que conocen su oficio. Unos rectos paladines que sabrán llevar la solemnidad de una balanza que debería hallarse en equilibrio y no del lado de quienes ostentan el poder con insultos a la moral.

No son la consecuencia de un capricho. Devienen de aquel 21 de julio en que el Poder Legislativo los designó, después de escrutar severamente sus galas académicas y someterlos ante un comité de postulaciones.

Hoy estos gallardos intelectuales, además de contar con la venia de la OEA, también han recibido el apoyo del Parlamento Europeo y de una variedad de países que los reconoció, después de emprender la huída intempestiva, ante el acoso del régimen.

Pero no todos estarán presentes. Ángel Zerpa no logró contabilizar los tiempos ni apuntar mejor sus decisiones de éxodo, siendo apresado por el Sebin. Ha emprendido hasta una huelga de hambre, para ser liberado con medidas cautelares y humillaciones extremas. Otros yacen enclaustrados en las embajadas de México y Chile en Venezuela, bajo una protección diplomática que todavía no le teme a la terrible opresión de los villanos de Miraflores.

No dudamos que habrá quórum el esperado día de la instalación, mientras estos conocedores del derecho, arderán de ansias por blandir sus cargos y defender con atrevimiento, celo, temeridad y honradez, a una nación sumida en su abandono moral y en un sistema calzado para la desgracia. A pesar que esta defensa por la justicia no se realice en las instalaciones propias y se efectúe con la dificultad de la distancia.

@Joseluis5571

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