La vía del voto
La sociedad democrática venezolana tiene el 15 de octubre del presente año la extraordinaria oportunidad de propinarle un derrota al autoritarismo de Nicolás Maduro y a un buen número de gobernadores ineptos y corruptos que han actuado con un servil incondicionalismo a las políticas centralistas y militaristas del heredero de la continuación del fracasado socialismo del siglo XXI, con lo cual se puede y se debe cambiar la correlación de las fuerzas que se disputan y disputarán en el futuro inmediato en la conducción y el destino de la nación.
El triunfo de la oposición en la mayoría los estados del país y particularmente en los más populosos y de mayor peso político, tal como sucedió en las pasadas elecciones del 6 de diciembre de 2015 en las que ganó los dos tercios de la Asamblea Nacional, conservaría cierto poder compensatorio, independiente y capaz de contener los desmanes políticos y económicos que viene cometiendo Nicolás Maduro y que pretende seguir ejecutando con la anuencia de unos Poderes Públicos controlados desde Miraflores. Si en la mayoría de los Estados del país el pueblo elige gobernadores autónomos, que apoyen y contribuyan a la movilización y protesta de la sociedad democrática, es posible impedir la aplicación de las decisiones ilegales aprobadas por la ilegítima Asamblea Constituyente del madurismo.
A pesar de las manipulaciones del gobierno para ponerle trabas a todo proceso electoral, la sociedad democrática tiene que actuar con la clara conciencia de que el gobierno ha sido y es derrotable por la vía electoral, y que el posible intento desconocer la victoria de la oposición, le puede costar más caro que prepararse para finalizar su mandato en 2018.
Si la oposición y la disidencia derrotaron a Nicolás Maduro y su cúpula de incapaces y corruptos en las elecciones para la Asamblea Nacional, hoy con una oposición unida, con más experiencia política y una nueva disidencia, hay que votar, no sólo para crear un contrapeso político en las gobernaciones que fortalezca la democracia social y enfrente el totalitarismo, sino también desalojar de Miraflores a Maduro por la vía del voto y establecer una gobierno de Unidad Nacional, que defienda la propiedad privada al lado de la pública; restablezca la seguridad jurídica y la seguridad de las personas y sus los bienes; impulse el aparato productivo y un desarrollo sustentable que garantice trabajo a millones de desempleados y mejor calidad de vida; restablezca la institucionalidad de la Fuerza Armada Nacional y la soberanía popular, y promueva una política internacional sensata, que represente el interés nacional y no de una parcialidad política..
En síntesis, votar es un ejercicio democrático que ha servido en el mundo civilizado para consolidar sociedades plurales, respetuosas de los Derechos Humanos y Ciudadanos en general, y en algunos casos, como el nuestro, evitar la prolongación de una pesadilla provocada por la hegemonía en el poder de algunos dinosaurios. El respaldo a la oposición por la mayoría de la comunidad democrática del Continente Americano y la Unión Europea, se debe tanto al repudio a un régimen dictatorial violatorio de los Derechos Humanos y del Estado de Derecho en general, como a la conducta civilista, pacífica y electoral asumida por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Por todo lo expresado y por nuestras convicciones democráticas, salgamos a votar el 15 de octubre, a defender el voto y darle continuidad a la lucha por el restablecimiento de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.