Luis Silva: El país entró en una fase de despecho tras la instalación de la ANC
Tras cuatro meses consecutivos de fuertes manifestaciones contra el Gobierno de Nicolás Maduro – entre abril y julio de este año- que resultaron en más de 130 muertos, y miles de heridos y detenidos, hoy en día la oposición se alista para medirse en las urnas con el oficialismo en las elecciones regionales pautadas para el 15 de octubre.
En diálogo con Analítica.com, el diputado de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), por el estado Bolívar, Luis Silva, analizó el cese de protestas no como consecuencia de un cambio discursivo en la dirigencia de la coalición opositora, sino a la «imposición de un fraude constitucional», como calificó el parlamentario la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), integrada únicamente por el chavismo. «Lamentablemente muchísima gente se dejó deprimir por la mentira», dijo.
A su juicio, aun con los intentos del Gobierno del presidente Nicolás Maduro por anular a cualquier voz disidente en el país y las insatisfactorias conversaciones del pasado, la ventana de un eventual diálogo político aun permanece abierta en arás de concertar soluciones a la crisis económica y social que atraviesa el país. No obstante, Silva recalcó que el éxito de la reanudación de este mecanismo será responsabilidad exclusiva del oficialismo y su voluntad para cumplir con los acuerdos establecidos.
«La negociación tiene que ser con la gente en la calle, con la presión internacional. En esas circunstancias, creo que el Gobierno puede entender que es necesario cumplir con los acuerdos de un eventual diálogo», manifestó.
-Pese a los esfuerzos de la oposición por impedir la elección de la ANC, esta ya cumple más de un mes en funciones ¿Cómo esperan desde el Parlamento hacer frente a esta instancia?
En primer lugar hay que insistir el único parlamento válido y legítimamente electo es la Asamblea Nacional (AN), que fue escogida por 14 millones de venezolanos, entre los que votaron por una tendencia y por otra. En el caso de la ANC, para mí seudo-constituyente, nace con una falla de origen, pues el Gobierno se negó a realizar un referéndum consultivo para preguntarle al pueblo si aprobaban la convocatoria y sus bases comiciales.
En honor a la verdad, nosotros (oposición) pudimos haber estado de acuerdo con la realización de una Constituyente, que permitía la refundación del Estado. Lo que jamás pudimos haber aceptado eran las bases comiciales que eran absolutamente fraudulentas. Si nosotros hubiéramos obtenido cerca del 80% de la votación, cifra nunca antes alcanzada en la historia de Venezuela, habríamos obtenido cerca de 250 constituyentes y ellos solo con el 20% habrían obtenido 300. Es decir, una minoría elegiría a una mayoría.
-Aun así, el Gobierno se atribuyó un gran triunfo en las urnas ¿Cuál es su evaluación al proceso del celebrado el pasado 30 de julio?
Pues que al fraude constitucional le añaden el fraude electoral porque en un ejercicio interno de ellos donde las calles de Venezuela estuvieron completamente desiertas y las cifras estimadas de participación no superaban los 2 millones de personas, es decir, un 88% de abstención, según la información que manejaba la MUD, anuncian una participación de 8 millones.
Lo que quería el Gobierno era presentar ante la opinión pública un número que anulara la masiva participación de las personas en la consulta opositora en rechazo al fraude constituyente del 16 de julio. Lamentablemente muchísima gente se dejó deprimir por la mentira, el país se enguayabó, entró en una fase de despecho, no por la realización del fraude, sino por la mentira. Pero esa fue una actitud muy visceral que no se racionalizó.
-Hay quienes consideran que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), se olvidó de los propuestas planteadas en la consulta del 16 de julio tras la ANC ¿Cree que la dirigencia opositora también cayó en ese “despecho” electoral?
La pregunta número tres de la consulta habla de un Gobierno de Unidad Nacional, no de sustituir al Consejo Nacional Electoral ni de un gobierno de transición, cuyas características habían sido definidas dos semanas atrás. Mucha gente sacó conclusiones propias y asumieron que lo que había era de una vez nombrar un gobierno de transición. Eso suena romántico, pero es muy utópico. Después de los nombramientos de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, que lo hicimos ajustado a derecho (…) el régimen en vez de acatar la decisión del Parlamento, emprendió una persecución contra esos magistrados que resultó en varios de ellos detenidos, otros en el exilio y algunos inclusive les fueron congelados sus bienes.
A partir de ese momento, si hubiera la intención de nombrar un nuevo CNE o un gobierno de transición, lo cual no está establecido en ninguna parte de la Constitución, no habría un solo venezolano dispuesto a aceptar un cargo en dicha administración o CNE alterno, a sabiendas que primero no iban a poder ejercer y además corría de inmediato peligro su libertad y sus bienes. Sería un acto de masoquismo que nosotros siguiéramos adelante con esos nombramientos, además no sería prudente desde el punto de vista político.
-Entonces ¿cómo pretende cumplir con lo aprobado en el denominado «referendo popular»?
Lo primero es que para llegar a un Gobierno de Unidad Nacional primero tenemos que salir del actual gobierno y eso se logra por dos forma posibles actualmente: elecciones y renuncia, auqnue esta última sabemos que no va a ocurrir.
-Hoy en día, el país se prepara unos comicios regionales, retrasados desde finales del año pasado, en los que concurrirá la MUD ¿Temen que durante la votación pueda registrarse un escenario de fraude que comprometa una eventual victoria electoral opositora?
No hay ninguna duda de que el CNE es tramposo, fraudulento y subordinado al régimen. Pero con ese CNE tramposo ganamos el 6 de diciembre, pues el antídoto contra la trampa es la participación. Cuando la participación es masiva y contundente en contra del régimen no se puede evitar anunciar el triunfo de la oposición. No es lo mismo la elección de la seudo-constituyente que una elección abierta. En la primera la oposición no tenía testigos, miembros de mesa ni publico presenciando el acto de escrutinio.
En cambio, en una elección donde la MUD participa, sí tendremos miembros de mesa, testigos acreditados que vigilan el proceso y el escrutinio se hace público. Además, en una elección con características como las regionales, donde cada uno de los estados va a dar resultados diferentes, no hay posibilidad de que el CNE haga fraude, lo podría intentar, pero por ello la importancia de nuestros testigos.
-¿Cuenta la oposición con el capital electoral suficiente para aspirar a la mayoría de las gobernaciones del país?
Tenemos encuestas muy recientes que nos hacen ver que aunque los niveles de intención de no votar siguen siendo elevados, ya ha ido bajando y entre 55% y 60% de los votantes están dispuestos a participar. De manera que se está superando el luto nacional que originó la imposición del fraude constituyente.
En este momento rebasamos el apoyo electoral que nos acompañó en diciembre de 2016. El oficialismo sacó en ese año 5 millones de votos. Para la Constituyente bajó a tres. Nosotros consideramos que de 23 gobernaciones los números nos dicen que podemos ganar como mínimo 18, pero podríamos obtenerlas todas.
-Pero del lado del oficialismo también se augura una victoria en la elección del 15 de octubre
Estoy convencido que el oficialismo no tiene posibilidad de hacer fraude con la presencia de testigos y auditores en los centros electorales, pero creo que ellos no se han jugado su última carta en ese contexto electoral. Saben que van a perder la mayoría de las gobernaciones y no están dispuestos a cederlas a la oposición. En ese sentido, todavía hay posibilidad de que nos hagan trampa, no el conteo de votos, sino en exigir a nuestros candidatos que firmen una carta sometiéndose a la autoridad de la ANC, la cual no van a firmar para que luego le ordenen a Tibisay Lucena –presidenta del CNE- que los excluya del proceso electoral. Eso sería completamente inconstitucional.
Creo que esta posibilidad no se va a dar debido a la presión internacional contra el Gobierno.
La segunda posibilidad son las inhabilitaciones selectivas, es decir, aquellos candidatos que ellos consideren de mayor importancia política serían inhabilitados para darle oportunidad a sus abanderados. Sea una o la otra, estoy seguro que van a seguir jugando sucio.
La pregunta sería, ¿si sabemos que van a jugar sucio por qué jugamos?: Porque no podemos regalar las 23 gobernaciones, alcaldías y la presidencia de la República.
-En caso de obtener resultar favorecidos en las elecciones de gobernadores, ¿cuál sería el siguiente paso de la MUD para promover su plataforma de cambio político?
Día a día van a seguir ocurriendo cosas. Cuando ganemos las gobernaciones el Gobierno va a montar corporaciones paralelas, van a montar presidencias regionales y van a restarle funciones a las gobernaciones para tratar de minimizar su efecto e influencia sobre el acontecer político nacional.
¿Cuál es la estrategia nuestra? Seguir en la calle, seguir exigiendo no solo el cronograma electoral, sino que cese la persecución política, que otorguen la libertad a los presos políticos, que se dé la apertura del canal humanitario para acabar con esta crisis social, que se respete la voluntad del pueblo. Cuando se desconoce la facultad de la Asamblea Nacional y de los diputados que fuimos legítimamente electos se está violando la Constitución y por eso debemos mantenernos en las calles. Luego vamos a ir a las alcaldías y finalmente vamos a la elección presidencial que deberían ser en diciembre de 2018.
Lo ideal en un entorno democrático es que una vez que se sepan los resultados de las regionales y la oposición haya ganado al menos 21 gobernaciones, debería haber un proceso de negociación no sobre un gobierno de transición, sino una agenda de transición.
-¿Todavía existen posibilidades de un diálogo fructífero entre el Gobierno de Maduro y la MUD pese fracasos de anteriores iniciativas?
El diálogo es algo a lo que jamás debemos renunciar los seremos humanos. Tristemente este es un Gobierno que no dialoga, sino que impone. Los acuerdos del proceso de 2016 era interesantes y satisfactorios: libertad de presos políticos, el cronograma electoral, el acatamiento a la voluntad del pueblo que eligió a la AN, apertura del canal humanitario. Sin disparar un tiro, sin un muerto, pero el Gobierno sencillamente desconoció estos acuerdos, a pesar de que la oposición cumplió. Bajo estas condiciones se puede ir a un diálogo, yo creo que sí. Siempre se debe buscar la salida pacífica y política.
Aunque yo difiero con lo que ha ocurrido, creo que la negociación tiene que ser con la gente en la calle, con la presión internacional. En esas circunstancias, creo que el Gobierno puede entender que es necesario cumplir con los acuerdos de un eventual diálogo.