¿Qué le pasa a la Unidad Democrática?
Con sus defensores y detractores la Mesa de la Unidad Democrática avanza hacia las criticadas elecciones regionales y ahora va a un diálogo, que actores como Luis Florido y Julio Borges aseguran no ha empezado. Mientras que Nicolás Maduro se regocija en nombrar la larga lista de negociadores entre los cuales también incluyó a Leopoldo López (quien cabe destacar está cumpliendo una sentencia firme en su casa).
Para la Unidad las reuniones que se acaban de realizar en República Dominicana son simples “encuentros exploratorios”, mientras que para Maduro es un diálogo “formal”. Sin embargo, la próxima cita experimental o no ya tiene fecha: 27 de septiembre.
Más cierto aún es que luego de más de 100 días de protestas continuas y 135 muertos, los venezolanos que no quieren a Maduro en el poder ven desboronarse al liderazgo que siguió con una esperanza: la de recuperar la Tierra de Gracia.
A unos le suena repetida la historia del diálogo que enfrió la calle a finales del 2016 y otros critican que el nuevo enfriamiento vino por la disputa de los puestos para alcaldías y gobernaciones.
Las peores costuras se vieron el pasado 10 de septiembre, cuando a las 8:00 pm se tenían los resultados de las primarias para escoger a los candidatos de la Unidad, que buscarán ganarle a los del partido de gobierno PSUV, y fue a las 12:14 am, luego de una gran presión, que se atrevieron a hablar y destapar la caja de pandora.
Pero el espectáculo siguió toda la semana pasada con las acusaciones del Primero Justicia y la disputa en varios estados sobre el verdadero ganador de las elecciones primarias. El caso más emblemático fue el de Ismael García, quien llegó al parlamento justamente con la bandera aurinegra pero que no dudó en separarse de ella para lograr ser el candidato a la Gobernación de Aragua.
Ni hablar del desinfle que tiene el parlamento venezolano ante la Asamblea Nacional Constituyente, cada uno manda por su lado, se turnan el salón de sesiones y algunos diputados ahora son candidatos para las elecciones regionales.
Cada una de las contradicciones públicas entre los actores de la oposición, lo que hacen es mermar la esperanza de miles de venezolanos.
Si bien las diferencias existen y sanamente deben estar presentes, porque de eso se trata la democracia, la Unidad está quedando muy mal al no saber llevar las negociaciones internas de la mejor manera y al no ser clara en cuanto a las salidas que busca, entre ellas la negociación con el chavismo.
El diálogo es necesario, pero con actores que estén dispuestos a ejecutar los acuerdos sin que eso sea, otra vez, una táctica para ganar tiempo. Las diferencias dentro de la coalición de partidos es necesaria, sana y totalmente normal, pero lo que no se acepta es el secretismo, los mensajes confusos, las acciones descoordinadas y mucho menos el olvido de los cuatros meses de protesta que dejaron tanto dolor entre los venezolanos.
Es hora de frenar y pensar cómo se va a conquistar a una población, que en su mayoría, está descontenta y desesperanzada esperando que un “líder” o un grupo de “líderes” den fin al hambre y a la pobreza a la cual se enfrenta el país.
Es hora de que la Unidad Democrática sea clara y frontal, que tome fuerza y que se ponga a la altura de esos jóvenes que perdieron sus vidas en el asfalto; de otros tantos que salieron a la calle y se enfrentaron a la represión por parte de los cuerpos de seguridad, de quienes sufrieron el ser encarcelados y ahora se sienten tan solos en la lucha por rescatar la democracia.
Claridad, dirigencia, un plan concreto y un mensaje contundente, así como rescatar y hacer cumplir el gran acuerdo nacional, eso espera la Venezuela incluso chavista que no está de acuerdo con Maduro y su nuevo grupo de gobierno.