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Soberanía versus soluciones humanitarias

El recién destituido alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, constata en carne propia la realidad del país, sin duda con pesar, sostiene que en la Venezuela de hoy no hay posibilidad de una salida democrática… dura y valiente afirmación para un demócrata probado como él.

Quien en estos momentos sufre la garra del tirano, tuvo que pasar a la clandestinidad y exilarse para garantizar su integridad. Decisión necesaria para seguir dando de si, “activo y luchando desde donde esté”.

Está claro que libre podrá ser más útil, convenciendo los gobiernos del mundo para que actúen antes de que sea demasiado tarde. La dura experiencia le permite tomar distancia, ver las cosas desde otro prisma, sin confundir estrategias con objetivos, jerarquizando prioridades y disecando los elementos determinantes para explicar la tragedia venezolana.

Con lucidez afirma que el problema no es si la oposición participa o no en las elecciones regionales. El punto esencial para el futuro de la vida democrática, es conseguir salir de la dictadura de Maduro.

La catástrofe de Venezuela es estar en manos de un Estado forajido, no existe contra ellos otra posibilidad que, una estrategia global de lucha, donde ninguna opción debe ser descartada. Las bandas de delincuentes no se retiran jamás, hace tiempo que rompieron con el sistema de organización social civilizado, con el respeto a las leyes y a los derechos humanos de quienes les adversan

Nuestra obligación es combatirlas hasta exterminarlas, no hay espacio para la convivencia con ese tipo de dirigencia… que conste que solo hablo de los artífices del desastre. La democracia no puede convivir con quien tiene como objetivo destruirla, ni puede permitir en su seno, a riesgo de sucumbir, aquellos que reniegan sus postulados esenciales.

Los delincuentes, los traidores bolivarianos, los invasores cubanos lo tienen claro, su único objetivo es el poder total, sin conceder espacios que permitan enfrentar su control. Los miembros de esa banda explotadora y opresora, solo pueden tener un fin o caen en los enfrentamientos con la justicia o terminan tras las rejas.

El presidente de los EEUU, en unas de sus últimas declaraciones, dejó abierta la posibilidad de una opción militar para Venezuela, lo que no quiere decir necesariamente una invasión, ni un atentado contra nuestra soberanía.

No es la primera vez ni será la última que, una coalición internacional interviene en otro país por razones humanitarias. El Alcalde en sus declaraciones supone que Trump lanza esa advertencia, para presionar los países de la región quienes, si de verdad quieren ayudar, reaccionen y propongan una solución conjunta y eficaz.

Los venezolanos no podemos olvidar que, por razones inconfesables, muchos de nuestros vecinos, guardaron silencio ante la invasión cubana en Venezuela. Ante la pérdida de los espacios democráticos, las violaciones constitucionales, los presos políticos y el proceso de desmantelamiento de la economía venezolana.

Nadie protestó si conseguía beneficios, petróleo barato, nos vendía sus productos que eran revendidos a precios exorbitantes o facturaban ventas de comida vencida… porque el negocio no era la importación de alimentos o medicinas, sino apoderarse de los dólares preferenciales.

Tampoco levantaron su voz para denunciar que, sus empresas repartían comisiones a cambios de contratos, ni para rechazar las fortunas que acogían en sus bancos, con fondos de dudosa procedencia.

Permitieron la creación de empresas fantasmas que manejaban contratos multi-millonarios. Todos permanecieron en silencio hasta que, las diferentes organizaciones criminales chavistas, comenzaron a convertirse en un peligro para la región.

En el caso venezolano, la comunidad internacional deberá fijar posición frente a las violaciones de un valor universal: los Derechos Humanos, tendrá que hacer frente a la presencia del narcotráfico y del terrorismo internacional… a la corrupción desbocada de los gobernantes que, se vincula con instituciones financieras en diferentes países del mundo.

¿Que la intervención humanitaria que se vislumbra, no sea completamente desinteresada? hasta se comprende, debido a que la estabilidad regional también es un interés multinacional. Nadie está hablando de perder nuestra soberanía, ni que una potencia invasora se quede dirigiendo al país.

Estamos hablando de que necesitamos ayuda frente al financiamiento ruso y chino, raudos para respaldar económicamente la supervivencia del estado forajido, a costa de comprometer nuestro futuro y siempre y cuando, redunde en beneficios para ellos.

Hablamos de cómo enfrentar, el asesoramiento de guerra logístico y militar cubano e iraní. Denunciamos también el cinismo de los votos de muchos países del caribe y Latinoamérica en instituciones internacionales, quienes vendieron sus conciencias por petróleo barato, por el financiamiento de sus estamentos políticos y por la colocación en sus sistemas bancarios de divisas robadas al erario público venezolano.

Nos referimos a que extranjeros están adiestrando paramilitares, cuando no actuando directamente… persiguiendo, torturando y asesinando al pueblo que, osa ejercer su derecho constitucional a la protesta.

Por eso debemos tomar en cuenta, todas las opciones con las cuales defendernos… de los Castro, de las FARCS, de los traficantes de droga y de los corruptos, de los que nos han despojado de la libertad, la seguridad jurídica y la garantía de vivir en paz y en libertad.

Evidentemente para que una intervención sea legitima, implica que su objetivo primordial sea remediar las violaciones graves a los derechos humanos. Nuestro pueblo muere en colas para conseguir comida, muere en los hospitales por que no existen tratamientos ni medicamentos, muere en las calles defendiendo sus derechos, muere en las mazmorras de la dictadura.

¿Debemos seguir pasivamente presenciando esta masacre sin reaccionar? Los organismos internacionales se han pronunciado, países, parlamentos, políticos, expresidentes, múltiples ongs, denuncian, exigen y emplazan. ¿Pero qué ha cambiado? solo hay más presos, jóvenes asesinados, alcaldes destituidos, atropellos, persecuciones, violaciones de las leyes y de la Constitución.

Paralelamente a los esfuerzos diplomáticos, es urgente imponer un corredor humanitario, ha llegado la hora de prever otras soluciones, desde la extracción tipo Noriega, hasta las operaciones secretas para sostener la oposición. Sin descartar que pueda ser necesario armar y formar a los demócratas, para que puedan defenderse de colectivos armados, milicias privadas y militares extranjeros que comandan las traidoras fuerzas armadas nacionales bolivarianas.

Estos últimos días son muchos los países que se han rasgado las vestiduras, rechazando una opción militar, supuestamente defendiendo la soberanía venezolana. Pero no han dicho absolutamente nada, sobre las fuerzas cubanas de invasión que, controlan los sistemas de seguridad, defensa e identificación dentro de nuestro territorio, tampoco han propuesto otra solución.

No olvidemos que la OEA se ha encontrado de manos atadas, precisamente con argumentos similares. Porque al lado de países amigos, que sostienen la causa de la libertad, existen también los cínicos, patéticos e hipócritas como Nicaragua, Ecuador, Bolivia, gran parte de las islas del Caribe o la Republica Dominicana, quienes sin mucha vergüenza, son capaces de hilvanar argumentos, destinadas a respaldar la dictadura venezolana.

Frente a los países que bloquean la solución política, se impone una coalición internacional que, al lado de la presión interna de la oposición, acorrale definitivamente al régimen… antes que destruya cualquier vestigio de libertad en la patria de Bolívar.

Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
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