Libertad, elecciones y honradez
El mundo no se recupera de la lamentable impresión generada por el fraude del pasado 30 de julio. Países, organizaciones y variopinto liderazgo de todas partes han expresado rechazo a la constituyente comunal, nuevo instrumento para la violencia institucional y, en su nombre, para la violencia física. No vale la pena repetir que este régimen asesinó al Derecho como instrumento para regular la vida en sociedad, las relaciones entre los ciudadanos y de éstos con el estado-gobierno. Liquidada la Constitución Nacional y en proceso de ser arbitrariamente sustituida, se profundiza el ambiente de vida sin ley ni orden. La nación está en manos de los caprichos, desviaciones ideológicas y políticas, corruptelas e ineficiencia de un régimen invadido por los tentáculos detectados en el planeta, del narcotráfico y del terrorismo.
¿Qué hacer? Pues resistir y rebelarnos contra todo cuanto contraríe los principios y valores fundamentales de la Democracia hasta lograr el cambio integral a que aspiramos. Ese es el objetivo primordial. Hacia allá deben estar encaminados todos los esfuerzos e iniciativas individuales y colectivas. En consecuencia, repudiamos todo cuanto desvíe la lucha del objetivo señalado. Mucho más cuando en ocasiones se trata de conductas alentadas por ambiciones personales o de grupo, vanidades y egos más peligrosos que el enemigo mismo por su capacidad para la simulación, para el disimulo y para el oportunismo disfrazado de política.
Debemos recordar que la verdadera naturaleza del problema venezolano no es electoral. Las elecciones son instrumentos importantes en una democracia, pero no en plena dictadura. Incluso en democracia lo electoral es importante, pero no es lo único y ni siquiera lo más importante. A los efectos de la lucha en los términos señalados, es básica la unidad en cuanto al objetivo. Puede ser dinámica y hasta diferenciada, pero si el objetivo es común podrá alcanzarse con menos dificultades que las actuales.
Por estas y otras razones, rechazo la convocatoria a la elección de gobernadores y consejos legislativos estadales. Dictadura sin careta, acciones concretas de exterminio de los poderes públicos que, apegados a la Constitución, rechazan las acciones del régimen y a una hipocresía sin límites con relación a sus propósitos de control total del país. Basta de engaños y de mentiras.
Exigimos que la Asamblea Nacional de cumplimiento al mandato recibido directamente del pueblo el pasado 16 de julio. Ese mandato camina en la dirección que la nación le encomendó al elegirla y de sus promesas iniciales. Es tiempo de cumplir, a todo riesgo, con el deber derivado de la representación que detentan sus miembros.
El valor de la Libertad como principio básico debe ser el centro de la acción política y social en medio de este caos inducido. Libertad personal, económica y social para poder concretar la dignidad de cada persona, la justicia social como instrumento para el bien común y, de esta manera, lograr la perfectibilidad de la sociedad civil.