El retorno del mito
Junto con pensadores de la talla de Ernst Cassirer, Mircea Elíade, Bergson, y Garcia Pelayo, creemos que la mentalidad mítica no es una simple supervivencia de una remota mentalidad arcaica sino que se trata de una estructura permanente del hombre. La persona humana es un ser racional e irracional al mismo tiempo y, por tanto, entendemos al mito y la razón como dos formas contrapuestas que tiene el hombre de instalarse en el mundo e interpretar ese mismo mundo.
Dentro de esta perspectiva, mito y razón constituyen algo imperecedero en la naturaleza humana y, por ende, han estado siempre presentes en la historia de la humanidad. A través de las distintas épocas históricas podemos descubrir períodos en los cuales hay un predominio de uno de los dos esquemas interpretativos. Esquematizando un poco la historia de la civilización occidental durante los últimos dos milenios, podríamos afirmar que a una época más o menos racionalizada le sigue otra con un relativo auge de lo irracional. Después del racionalismo greco-romano y a través del neoplatonismo, llegamos al misticismo de la alta Edad Media, seguido por una reacción de la razón, que desde la baja Edad Media y pasando por el Renacimiento, llega a su plenitud con la Ilustración. Al Iluminismo le sigue el resurgimiento irracional del Romanticismo. El ingenuo Positivismo decimonónico abre de nuevo una época de “ciencia y razón”, que termina con el “anti-intelectualismo” de las primeras décadas del siglo XX. Después de 1945 y a raíz de la sangrienta “gotterdammerung” nazi-fascista, entramos nuevamente en una época caracterizada por la racionalidad.
Ernst Cassirer, en su gran obra “El Mito del Estado” nos dice: “En todos los momentos críticos de la vida social del hombre, las fuerzas racionales que resisten al resurgimiento de las viejas concepciones míticas pierden la seguridad en sí mismas. En estos momentos, se presenta de nuevo la ocasión del mito. … El mundo de la cultura humana no pudo surgir sino hasta que se combatió y se dominó la tiniebla del mito. Pero los monstruos míticos no quedaron completamente destruidos. Las fuerzas del mito fueron reprimidas y sojuzgadas por fuerzas superiores. Mientras estas fuerzas intelectuales y éticas y artísticas están en plenitud, el mito está domado y sujetado. Pero en cuanto empiezan a perder su energía, el caos se presenta otra vez.”
En la actualidad, que algunos llaman postmoderna, de nuevo se habla de la “muerte de la razón” y se observa claramente el renacimiento de lo irracional, que se concreta en múltiples fenómenos como el tribalismo, el hipernacionalismo, la xenofobia, el etnicismo separatista, el fundamentalismo religioso, el racismo, el antisemitismo, el terrorismo salvaje y el crecimiento de las sectas apocalípticas, satánicas y milenarísticas.
Frente a este resurgimiento del mito, de lo irracional en el campo político, es fácil encontrar paralelos con los años ’30 del siglo pasado. Carl Gustav Jung escribía estas palabras en 1936: ”Lo que siguió a la guerra ( I Guerra Mundial) fue una verdadera danza de brujas: fantásticas revoluciones, cambios en el mapa, retrocesos de tipo político hacia modelos medievales y antiguos Estados que absorben pueblos y sobrepasan en mucho con sus pretensiones de absoluto totalitarismo todos los anteriores intentos teocráticos a este respecto, persecuciones de cristianos, judíos y matanzas políticas en masa…” Hoy como ayer el irracionalismo encuentra su mejor aliado cultural en el escepticismo nihilista, en la carencia de creencias y esperanzas y en el desprestigio de las instituciones y líderes políticos. El narcotizado y superficial hedonismo consumista debilita las fuerzas intelectuales, éticas y artísticas que pueden dominar el mito irracionalista. Es necesaria una refundación ética de la sociedad democrática para enfrentar la nueva “danza de brujas” que se avecina, en el cíclico ir y venir de los “corsi e ricorsi” de la historia, como nos diría el gran napolitano Gian Battista Vico.