¿Cómo llegamos a este regresivo proyecto de Ley de Educación?

Cuando me invitaron a opinar en la sesión de la Asamblea Nacional del 21 de agosto de 2001, sobre el proyecto de Ley Orgánica de Educación, que después de un gran esfuerzo se había logrado presentar con un apoyo consensual, hice siete observaciones por las cuales no hubiese aprobado el mencionado Proyecto, con la esperanza de que se podría analizar, corregir y mejorar durante la segunda discusión.

Pasados cuatro años, el trabajo de una supuesta comisión especial de la Asamblea Nacional presenta prácticamente un nuevo proyecto, sin haber discutido artículo por articulo los ya aprobados en la primera discusión. El trabajo de esa “Comisión” consistió en suprimir directamente más de 80 artículos y en eliminar indirectamente a más de 15, al transferirlos “con cambios de forma en la redacción y de fondo en la concepción” y al proponer “la incorporación de un nuevo artículo ….”. Es decir, el proyecto aprobado en primera discusión en 2001, no se va a discutir, sino uno nuevo, orientado por el “bolivarianismo” del régimen, lo cual representa una regresión de tal magnitud que es imposible describirla en un corto artículo,
En líneas generales, todo lo propuesto en la nueva Ley, ya estaba diseñado en el Proyecto Educativo Nacional del Ministerio de Educación de 1999, coordinado por Carlos Lanz y se ha implantado progesivamente a través de Decretos, Resoluciones, Normas y Propuestas que han sido puestas en marcha parcial o totalmente. Afortunadamente, partidos políticos, gremios docentes, miembros de la sociedad civil y un gran número de ciudadanos, han expresado en cada ocasión su opinión negativa sobre cada una de ellas. Son muchos los artículos publicados, las declaraciones, las manifestaciones, las impugnaciones y las criticas expresadas de diferentes formas en contra de los aspectos negativos, regresivos, intervencionistas, antidemocráticos, anticientíficos, de tendencia autoritaria y homogeneizadora, concretados en una serie de documentos y acciones de los Ministerios de Educación, algunos de los cuales se señalan a continuación:
El Proyecto Educativo Nacional de 1999, que propuso una educación antidemocrática y adoctrinadora; la Resolución 259, 1999, que elimina y tergiversa la enseñanza de la historia de Venezuela; el Programa de Instrucción Premilitar de 1999, con un nacionalismo exagerado que puede crear xenofobia; el Decreto 1.011, del 4 de octubre 2000, que destruye la carrera docente; el Plan Operativo del Proyecto de Redes Sociales del 2000, con un perfil “comprometido” políticamente que se concentra en los locales escolares para la construcción de “una nueva cultura política”; la modificación de las Pruebas de Aptitud Académica, Resolución 06 del CNU, de 2003, que discrimina en contra de los aspirantes que hayan estudiado en instituciones escolares privadas; la Creación de la Universidad Bolivariana, 2003, con planes de estudio y requisitos de dudosa calidad; la creación de las Misiones “freirianas” Robinson I de alfabetización y Robinson II hasta 6° grado; la Misión Ribas y la Misión Sucre para la educación media y superior respectivamente dentro de un sistema educativo paralelo populista con requisitos mínimos y exigencias menores; la Resolución 09 de 2004 del Liceo Bolivariano, proyecto pedagógicamente débil y con un plan de estudio confuso, que no incluye ciencias experimentales y matemática; las normas para la Comunidad Educativa que incorpora a las comunidades organizadas del entorno del plantel con funciones de control social; la eliminación de los concursos para los docentes; la incorporación automática del personal interino y el requisito de aprobar un curso de formación ideológica revolucionaria “bolivariana”; y el Decreto 3.444 de 2005, contra la autonomía de las Universidades y de los Institutos y Colegios Universitarios,
A pesar de que durante estos largos seis años se ha dejado constancia del rechazo de cada uno de los aspectos negativos antidemocráticos de las acciones y documentos del actual régimen, ninguno ha sido anulado o modificado por la autoridades de los Ministerios de Educación, para atender a las observaciones concretas que se les han hecho.

Sólo con mencionar las características básicas de estos documentos se puede seguir la cronología de la implantación progresiva de muchas de las características ideologizadoras antidemocráticas y se puede entender cómo llegamos al “socialismo siglo XXI”, basado en los socialismos totalitarios de la desaparecida Unión Sovietica y de Cuba, en el aspecto educacional, que se encuentra en el reciente proyecto de Ley Orgánica de Educación, divulgado por la Asamblea Nacional, que no es más que el ensamblaje de todo lo que se ha incluido en diversos documentos oficiales y que progresivamente se ha puesto en marcha y ejecutado durante los últimos seis años. Ante esta realidad se tienen dos opciones: la de esperar la “bendición” por parte de la Asamblea Nacional, que aun cuando la identifican como Ley Orgánica la aprueben por mayoría simple, o la de sumar todas las críticas que se han hecho en un esfuerzo colectivo de los padres, representantes, gremios, partidos políticos, grupos religiosos, miembros de la sociedad civil, entre otros, para demostrar que todos los temores estaban bien fundados desde el principio, cuando Lanz declaró: “Soy gramsciano, desde el punto filosófico, y mis ideas son un compendio de la teología de la liberación, el marxismo, el bolivarianismo, la indianidad y el cimarronismo” (El Nacional, 27 de agostote 2000 H/1). En este momento ya no hay dudas de que lo que el régimen se proponía era integrar el materialismo histórico de Marx, el modernismo de Habermas, el historicismo de Gramsci y el moralismo de Freire, con rasgos maoístas, castristas, antiglobalizadores y antioccidentalistas que produjo un proyecto de “Ley Orgánica de Educación Bolivariana”, dentro de una confusión postmodernista, que no debe ser aprobada por ser antidemocrática y regresiva. La gran mayoría de los funcionarios del gobierno que han estado en posición de tomar decisiones no ha hecho otra cosa que seguir el guión al pie de la letra desde 1999.