Legitimidad en la ULA
Es realmente satisfactorio en primer lugar por justicia elemental y en segundo lugar por la estima y cercanía que tenemos con la gestión universitaria del Prof. Léster Rodríguez Herrera, Rector de la Universidad de Los Andes, la sentencia que la Sala Electoral en pleno del Tribunal Supremo de Justicia, emitiera alrededor del recurso interpuesto ante ese tribunal por dos miembros de la comunidad universitaria el año pasado, quienes objetaron y más aún intentaron la nulidad del proceso electoral en que obtuvieran un triunfo indiscutible y con amplitud el actual equipo rectoral integrado por Léster Rodríguez Herrera como Rector, Humberto Ruiz calderón como Vicerrector Académico, Mario Bonucci como Vicerrector Administrativo y Nancy Rivas de Prado como Secretaria.
De tal manera que esta sentencia con votación de 5 fotos a favor de los 5, ratifica no sólo un mandato emitido por el claustro universitario el año pasado, sino además corrobora la legitimidad de origen emanada de las urnas electorales hacia las cuatro autoridades, las cuales obtuvieron un triunfo abierto y por mayoría en unos comicios transparentes, concurridos y donde las reglas del juego no fueron en ningún caso puestas o manejadas por autoridad alguna.
Además, esta sentencia vuelve a poner en orden si cabe hablar las cosas en nuestra casa de estudio, dado que la campaña y ola de injurias, descalificaciones, inestabilidad y demás llegaron a su fin. Ahora entramos en una etapa en primer lugar de plena calma y por sobre todo logramos un clima en el que el señor rector y demás autoridades no tienen excusa alguna para distraerse. De manera que nuestras autoridades tienen un mandato firme que les permite abocarse por entero y sin reparos de ninguna especie a sus respectivos cargos y ocupaciones.
Esta Universidad exige cambios, transformaciones cualitativas, innovaciones y mejoras en todos los órdenes que no pueden pender de una decisión como sucedió hasta ayer, o más aún del capricho de nadie. Hoy la ULA reclama de esas transformaciones que repercutan indudablemente en relanzar a la Universidad en su compromiso con el país nacional, con la región andina, con el avance de la ciencia y la tecnología y con la redefinición de sus relaciones y vínculos con el entorno, con la sociedad que demanda servicios, talento, tecnología, experiencia y todos los insumos que una Universidad de calidad y moderna como es la ULA puede y debe brindar.
Ya hace décadas el merideño más universal que hemos tenido como fue Don Mariano Picón-Salas, señalo de forma plecara y aguda que “El destino de Mérida se asocia desde entonces e indisolublemente al de esta casa universitaria que ha sido, tal vez, nuestra mayor empresa histórica. Y en el auge y la defensa de ella, en el cuidado con que debemos ayudarla y mejorarla siempre, se involucra y responsabiliza nuestro civismo regional como parte entrañable de nuestro común deber de venezolanos”
Esta sentencia no pudo salir en mejor momento, y esto lo decimos porque esta gestión y equipo rectoral le queda hasta el 10 de septiembre del 2008, es decir, más de tres años para llevar a cabo y más aún materializar unas serie de proyectos de mediano y gran alcance, que contribuyan en su conjunto a lograr una gran universidad. Hoy celebramos esta sentencia apegada al derecho y a la soberanía del claustro, y al mismo tiempo hacemos votos para que nuestras autoridades sin evasiva alguna, trabajen codo a codo y de forma mancomunada y permitan que el prestigio que ya tenemos tanto en el país como afuera se acreciente con visión, con decisiones acertadas y oportunas, con talento e idoneidad a pesar de las intensiones del gobierno de desconocer en parte la autonomía, los aportes y logros de la Universidad con el país y sociedad, y del caporal Samuel Moncada que ha sido el encargado por el presidente Chávez para torpedear y calumniar a las Universidades, hasta llegar a hablarse de nominas fantasmas. La peor cuña es la del propio palo y su mejor expresión la constituye el ex director de la Escuela de Historia de la UCV.