¡Sí, pero tenemos patria!

En 1998 le preguntamos: ¿Esto que estamos viendo lo podemos calificar como un circo, un culto que se está creando alrededor de tu persona? Su respuesta fue inmediata: …“Ya no puede decirse, como hace dos años, que la gente iba a ver a Chávez, al mito. No, ya la gente me ha visto bastante, ese efecto, afortunadamente pasó, ya no es el circo Chávez. Ahora es algo más de fondo, que tiene muy preocupada a la gente del sistema, a nivel nacional e internacional.” (Habla el Ctte, pp.349-350).

Por esto las repreguntas son procedentes: ¿Tú estás seguro hoy de la desaparición del circo en el que te presentaste como primer y único actor? ¿Crees en verdad que aquí se realizaron inmensos cambios y que esta Venezuela es radicalmente distinta a la que llega a tus manos en 1999? ¿Te fuiste con la creencia de que dejabas una obra que ya no tenía espacio para ningún tipo de circo?

¿Dio paso el Gran Circo Chávez de tus inicios a una obra imperecedera o no lograste superar el vacío político por lo que tus herederos hoy se ven obligados a crear y recrear el espectáculo? ¿No crees que lo que hay es una nueva convocatoria a tu circo?

¿Cuál es en realidad la obra que dejaste? ¿Acaso lo que nombran socialismo o revolución bolivariana y castro-chavista? ¿Nos legaste acaso independencia y patria?

Los registros señalan el despilfarro de 900 mil millones de dólares en 14 años sin que se haya logrado construir un aparato productivo que garantice un mejor modo de vida de las mayorías. Persiste una creciente escasez, una inflación imparable. Un robo-corrupción que corroe esta exrepública por todos sus puntos cardinales.

Veinte mil millones de dólares se robaron en el SITME y no hay responsables. La llamada boliburguesía crece. El petróleo no alcanza para satisfacer todas las aspiraciones.

Tal vez en aquel tiempo te asistía alguna la razón al pensar que el circo había sido sustituido por un programa que contemplaba importantes y estratégicas obras. Pero al no cumplirse ese plan, la gran y permanente inversión se realiza en la compra-venta de la conciencia de la gente para imponerle un credo que hoy carece de vigencia. Y por ello la función debe continuar.

No hay otra manera de mantener el control del mando-poder. Por eso se sigue jugando a la ficción de socialismo o revolución. Es la labor del imaginario en plena faena. El juego ya centenario a una revolución que no ha sido y que nadie sabe hoy cómo es que podrá ser.

Pero el vacío político, en ambos polos, es tan grande que no es posible diseñar salidas a la situación planteada sin mantener el circo-mito que tan buenos dividendos ha pagado y paga en la triste historia de este expaís.

Y es esto lo que se observa desde el 05 de marzo. Un culto cada vez más exacerbado que se monta sobre la inmensa escuela que los independientes de la independencia de 1810-11 implantaron para servirse de ella y obtener los mejores provechos.

Ahora todo estaba dispuesto para la continuidad. Pero hubo lamentables errores que se trata de enmendar. No se embalsamaron los restos del novísimo héroe para exhibir su figura y ahora hay que rescatarla para suplir el vacío que aquí sigue reinando.

Un escenario indispensable para mantener en el proceso al grueso de una “militancia” que sólo tiene como referencia la adoración a Chávez y la obtención de lo indispensable para proseguir por el camino de la sobrevivencia. Nada que tenga que ver con formación política e ideológica.

El espectáculo actual, en consecuencia, goza de muy buena salud. Maduro no tiene con qué cerrar o suspender el circo. Tiene déficits por todas partes. Tanto en reservas internacionales como en un aparato productivo sin perspectiva de mejorar. Restricción de dólares en una economía permanentemente conectada a los puertos-mercados externos.

Y por ello, sólo puede mantener una mínima credibilidad apelando a más deuda. Más entrega de los recursos naturales. Más petróleo para muchos clientes y en particular para la nueva potencia china interesada en ponerle la mano a la tienda del petróleo todavía llamada Venezuela.

Y además Maduro deja ver que requiere imperiosamente del espectáculo que dejó establecido su padre porque él carece de una imagen propia con capacidad para sustituir cualquier circo. Por ello se da por descontado que el viejo circo permanecerá mientras se mantenga el vacío que determina este angustiante y terrible tiempo.

Importante dejar registro que del otro lado tampoco existe un liderazgo capaz de escapar a este gran circo. Hay el refuerzo de la imagen de Chávez al ubicarla y mantenerla al nivel de Bolívar. Capriles tuvo un comportamiento cuando fue candidato presidencial enfrentado a Chávez y otro al competir con Maduro. Ante el primero fue temeroso, cuidadoso y comedido. A tal punto que el golpista presidente lo calificó como “La Nada”. Contra Maduro buscó el enfrentamiento, el desafío, el tú a tú. Marcó la distancia entre el Presidente Chávez y Nicolás.

Pero una vez que se produce el triunfo “mientras tanto o provisional del Ilegítimo Presidente Maduro” se inicia un capítulo de legitimación que afianza mucho más al Padre y Comandante Supremo y Eterno. Hay una mayor conexión con el legado que dejó Chávez.

Por ello se echa mano de banderas como la de una tal independencia que no se alcanzó pero que dejó un Libertador y Padre de la Patria que ahora, por necesidad histórica, se procede a reciclar. De esa manera ahora este expaís cuenta con dos libertadores y una verdadera independencia. La anterior fue apenas un intento.

En esta oportunidad si se obtuvo soberanía, autonomía, libertad, igualdad y justicia. Pero además, ahora si tenemos una patria de nuestra exclusiva pertenencia.

Hemos logrado lo máximo que puede alcanzar un pueblo-colectivo: ¡Patria! Nos puede faltar comida, alojamiento, vestido, podemos tener las peores condiciones materiales de existencia, pero todo queda recompensado con la Patria que ahora tenemos hasta para repartir patrióticamente.

¡Qué nadie se equivoque! ¡Ahora si tenemos independencia y patria! Y la lucha por mantenerla va a seguir mientras Chávez viva! ¡Qué historia amigos! @ablancomunoz