Un Nobel reacio al premio
(%=Image(1570707,»L»)%) La concesión del premio Nobel en todas sus variantes ha estado ligada, desde su fundación, a innumerables (%=Link(«http://analitica.com/va/sociedad/articulos/3048740.asp»,»críticas»)%), tanto de los injustamente olvidados por el mismo, como de las sociedades académicas especializadas en todo el mundo, de los medios de comunicación o del informado ciudadano de a pié. La reacción común es la sorpresa de los galardonados, ya que la estrategia de la (%=Link(«http://nobelprize.org/nobel/nobel-foundation/statutes.html»,»Academia Sueca»)%) es mantener en secreto no solamente sus nombres hasta el momento oportuno, sino también el de los candidatos. Pero el laureado con el Premio Nobel de química de 2005, Yves Chauvin, de 74 años, jubilado y director honorario del Instituto Francés del Petróleo (IFP) en Rueil-Malmaison, ha sido manifiestamente reacio al mismo.
La sorpresa periodística
La primera (%=Link(«http://nobelprize.org/chemistry/laureates/2005/chauvin-telephone.html»,»entrevista telefónica»)%) a Chauvin, conducida por la periodista de ciencia Joanna Rose, desde la sede de la Fundación Nobel apenas hecho el anuncio, mostró a un científico sumamente sencillo, desconcertado y también molesto. “Es difícil para mí manejar esta situación, pues no estoy acostumbrado a la fama. No me siento bien. No puedo decir que me alegra. Claro que me siento orgulloso, pero es más el embarazo que el entusiasmo”, fueron sus primeras expresiones.
Otras declaraciones dadas luego a los periodistas que lo comenzaban a acosar en su residencia de Tours, en el occidente de Francia, fueron sorprendentes: “Este premio es muy molesto y penoso para mí. Mis descubrimientos tienen ya cuarenta años y ahora soy un hombre viejo”. Evidentemente no se alegraba por la noticia. “Me desearon mucha suerte con la prensa. Ahora comprendo lo que eso significaba”, prosiguió.
Después de larga discusión, Chauvin les permitió a los periodistas al acceso a su vivienda, pero sólo por escasos minutos. “Se necesitó treinta años de trabajo en el laboratorio para demostrar que mis descubrimientos eran interesantes. Hoy vivo solo y mis primeros recuerdos son para mi esposa, fallecida hace apenas un año”, dijo. Refiriéndose a sus investigaciones originales por las que se le había concedido el Premio Nobel de 2005 agregó: “Tuve mucho tiempo para asimilarlas. Sabía que mis descubrimientos eran importantes. Sólo preparé el camino, pero fueron mis colegas norteamericanos quienes permitieron que se me otorgara hoy este premio”. Aludía a Robert Grubbs y Richard Schrock, los investigadores norteamericanos que (%=Link(«http://nobelprize.org/chemistry/laureates/2005/index.html»,»compartían el premio»)%) con él.
Chauvin expresó que hasta ese momento tenía una vida tranquila: “Ahora veo que ese ya no es el caso”. También anunció su decisión de no asistir el 10 de diciembre a Estocolmo a la ceremonia de premiación. “No es el dinero lo que me interesa. No sé cuánto recibiré”. Y ya no quiso continuar: “Cierro la puerta y desearía no volver a ser molestado”.
Otras opiniones
Fue atípico el comportamiento del laureado, si se recuerda que la genetista norteamericana (%=Link(«http://pcmedico.com/mujeres.htm»,»Barbara McClintock»)%) había sido honrada con el Premio Nobel de Medicina en 1983, cuando tenía 81 años de edad, por su descubrimiento de los elementos genéticos móviles o genes saltarines realizado en 1940. Los otros dos coparticipantes del Nobel de química de 2005 reaccionaron con mayor entusiasmo que Chauvin. “Mi pulso es de 200 y apenas si puedo hablar”, dijo Schrock, de 60 años, al ser entrevistado por los periodistas. “Es una de esas cosas que nunca se espera. Simplemente se investiga y se aguarda a ver lo que pasa”. Trabaja en el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), en Cambridge y Grubbs, de 63 años, en el Instituto Tecnológico de California (Caltech), en Pasadera. Este último llamó inmediatamente a sus hijos y expresó que era muy cool compartir la alegría de un premio Nobel con ellos.
El por qué del premio
El fundamento es la llamada metátesis, término griego que significa transposición o cambio de lugar, una de las reacciones más importantes de la química orgánica, desde hace tiempo materia de estudio obligatorio para cualquier estudiante universitario de la especialidad. Las substancias orgánicas -como las proteínas, carbohidratos, grasas y vitaminas, esenciales para la nutrición- contienen el elemento carbono, cuyos átomos forman anillos y cadenas, a los cuales se unen otros átomos como el hidrógeno y el oxígeno; toda la vida sobre la tierra depende de estos compuestos. También los plásticos artificiales, creados por el hombre, tienen una estructura carbonada. Los carbonos pueden estar unidos entre sí por los llamados dobles enlaces. Con la ayuda de pequeñas cantidades de otras substancias muy especiales llamadas catalizadores, a través de la metátesis se rompen los dobles enlaces de dos compuestos químicos para producir nuevos compuestos. La Academia Sueca comparó el proceso de la metátesis con bailarines que (%=Link(«http://nobelprize.org/chemistry/laureates/2005/press.html»,»intercambian»)%) sus parejas durante una etapa del baile. De esta manera, los catalizadores permiten producir nuevos compuestos orgánicos a partir de materia prima como el petróleo, con los que se puede fabricar plásticos y medicamentos de forma más amigable para el ambiente.
Investigación básica versus aplicada
La metátesis en química –también existe en (%=Link(«http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Lexikon%20der%20Linguistik/ma/METATHESE%20%20%20Met%C3%A1tesis.htm»,»gramática»)%) –, fue descrita teóricamente por Chauvin en 1971. En 1990 fue Schrock el primero que desarrolló un catalizador de aplicación práctica para ella y dos años más tarde, Grubbs mejoró notablemente el catalizador para poder aplicarla también fuera del laboratorio. El Comité del Premio Nobel aclaró, que ello conducirá a una deseable química verde, a través de la investigación básica para beneficio de la humanidad, la sociedad y el ambiente, lo que obviamente contribuirá a reducir las persistentes críticas formuladas a la gran industria química mundial marcadamente contaminante. Es la expresión de una realidad que tiende a conciliar las ya habituales discrepancias entre los favorecedores de la investigación científica básica o la aplicada, particularmente en las naciones subdesarrolladas, donde por razones políticas sus planificadores, ávidos de presentar resultados rápidamente, promueven particularmente la segunda, desconociendo que aquélla es indispensable, como paso previo, para ésta.
En Venezuela se plantea actualmente una ilusoria estrategia de independencia científica y tecnológica que se cobije en el concepto de soberanía del país y partícipe “del nuevo pensamiento científico que se gesta en el país” (sic) (El Impulso, A6-04/12/2005), según el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030 (%=Link(«http://mct.gov.ve/publico/home/home.php»,»(PNCTI)»)%), del Ministerio de Ciencia y Tecnología (%=Link(«http://www.mct.gov.ve»,»(MCT)»)%). Se margina al sector empresarial, actor que conjuntamente con la academia y el propio gobierno conforma la exitosa triple hélice de la Ciencia y la Tecnología globales. La ciencia, como la música y la poesía, no reconoce fronteras; ellas son universales. Es de esperar, que los líderes genuinos de los países tercermundistas, incluyendo a Venezuela, entiendan definitivamente este hecho irrebatible, para el beneficio de sus pueblos.